Nuestra relación con Sergio es muy buena, pero mientras más pasaba el tiempo también nos vamos conociendo, él es muy amoroso, apasionado y detallista, pero cuando algo no resultaba como esperaba su carácter salía a relucir, esto ocurría mayormente con cosas del trabajo. Mientras lo veía agobiado con su trabajo a veces en las noches no quería comentarle sobre el mío, ya estaba pasando suficiente como para contarle sobre los paciente, tratamientos, familiares, médicos, era mejor sobrellevarlo solo.
Sus celos siempre fueron disipados en un corto lapso ya que no tenía sentido sentirlos por Iván o Jorge, pero desde ese día con la aparición de esa rosa, que en ese entonces gracias a su reacción desconocía su origen.
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- Y esa rosa? - me pregunta con el ceño fruncido, creí que estaba bromeando y respondí sonriendo.
- Es hermosa, gracias por enviarla... - Lo digo olfateándola disfrutando de su aroma.
- Yo no envié nada Mateo! - Me mira frunciendo más el ceño, tomando con fuerza de mis manos la arrebata arrojándola a la calle por la ventana.
- Creí que la enviaste tú... - respondo con tristeza, sentía un ardor entre mis dedos, bajo la mirada y noto que al tomarlo con fuerza de mis manos recibí rasguños de alguna espina haciendo que brotara una gota de sangre, pero pareciera que él no lo notaba.
- Te estoy diciendo que no! quien te lo dio! - Vuelve a gritar y noto que algunas personas giran a mirar hacia nuestra dirección.
- Sergio vamos a casa... - Digo con un tono bajo para no alterarlo más, pero no pone en marcha el auto.
- No nos moveremos de aquí hasta que me digas quien te regalo esa maldita rosa!.
- Sergio que te sucede? - Digo con un nudo en la garganta, es la primera vez que me habla de esta manera.
- A mi nada Mateo, y a ti? que aceptas rosas de cualquiera!?.
No podía permitir que siguiera gritando frente al hospital, si esto llegaba a oídos del decano o alguien del área administrativa podrían sancionarme, era seguro que no se movería si esperaba esa respuesta ni siquiera se quien lo hizo, era algo que no podía responder ahora, hasta un momento estaba seguro que fue él quien lo envió. Veo como sus dedos presionan el volante con fuerza, su mandíbula se apretaba.
Suspirando profundo sin decir una palabra decido bajar del auto para ir caminando, tal vez así prevenía que alguien que me conociera pasara por allí y notara qué estaba sucediendo, pero me sostiene de la muñeca con fuerza deteniéndome.
- Donde crees que vas!
- Sergio me estas lastimando... me voy a casa, aquí no podemos hablar...
- Por qué? A caso no quieres que nos vean juntos?
- Sergio, que tonterías dices... este es mi lugar de trabajo no puedo hacer escenas de este tipo aquí.
Sergio se mantiene en silencio, pone en marcha el auto y me colocó el cinturón de seguridad, aunque fuera solo unas cuadras y no es que le tuviera miedo pero en el estado en el que está esperaba que no impactara el auto por la pared del estacionamiento.
Al detener el vehículo me bajo de inmediato, si tenía intenciones de continuar discutiendo lo ideal era que fuera dentro de la casa. Me alcanza frente al ascensor y no dice nada, mientras subimos seguía en silencio pero notaba su enfado en su rostro.
Al ingresar a la casa, cerrando la puerta tras suyo me toma del brazo haciéndome girar sobre mi cuerpo para que lo mirara.
- Ahora me dirás quién es tu conquista!?.
- Sergio... me estás lastimando, no tengo conquista, ya te he dicho que creí que eras tú, incluso te envié un mensaje para agradecerte...
- Y piensas que yo te creeré!!
- Sergio, tanto desconfías de mí?
Veo como presiona la mandíbula, y me comenzaba a doler el pecho de solo pensar que su respuesta fuera un sí, mis ojos comenzaron a arder y sentía que mis lágrimas se iban formando.
