Intruso

Los gritos de su padre, lejanos pero audibles, la fueron despertando poco a poco. Aunque no estaba segura de que se trataba de eso, y no del aroma a desayuno recién hecho que se colaba por la puerta de su habitación. Sin lugar a dudas, el olor del pan tostado y huevos era lo único que lograba sacarla de la cama sin esfuerzo alguno. Ella se desperezó mientras veía a través de sus cortinas que el sol asomaba en un soleado día de primavera. Cual cliché de película adolescente, el clima acompañaba mejor que nunca. Los pájaros cantaban en el nido sobre su ventana y nada parecía poder arruinar su día. Luego de caminar hacia el baño para darse una ducha y lavar sus dientes, Megan bajó las escaleras encontrándose a su familia ya desayunando. Acercándose a su padre, le dio un beso sobre su cabeza mientras pasaba a sentarse al lado de su hermano, no sin antes darle un pequeño golpe en la nuca ganándose una mala mirada de parte de él. _Buenos días a ti también, Megan. Exclamó su padre al presenciar su particular saludo hacia su hermano mayor.-¿Has descansado bien? _Claro que sí lo hizo. La escuché roncar toda la noche. Megan sacó su lengua hacia su hermano en señal de burla, mientras comenzaba a servirse comida en un plato. _Yo no me quejo cuando traes a tus amiguitas aquí.-replicó ella mientras bebía de su vaso de jugo, sin cortar el contacto visual que mantenía con su par.- que además, dicho sea de paso, se encargan de ser las más ruidosas con sus gem- _Megan.-Interrumpió su padre mientras le observaba con desapruebo ante su elección de palabras. Su hermano, por otro lado, sonrió arrogante mientras se echaba para atrás, desperezándose. _No es mi culpa ser tan bueno con ellas. La morena le miró horrorizada, mientras arrugaba su rostro con asco. _Eres un cerdo. _Suficiente, Megan.-Volvió a interrumpir su padre, queriendo terminar con la contienda. Su hermano se encogió de hombros mientras le daba un largo trago a su jugo de naranja. _Lo lamento Megan. No es mi culpa que los hombres te tengan miedo. Comentó finalmente, mirándola con desdén. Ella decidió en respuesta sacarle el dedo medio. _Suficiente tú también, Zack.-Luego de regañarlo, hizo una pequeña pausa para darle un sorbo a su café antes de seguir.-Ahora cambiemos de tema. Cuéntame más sobre este muchacho que pretendes alojar en la casa. Megan se encontraba ocupada sirviéndose del imponente desayuno que se alojaba sobre su mesa, mientras escuchaba la ya comenzada conversación entre su padre y su hermano antes de que ella se hiciera presente en el comedor. _Bueno, si es que tiene suerte con los vuelos estoy seguro de que Luke vendrá esta tarde. Si no, lo más seguro es que venga mañana por la mañana. La joven sintió como un trozo de huevo revuelto se quedó atorado en su garganta al escuchar las palabras de su hermano. Esto llamó la atención de ambos familiares, quienes la observaron preocupados mientras ella levantaba su mano en señal de que se encontraba bien, para luego tomar un gran trago de agua antes de hablar. _Lo siento.-Comentó ella levantando un dedo para interrumpirles, mientras aún tosía los restos de comida en su ahogada garganta.- ¿Qué nombre acabas de decir? Pronunció mientras aclaraba su voz con dificultad. Su hermano finalmente entendió la situación, sonriendo divertido ante su reacción. _Oíste bien. Luke vendrá de visita unas semanas, y se quedará aquí en casa mientras tanto. Su hermano mayor parecía disfrutar de cada palabra que soltaba, pues al final de estas, aún bajo la mirada atónita de su hermana, soltó una pequeña sonrisa. _¿Esto es algún tipo de broma, cierto?-Comentó ella mientras miraba a su padre en busca de algún tipo de ayuda.-¿En qué momento decidimos que esto es una buena idea? _Bueno, para comenzar, aquí no “decidimos” las cosas en conjunto. Las decisiones las tomo yo, Megan.-Respondió su padre mientras terminaba su café. -Además, no le veo nada de malo a que tu hermano quiera traer a uno de sus amigos aquí. La casa es lo suficientemente grande para convivir con todos sin problemas. _Ojalá el espacio fuera el problema y no él. -Soltó ella entre dientes, bebiendo de su vaso. _Papá tiene razón, Megan.-Acotó su hermano, ganándose una mirada fulminante por parte de ella.- Además, ya han pasado tres años desde la última vez que lo viste. Deberías dejar de tenerle tanto odio. Ella, indignada, apoyó ambas manos sobre la mesa mientras se inclinaba molesta hacia su hermano. _¿Sí recuerdas que estamos hablando del muchacho que decidió hacer mi vida imposible durante toda la secundaria, verdad? Su hermano rodó sus ojos al oírle. _Estás exagerando. Además, aún así también es mi mejor amigo y tengo derecho a dejarlo a quedarse aquí. Papá lo ha dicho. _Zack tiene razón, Meg.-Interrumpió su progenitor antes de que ella pudiera responder algo.- Realmente no considero que la visita de este muchacho sea tan fatalista como lo pintas. Lo cierto es que, para Megan, aquello si era cuestión de una escena. Y una grande. Luke Ramsey se había encargado de hacer su vida imposible, abusando del status de ser el mejor amigo de su hermano desde que eran apenas unos pequeños. Desde que ella tenía memoria, jamás habían logrado llevarse bien, siquiera una vez. Y es que sus personalidades eran igual de fuertes como de opuestas, además de que particularmente a Megan no le agradaba aquella forma despreocupada e irresponsable que aquél joven solía tener con su vida en general. Luke le parecía alguien completamente inmaduro e infantil, incluso más que su propio hermano. No sólo tenía que soportar el martirio de volver a verle, sino que tendría que ver su rostro en contra su voluntad más veces de las que realmente quisiera mientras estuviese rondando dentro de su casa. Toda la situación le parecía no sólo absurda, sino que la había tomado completamente por sorpresa. De manera irónica, finalmente si habían logrado arruinar su día. Y desde bastante temprano para variar. Indignada ante la noticia, la muchacha tomó una tostada, la cual metió a su boca y se levantó de la mesa, no teniendo ánimos de seguir escuchando aquella conversación, en la que ya sabía que había perdido. En lugar de esto, decidió subir las escaleras hacía su habitación para poder cambiarse el pijama e ir hacia la escuela. Una vez que volvió a bajar las escaleras, su padre se encontraba esperándole para poder llevarla hasta sus clases. Aún indignada, pasó a su lado subiéndose directamente al coche sin mencionar palabra alguna. Él, conociéndole lo suficiente sólo ignoró este gesto y se subió al coche de igual manera.