Bastian
Locura lunar. A lo que todo beta le teme cuando pasa los 20 años.
El animal exige un apareamiento en luna llena y cuánto más lunas pasan sin conseguir una compañera, más loco se pone. Es así, hasta que llega la primera luna llena de invierno. La más grande, la más brillante y la más letal.
Literalmente, el lobo borra hasta la última gota de humanidad de tu cuerpo. Convirtiéndote en un peligro para la seguridad de la manada y por lo cual, deben sacrificarte evitando así, un derrame de sangre en todo el pueblo.
Y aquí estoy yo... Sobreviviendo gracias a que tengo linaje alfa y las lobas no tienen problema a la hora de mantener a mi lobo satisfecho.
Pero, desde que cumplí los 25, mi lobo se ha vuelto loco. Más que loco. Demasiado caliente y para colmo, no se le apetece follar con cualquiera.
Mi círculo s****l, antes extenso, se ha reducido a unas cuantas lobas que pelean entre ellas con la ilusión de que elija a una cómo compañera. Incluso, si eso significa compartirme al mismo tiempo.
Supongo que para cualquier hombre, lobo o humano, tener a varias mujeres a su disposición es cómo un regalo del cielo. Para mí, es una tortura por qué sé que la mayoría solo busca el estatus que le daría aparearse con el próximo alfa y mi lobo quiere más que un interés a futuro.
Él, quiere a su mate, a su compañera predestinada. La única que podría domarlo y dejarlo tan manso que lo haría olvidar de la locura lunar. Sé que ella existe, puedo sentirla dentro de mí. Mi animal lo grita cuando la llama y mi corazón está seguro de eso. Pero. Esta no llega y estoy comenzando a creer que jamás lo hará. Que seré otro más que tendrá la mala suerte de dejar que su lobo tome posesión de su cuerpo y sea sacrificado para evitar un derramamiento de sangre.
Sé que lo digo como si no fuera nada, pero es un final horrible. Solo quedamos unas pocas manadas y las posibilidades de encontrar a nuestra pareja y mantener el linaje, son cada vez más escasas.
Sí, estamos al borde de la extinción.
La única manera de manejar al lobo triste, es dejarlo desahogarse con otras mientras llega el o la indicada. A mí me funcionó por un tiempo, pero estaba llegando al punto en dónde nada me llenaba.
Todos esperan que elija a mi compañera en cuestión de días. ¡Pero no es tan fácil! No puedo señalar a una y entregarle mi vida. Porque eso es lo que se supone que hace un lobo con su pareja. Le entrega su vida y continúa en este mundo solo para hacerla feliz. ¿Cómo podría hacer eso, si se supone que debo esperar a la indicada?
Ninguna me atrae lo suficiente como para cometer esa locura.
La mejor, sin dudas, Sana.
Ella no tiene problemas a la hora de ordeñar mi polla y su falta de interés por mi estatus me hace ponerla en el primer puesto. Aun así... Mi lobo no la quiere, aunque mi lado humano esté enamorado de ella y si la quisiera, es prohibida, ya que es una Yin y su familia está marcada cómo traidores.
Definitivamente, un alfa no puede unirse a un traidor. Mucho menos si su apellido es Yin.
-iré por algo de beber- comenta mientras se prende los botones del jeans. ¿-quieres algo?
-si, que se vayan- digo mirando a dos lobas que se durmieron después de demostrar que son incapaces de seguirme el paso. -a ti te veré más tarde- le aseguro. Ella sonríe mientras inclina su cuerpo para besarme. Por más que intento, no puedo corresponderle. Ya estoy hastiado, aburrido y empalagado de sentir cabellos femeninos en mi rostro. -déjame. Estoy cansado. Quiero ir a dormir
No quería descansar. Todavía tenía energía para correr o seguir follando por unas horas más, pero necesitaba estar solo. Mi lobo había tenido demasiado de ella por hoy.
Lo sé, lo sé...
Es la mejor, pero sigue siendo insuficiente.