- Creo que en todo momento te he demostrado que te quiero solo a ti Sergio, a pesar de que solo llevamos meses de novios, me entrego solo a ti! - Por fin mis lágrimas se sienten libres de correrse sobre mis mejillas.- no quiero ni estoy interesado en nadie más! Y que me trataras como si yo fuera--- - Me quedo en silencio tragando duro.- no sé cómo fue tu día Sergio, pero estoy seguro que yo no soy el culpable de que estés de esta manera... no fue necesario que me arrebataras de ese modo esa rosa, si solo decías que tú no fuiste el que la envió yo mismo la hubiera arrojado, porque no quiero obsequio de nadie que no fuera tuyo... - Aparto su agarre de mi brazo y jadeo por el dolor de mis dedos.
Camino en dirección a la habitación dejándolo en la sala de pie, al momento que cierro la puerta oigo que arroja algo al suelo que evidentemente quedó hecho trizas.
Me ducho lentamente, mis dedos arden con el jabón pero el dolor en mi pecho es mayor a cualquier corte en este momento, vistiéndome con algo cómodo me dispongo a dormir.
Dejando al aire mi brazo donde tengo lastimado mis dedos ya me encontraba durmiendo, Sergio seguía en la sala o la cocina no lo sé, pero no ha entrado a la habitación.
De un momento siento mi mano arder, jadeo por el dolor abriendo mis ojos, y Sergio se encontraba sentado a un lado de la cama con el botiquín de primeros auxilios sobre la mesa de noche.
- Solo arderá un momento. - Dice con una voz suave completamente diferente a como me había hablado en la tarde, un algodón en la mano pasando por mi herida y luego soplando lentamente para que no sintiera tanto el ardor.
- No...no es necesario. - Digo tratando de apartar mi mano pero la sostiene con más fuerza.
- Lo siento Mateo, sé que me excedí... no debí desahogar mi frustración en ti.... - Dice con la mirada triste pero sin mirarme a los ojos, se notaba avergonzado.
- Esta bien...
- No Mateo, no está bien... - De sus ojos comienzan a brotar lágrimas y mi pecho se oprime.
- Solo fue un mal día Sergio...
- Pero es verdad tú no eres el responsable de mi enojo...
- Que fue lo que pasó?
- Jacob rechazó mi propuesta de cambios, me dijo que estaba seguro que podía hacerlo mejor.... Mateo, tu sabes todo lo que me esforcé cada noche...
- Si lo se Sergio, pero... estoy seguro que lo harás mejor... tal vez ignoraste algunos detalles importantes... - Suspira profundo viendo mis dedos.
- Mateo.... perdóname, no puedo siquiera verte a la cara, te traté mal sin que lo merecieras....
- Todos tenemos un mal día Sergio... sé que podrás lograr proponer un mejor cambio para la empresa, solo cálmate y te brotaran las ideas.
- Gracias amor... y... perdóname por haberte dañado los dedos... - Acariciaba mi mano con tristeza.- Tienes hambre? Preparé la cena.
- No Sergio gracias... - Respondo.
- Debes comer, serán muchas horas sin pasar comida hasta la mañana, yo te daré de comer...
- Sergio...
- No acepto una negativa... - dice poniéndose de pie saliendo de la habitación.
Entrando con una charola, lo coloca sobre mi muslo mientras yo me acomodaba, de inmediato toma la cuchara sirviendo un poco de la comida en ella para soplar con la boca para que no estuviera muy caliente para luego guiarlo a mi boca, yo lo miro disconforme pero su mirada suplicante me gana.
- Déjame hacerlo por ti amor...
- Está bien...
Respondo y comienzo a comer, en verdad estaba delicioso y me acabé lo que había servido. Dejando a un lado la charola, sube a la cama para acurrucarse entre mis brazos como un niño pequeño buscando consuelo.
Me imagino que no debe ser fácil superar lo que había vivido, descubrir a su mejor amigo con su pareja y que por eso haya sufrido un accidente donde quedó en coma no es algo para olvidar de la noche a la mañana, pero sé que podrá lograrlo. Jamás le haría algo parecido, esperarlo por tanto tiempo, no cometería el error de arruinar todo esto, mientras se acuna en mis brazos con un suspiro aliviado se deja llevar por el cansancio quedando dormido entre tanto yo prometo cuidarlo por siempre.