Iluminame

Corro a toda velocidad hacia la sala de emergencia donde necesitan de mi ayuda, mi celular vuelve a sonar justo cuando estoy entrando al área. -    Que bueno que llegó doctora Santoni – me dice Guiana la enfermera en jefe guiándome hasta donde se encuentra mi paciente. -    Infórmame – digo mientras observo mi reloj. 2:30 a.m. -    Accidente de tránsito, dos personas heridas, un de ellas es una mujer en estado de embarazo que se encuentra gravemente herida. -    Llama al obstetra – digo entrando al cubículo donde se encuentra la mujer. Comienzo a revisarla, pero no me gusta lo qué pasa, ella está muy herida y posiblemente no logre salvarse. Tiene una hemorragia interna muy grave y en este momento lo más importante es el bebé. Cuando llega el obstetra, la mujer entra en paro y luego de un gran intento por estabilizarla, lo logramos. Pero cuando amanece la mujer no logra resistir y muere, pero su bebé se encuentra en cuidados de neonatos luchando por su vida. Cuando se acaba mi turno, estoy agotada tanto física como mentalmente. No me gusta perder a los pacientes, aunque esta me afecta de sobremanera ya que es la primera mujer embarazada que muere, aunque su bebé continúe con vida. Decido dejar el auto e irme en taxi a mi apartamento. Durante el camino mi celular suena y sonrío al ver que se trata de mi padre. -    Hola papá – respondo bostezando -    Hola pequeña – dice con su habitual ternura y amor que solo me demuestra a mí. - ¿estás bien? -    Acabo de terminar mi turno – digo con voz apagada y él lo nota. - ¿Qué pasó? – pregunta y yo rompo el llanto mientras le cuento lo que sucedió con esa paciente. – hija, no eres Dios, pero hiciste todo lo que estaba en tus manos para salvarla. – dice mi padre y eso logra calmarme un poco – además salvaste la vida de ese bebé que hasta ahora comienza. -    Gracias papá – digo cuando el taxi llega hasta el edificio que vivo. - ¿no quieres venir a visitarme? – pregunta sonriendo. -    Papá no puedo, ahora – respondo, pero es mentira. Cumple años en una semana y voy a llegar de sorpresa ya que hace tres meses que no los veo. Mi padre y hermano son todo lo que tengo, aunque ellos desde que murió mamá me han mantenido lejos para protegerme del mundo en el que ellos están. Mi padre Donato Santoni es el jefe de la mafia Italia, la cual controla junto a mi hermano Guido Santoni, segundo al mando. Mi padre jamás ha querido que yo esté cerca de ellos por miedo a que pueda pasarme algo por tratar de llegar a él. Así que soy el secreto mejor guardado de Donato Santoni.   -    Esta bien hija – responde decepcionado – pero quiero que sepas que dos semanas yo iré a visitarte. -    Sabes que me encanta tenerte aquí -respondo mientras me bajo del auto y camino hacia el interior del edificio - ¿y Guido? -    Está en Rusia – es todo lo que dice y entiendo a qué se refiere. – hija te dejo para que descanses. -    Te amo papá -    Y yo a ti hija – responde para luego colgar. Cuando entro a mi apartamento, dejo mi morral en el sofá y camino a paso lento hasta mi cuarto donde nada más entrar me quito el uniforme y me acuesto en ropa interior quedándome dormida en un instante. La semana pasa en rápidamente y cuando me doy cuenta ya estoy en un avión rumbo a Florencia. Cuando aterrizamos, bajo rápidamente y cuando estoy saliendo del aeropuerto veo a un impresionante castaño parado junto a un hermoso Lamborghini n***o. Este al verme sonríe ampliamente mientras se quita sus lentes de sol y viene hasta mí. -    Pero que mujer más hermosa – dice abrazándome con fuerza. -    Soy tu hermana, pervertido – respondo abrazándolo y besando su mejilla. -    Eso no quita el hecho de que eres preciosa – dice soltándome para besar mi frente. -    Te quiero muchísimo – digo separándome de él. Guido fue criado por los mejores asesinos, mercenarios y demás hombres letales que mi padre tiene bajo su mando. Por lo que ahora es