Sana me miró triste. Siempre es lo mismo con ella y estoy harto de esto. No soy yo. Jamás me atrevería a rechazarla. Es mi lobo que no la acepta. -te estaré esperando aquí- dice después de unos segundos y despertando a las otras dos, me dejan a solo.
Me vestí y salté por la ventana para comenzar a correr hasta la casa de mi tío Bae, el cual se ha encaprichado con tenerme bajo su cuidado en caso de sí "llegara a enloquecer"
Él me enloquece y no se da cuenta.
***
-tu lobo ya es difícil de satisfacer?- preguntó mi tío. Por su rostro puedo saber que ya olió el perfume de varias lobas en mi cuerpo.
Este idiota siempre tenía una sonrisa de hijo de puta dibujada en el rostro y parecía burlarse de mis métodos para tranquilizar mis ansias.
Lo odio.
-mi lobo está satisfecho- miento o al menos eso, intento. Esa mañana me había descargado en Sana varias veces. Sin contar a las otras dos que había aceptado después de su insistencia. No las cuento por qué fueron un total fiasco. Pero, todavía tenía esa sensación de necesidad en mi cuerpo y me molestaba.
-tu cara no lo dice
-¿y no te dice que cierres el hocico? Porque te juro que eso es lo que pienso cuando te veo.
-Bastian- llamó poniendo voz de mando. La piel de mi nuca se erizó al oír el tono alfa en su timbre. Sentí mi cuerpo doblarse e inclinarse para ser humillado. -necesitas una compañera. Eres un lobo, futuro alfa y te sigues comportando cómo si fueras un cachorro.
-yo no pedí ser el alfa- cuestioné. Pero así, valiente y todo con la mirada en mis patas y la cabeza ladeada dejando el cuello a la vista en señal de sumisión.
-¡fuiste elegido, Bastian!- me recordó como si la idea le molestara más a él que a mí. -pero, si consigues a alguien que quiera el cargo, podrías hacerte a un lado. Quizás... ¿El hijo mestizo de Samuel? Según sé, su hijo Sam está entrando en celo y posiblemente venga en la próxima luna para reclamar el puesto de alfa y obviamente, a una compañera- mis ojos se movieron con dificultad. Sabía que él se estaba burlando de mi sumisión y del hecho de que no había nadie en la tierra que odiara más que a ese lobo desertor que le dio muerte a mi difunto padre. Negué con la cabeza. Prefiero morir a dejar que un simple mestizo, hijo de ese asesino pise estas tierras -eso pensé- escupió. -relájate.
Lo hice. Me paré recto y lo encaré, pero seguía sintiendo un peso invisible en la cabeza que me impedía alzar el mentón -cuáles son tus planes para mí? Ya conozco a todas las lobas de la manada y te aseguro que no quiero ninguna.
-en unos días será luna llena. Vendrán lobas de las manadas más cercanas para probar suerte. Pero- había amenaza en el dedo que tenía apuntando en mi cabeza. -debes poner de tu parte.
Le hice un gesto con la mano, cómo si le hablara con ellos. Al verme se quedó callado, pero lo oía gruñir. "Poner de mi parte" significa señalar una y marcarla en luna llena aprovechando que mi lobo estaría desesperado. No podía permitirlo y no puedo creer que él insinuara eso. Mi tío tiene a su mate, sabe sobre el vínculo irrompible. Es estúpido que esté a favor de este método. -no es fácil. Mi lobo se pone cada vez más...- hice círculos con la mano. Indeciso, nervioso, frustrado al no saber lo que pasaba -delicado?
-sabio- respondió cortando mis palabras. -eso quiere decir que tu lobo ya sabe lo que quiere y no se va a conformar con otra cosa. Cuando la indicada aparezca, verás que ya no podrás mirar a otra. Será una conexión instantánea. Mientras tanto, puedes buscar a una que te mantenga a raya. No podrás tener cachorros, pero al menos, engañarás a tu lobo por un tiempo. Sino... Bueno, siempre hay otras opciones.
Y ahí estaba. Simulando una opción que no estaba en mis pensamientos. En esos casos, me gustaba fingir que no entendía, ya que odiaba cuando insinuaba que podría tomar a cualquiera.
