Llegamos al hotel donde Manuel hizo las reservaciones en seguida. Fui directo a darme una ducha. Como hacía años no me sentía, la presión de la sangre al recorrer las venas de mi cuerpo me incomodaba de una manera bastante desagradable. Ver a Camelia nuevamente, después de tantos años despertó esa sensación. Mi cuerpo en seguida respondió a su presencia. Mi mente se fue al día en el que estuvimos juntos, al día en el que finalmente maté la curiosidad de ver cómo sería estar con ella, con una mujer como ella. Solo que esa curiosidad no quedó allí. Lo que hizo fue acrecentar el deseo que terminó de despertarse al sentirla bajo mi cuerpo. Si antes había una mezcla de curiosidad con lujuria, después de explorar su cuerpo, de haberlo hecho mía, habiendo comprobado lo bien que nuestros cuerpos

