Megan cursa su último año de preparatoria mientras vive junto a su padre y su hermano en los suburbios de la ciudad. Sin embargo, su vida se ve notablemente alterada en cuánto su hermano mayor Zack decide darle alojamiento en la casa a su mejor amigo temporalmente. Para la mala suerte de Megan, se trata de la persona con la cual se detestó toda su adolescencia, y a pesar de que ya habian pasado algunos años desde la última vez que le veía, la idea no le agradaba en absoluto. ¿Era posible convivir con un intruso dentro de tu hogar? Megan se iba a encargar de averiguarlo.  

Con el asesinato de su padre, Ian tendrá que decidir de manera definitiva qué quiere para su futuro y aceptar las consecuencias de ello. Pero de algo está seguro: la venganza en su vida siempre ha sido una opción.

Miranda es una joven cirujana que creía tener toda su vida resuelta. Tenía esposo y ambos vivían en una pequeña casa en las afueras de la ciudad junto a sus mascotas. Jamás nada la hubiese preparado para aquella mañana fatídica en la que llaman a su teléfono para anunciarle que su esposo fue parte de un accidente de tránsito múltiple y que estaba yendo camino al hospital.    Tiempo después de que su marido fue ingresado en el quirófano, llegó la trágica noticia: su pareja no pudo sobrevivir al siniestro. Sin embargo, sus órganos funcionaban lo suficientemente bien como para poder ser utilizado como donante para los demás agravados por el desperfecto vial. En especial su corazón, que le era de suma importancia para un muchacho que se encontraba luchando por su vida en otra de las camas de hospital.   Miranda decide donar los órganos de su fallecido esposo, bajo el enfermizo pensamiento de que quizás, de esa manera, podría revivir a su persona al menos en una pequeña parte. Aquél pensamiento la lleva a obsesionarse con el joven que recibe la donación, con el cual poco después se dará cuenta que su obsesión la llevó a meterse en un lugar más peligroso del que creía.

Después de que Enzo le confesara sus sentimientos y luego del primer encuentro con Levi, Emilia se ve envuelta en una especie de triángulo amoroso bastante complicado de salir. A primera vista el cálculo pareciera fácil, pero luego se da cuenta que quitarse de la mente a alguno de ellos no es tan sencillo como parece. Continuación del libro "Siete Minutos en el paraíso"

-Eres narcicista, arrogante y manipuladora. Ella sonrió con sus labios rojos mientras alzaba su copa de martini. -Cuéntame más... -Y estás loca.-Agregué finalmente enojado. Ella se paró de su silla, dejando su copa a un lado y apoyó ambas manos en su escritorio, seductoramente. -Y a ti te encanta que lo esté. Me guiñó un ojo y finalmente salió de la habitación haciendo vibrar el suelo con su paso imponente y sus zapatos de tacón. ... Loca, arrogante, manipuladora, narcisista y caprichosa. Todo eso y más era Rita Méndez. La adinerada empresaria del momento que jamás obtenía un no por respuesta. Siempre polémica y en boca de todos. Muchos habían intentado bajarla de su trono, pero jamás lo habían logrado. Por lo menos, hasta que conoce a Sebastián, quien parece tener intenciones de poner su reino patas arriba.

Ian acaba de cumplir sus veinte años y a pedido de su padre intenta hacer lo que está a su alcance por llevar una vida normal, pero simplemente no puede ocultar sus raíces familiares: la mafia italiana. Dicen que es imposible ocultar aquello que va en la sangre. Y puede que tengan razón. ¿Será posible que un lobo solitario conozca el amor? Lo sabrá cuando conozca a Audrey, quien es su tutora en la universidad. Una chica cursando su carrera de Derecho, trabajadora y simpática que se encuentra más que alejada de la realidad que vive Ian día a día. ¿Hasta donde llegarías a ocultar tus más profundos secretos para proteger a alguien? Excesos y vidas sin compromisos, para ellos el dinero nunca fue un problema. La familia lo es todo para los Castelloni. Las traiciones siempre se pagan con sangre. Las balas nunca escasean. Y ellos no perdonan.

Imagínate que estás en una fiesta de fraternidad a la que fuiste invitada debido a los contactos de tu mejor amiga. No conoces a nadie más que a ella, y cuando decide perderse entre la gente no queda otra que intentar socializar. Por una u otra cuestión de la vida, terminas jugando a siete minutos en el paraíso con una persona bastante particular, que no habías cruzado antes. Tatuajes, piercings, una blanca sonrisa y un encanto natural que enloquecería a cualquier mujer. ¿Tú te lo perderías? Pues Emilia tampoco.