uno de los hombres más letales de su mundo. Pero al igual que mi padre son todo cariño y amor para mí. - ¿Cómo sabía que llegaría hoy? – preguntó mientras él me observa enarcando una ceja. - ¿Enserio Chiara? – pregunta de vuelta. -    Dicen que el que responde a una pregunta con otra es un imbécil – digo y él ríe. Toma mi maleta para guiarme hasta el auto. Lo veo subirse en el asiento del copiloto dándome a entender que yo voy a conducir. Me subo al auto y nos pongo en marcha a casa. Durante el camino me pregunta sobre mi vida y yo le cuento que estoy enamorada de mi trabajo, él sonríe ampliamente mientas me escucha. Me encanta estar con él, aunque no pasamos mucho tiempo juntos durante nuestra infancia, lo adoro y sé que él a mí. Me emociono cuando nuestra casa aparece en mi campo de visión. Cuando llegamos al gran portón el cual mi hermano abre con el mando a distancia.   Conduzco despacio por el camino de grava mientras observo la hermosa casa, blanca con amplios jardines, de dos plantas con un toque muy moderno pero combinado a la perfección. Cuando aparco frente a la casa, baja mi hermano para abrirme la puerta. -    Bienvenida a casa – dice él abrazándome, mientras caminamos al interior de la casa sin separarnos. – papá no está, pero llegará para la cena. – dice cuando llegamos al comienzo de las escaleras – ve a descansar y nos vemos en la cena. -    Como ordenes – respondo subiendo a mi habitación. Al entrar veo que todo sigue igual a como estaba hace cinco años que estuve aquí. Camino hasta el cuarto de baño y me doy una ducha rápida. Cuando salgo voy al closet y veo qué hay ropa nueva, sonrío al darme cuenta de que fue obra de Guido. Elijo un pijama de short y blusa de seda morada. Cuando me acuesto quedo dormida en un instante. -    Hermosa, es tiempo de despertar – escucho la voz de mi hermano, pero estoy tan cansada que me niego abrir los ojos – papá debe estar por llegar y debes vestirte. -    No quiero – respondo y él comienza hacerme cosquillas – ¡ya me levanto! – gritó riendo. -    No te demores – dice para luego salir de la habitación. Me levanto y voy a la ducha de nuevo donde me doy una ducha, cuando salgo elijo un vestido verde con puntos blancos. Es manga larga, dejando al descubierto los hombros y un pequeño escote. Me calzo unos tacones blancos. Me maquillo sutilmente y dejo mi cabello castaño suelto en hondas. Cuando estoy lista salgo de mi habitación tratando de no hacer ruido, al llegar las escaleras escucho la imponente voz de mi padre en el salón. Camino con sutileza hasta donde se encuentra hablando con mi hermano. -    El viaje a Rumania fue un éxito, - lo escuchó decir – encontré un hermoso collar a mi Chiara, pero debo esperar hasta que vaya a verla. -    Y por qué no me lo das ahora – digo entrando y él se vuelve a verme sonriendo. -    Hija – dice poniéndose de pie para venir hasta mí y me abraza. – no sabes lo feliz que me haces el que esté aquí. -    Feliz cumpleaños – digo besando su mejilla y él ríe. -    Disculpe señor – dice una imponente voz a nuestra espalda, la cual me provoca un escalofrío el cual me recorre todo el cuerpo. – hay alguien que quiere hablar con usted. – al parecer no se ha percatado de mi presencia porque mi padre me tapa. -    Ahora no Harby – responde él, se vuelve a verlo y es cuando por fin lo veo, pero nada me preparaba para lo que veo. Es un hombre realmente atractivo, está vestido con buzo blanco, pantalón n***o y zapatos del mismo color. Su cabello es un poco largo y castaño claro. Sus ojos grises me observan por un instante de forma intensa. -    Papá no te preocupes – digo abrazándolo de nuevo y veo que el hombre nos observa atento. – solo no tardes para que cenemos juntos. -    Así será hermosa – dice besando mi cien. – por cierto, hija, él es Harby Romanov, nuestro hombre de confianza. – dice mi padre en tono de advertencia- Harby, ella es mi hija. Chiara Santoni.