Thomas y Ramsés.

1008 Words
Se dirigieron al templo en la busca de los padres de Hector y del Gran Maestre, fueron hablando por el camino los amantes junto con Thomas, hablando de cosas varias, Ramsés caminaba detrás de ellos en silencio. Llegaron al templo y se separaron cada uno se dirigió a sus quehaceres. - Ramsés … quédate quiero hablar contigo de una cosa... - Hector le dedico una mirada seria, haciendo que Ramsés se tensara, apoyándose en uno de los pilares, espero a que Ramsés se acercara hasta el. - ¿Qué desea saber? - Se limito a preguntar Ramsés con precaución. - He visto tu reacción al vernos... me e dado cuenta como la miras, si deseas decir algo este es el momento, somos amigos ante todo ¿no? - pregunto Hector con sinceridad, no se fiaba de Ramsés, ese muchacho siempre había tenido un aura oscura que pasaba desapercibida por sus años de amistad, pero esta vez no le había gustado la mirada de odio que le había dedicado a Phyris. -¡Oh! no , yo... - No sabia que decir, si fallaba en alguna palabra podría descubrirse su plan y no podría llevarlo a cabo, debía mentir. - Bueno... siempre tenia la esperanza de que ella algún día … se fijara en mi, solo eso, pero me alegro por vosotros, solo es eso... - intento convencerlo sabia que sospechaba de el y eso perjudicaría su plan si ponía atención a sus pasos. - Bien... Lo siento … si te a dolido - Hector disipando un poco la duda se puso en su lugar un momento y entendió su reacción pero aun su cabeza daba vueltas y sospechaba de el. - No pasa nada, ante todo somos amigos, se acerco a el agarro su antebrazo y le dio un medio abrazo y se marcho de su lado. Hector se dirigió hacia la sala de estrategia donde le esperaban el gran maestre y el faraón, para darle sus próximas indicaciones en el trono. - Hola hijo, siéntate, debes leer la nueva información y las leyes que se impondrán en Oriente, el Maestre  te dirá todo lo que quieras saber y te informamos de tus próximos viajes a Oriente. - Le dijo el Faraón sentándose a su lado, notando a su hijo  pensativo. -¿Que pasa hijo? te noto pensativo. - pregunto recostándose sobre la silla, mientras el maestre organizaba los pergaminos sobre la mesa para que el futuro faraón pudiera inspeccionarlos, Hector se pasaba las manos por la cabeza sin saber como explicarle la situación a su padre. -¿Como supiste que estabas enamorado de mama? - pregunto esperando la reacción del Faraón - Pues.... cuando veía a tu madre, veía a una mujer fuerte y valiente, muy hermosa y sobre todo buena persona, me ayudo cuando yo la retuve en su contra, eso decía mucho de ella,  - Hector escuchaba a su padre con atención, se notaba la admiración y comparo sus sentimientos que tenia hacia Phyris. - ¿Por qué me preguntas todo esto hijo? A caso... - no lo dejo continuar - Creo... que siento cosas por Phyris, me atrae, algo de ella me hace querer verla y estar con ella, pero te veo hablar de mama y yo no siento que este enamorado - soltó de golpe, el faraón cruzo mirada con el maestre que había escuchado el dilema del joven, el primer amor. - Hijo, creo que tendrás atracción por ella a tu edad.... bueno... es normal, hace falta muchos acontecimientos para llegar a estar enamorado - Lo se papa, hoy... me he besado con ella si no llegan a interrumpir Thomas y Ramsés tendrás … ya puedes imaginar - El faraón se alarmo, debía mantener una charla mas haya de lo normal, era mas difícil de lo que podría imaginar su hijo. - Creo que debemos tener una charla, creo que debo explicarte el problema... que un Gran faraón y una niña de baja cuna, no esta bien visto que mantengan una relacion de matrimonio Hector … el pueblo no lo aprobaría, se nos echaría encima, ¿entiendes? - Hector estaba comprendiendo que daba igual si desarrollaba mas sentimientos por Phyris, ese amor nunca podría darse, la ira y rabia empezó acumularse. - ¿Me estas diciendo que aunque ame a Phyris nunca podre estar con ella? Si es la mujer que amo,              ¿ Porque no podría estar con ella? No lo entiendo padre. - su noto se volvió seco y brusco, levantándose así de la silla, sin entender nada. - Lo siento hijo, ante las leyes Egipcias un Faraón merece una mujer que este a su altura... es algo que si pudiéramos cambiar... -  Somo los Faraones nosotros ponemos las reglas... será lo primero que haga cuando sea Faraón - dijo cogiendo los pergaminos y marchándose de la estancia, su padre lo siguió y lo retuvo del brazo.  - Nosotros no somos dioses, solo los representamos, guiamos a las personas, debes dar ejemplo y ver lo mejor de tu pueblo, no puedes cambiarlas leyes y las costumbres a ala ligera, debes hacerlo con calma, debes llevar cuidado con esa joven, si llegases a intimar y queda en cinta, podríamos perder todo, todo el sacrificio seria en vano hijo. - ¿Me estas diciendo que renuncie a ella? - dijo soltándose de su agarre - No, solo te digo que no debes imponer, debes llevar cuidado con tus actos. - Hector no contesto y se marcho a sus aposentos, su cabeza estaba hecha un lio. Salió echo una furia se echo en la cama mullida y se echo las telas sobre la cabeza, quería gritar, no entendía como una cosa tan simple como que dos personas se quisiesen no podrían estar juntas porque un día varias personas lo decidieron, quería estar con ella y ni los dioses ni su padre se lo prohibirían, pocas cosas había tenido claras en su vida, pero esto lo tenia claro, se le habían pasado hacer muchas locuras, deseaba irse lejos de allí junto con Phyris darle lo que ella necesitara y ser felices lejos de tanto dilema pero eso seria peor, seria un desertor.
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