**JADE** Finalmente, levanté la cabeza y miré a través del parabrisas. Las luces de la calle se difuminaban por las lágrimas acumuladas en mis ojos. Me limpié la cara con el pañuelo otra vez y tomé aire. “No es el momento para esto”, me dije a mí misma, aunque sabía que estaba postergando lo inevitable. Encendí el motor de nuevo, sintiendo que el rugido del coche era una forma de llenar el vacío que sentía. Ahora necesitaba algo, un lugar, una idea, cualquier cosa que me diera tiempo para pensar, para procesar antes de enfrentar las consecuencias de esta noche. Abrí la puerta de la casa con cuidado, asomándome primero para asegurarme de que nadie estuviera en la entrada. La última cosa que quería era enfrentar a mi familia en este momento. Por suerte, la sala estaba en completo silencio