La cuestión era que si llegara a marcar a una loba que no me pertenece y mi lobo se sintiera satisfecho, podría seguir viviendo pero seguiría triste por dentro. En el peor de los casos, mi compañera podría aparecer después y mi lobo enloquecería, ya que no podría hacerla mía. La fidelidad entre parejas metamorfas es una regla escrita con sangre. está en nuestros genes, en nuestras venas y se paga con un castigo peor que la muerte.
-lo dudo- dije sincero. A este paso, era casi imposible creer que existiera una mujer para mí.
Sana era una buena mujer, bondadosa, atractiva y lo mejor, muy complaciente.
Pensar en una mujer mejor que ella era una locura. Pero si no encuentro a otra, tendría que aceptarla. Aunque la idea me moleste a tal punto, que preferiría la muerte.
A veces pienso que es su apellido lo que detiene a mi lobo.
¿Por qué mierda tenía que ser sobrina de Samuel?
-puedes elegir alguna que te haga sentir bien sin necesidad de marcarla. Pero eso sería temporal. Tu instinto biológico y tu lobo exigirán un apareamiento real. Tarde o temprano, tendrás que reclamar a una hembra y marcarla en luna llena. Recuerda, que no es solo sexo. Es conexión. Es así cómo se asegura el éxito reproductivo y la paz en la manada.
-vale. Le diré a mi lobo que deje de ser exigente- digo en modo de burla. Lo oigo gruñir, pero no me interesa. Subo a mi cuarto y me tiro en la cama para intentar dormir.
Cuando cae la tarde y estoy solo, puedo pensar con claridad. El miedo me pone de mal humor. Me convierte en un ogro hijo de puta y aunque no es algo en contra de alguien en especial, me la agarro con todos.
Los odio a todos.
A mi tío por haber encontrado a su pareja a una edad temprana y presumir que su lobo vive feliz dentro de su ser. (Aunque no lo demuestre)
A mis amigos que aún no la encontraron, pero no tienen la presión que me ponen a mí.
¡Al tiempo! Por ser tan cruel y pisarme los talones provocándome dolor.
Sí... Mi humor es una mierda.
-jimin. ¿Quieres algo antes de ir a trabajar?
-si, tía. Quiero morir con dolor- digo mientras me calzo las botas
-¡Tian!- advierte
-qué? Déjame en paz!- grito. La oigo suspirar y eso mueve una fibra sensible en mí. Ella es cómo mi segunda madre y aparte de la primera, es la única con quién no quiero pelear o lastimar. -lo siento- digo avergonzado. Ella niega con los ojos llorosos. -no quería lastimarte. Lo sabes
-no lo hiciste- asegura y se acerca para subirme el cierre de la campera. -me duele ver que tu lobo te está matando de a poco. Siento que ya no te queda mucho tiempo y eso comienza a desesperarme.
-estaré bien- digo cómo si fuera una exagerada y le sujeto sus manos a la altura de mi corazón. Ella sonríe, pero lo siento tan forzado que una parte de mí se rompe. Ni siquiera me había puesto a pensar en la gravedad de mi situación. -verás que en unos días estaré de la mano con la indicada.
Unos días... Solamente me queda unos días...
Me suelta, utiliza una de sus manos para limpiarse la nariz y la otra la mete en su bolsillo delantero. -hablaré con tu tío para que acepte a sana- la miró casi atónito. -no me mires así. No voy a permitir que te sacrifiquen. Ni siquiera quiero imaginar que tendré que verte convertido en una bestia salvaje.
-mi madre te matará- le aseguro mientras la abrazo por el cuello. Estoy seguro de que llenara mi campera de mocos, pero no puedo decirle nada. -no es solo nuestro alfa quien se opone. Mi madre también odia la idea que me empareje a una Yin y para serte sincero... Prefiero morir a deshonrar de esa manera a mi padre.
-pero
-nada. Confía en mí- la suelto. El sonido de la alarma del intercomunicador me pone los pelos de punta. -aquí zorro uno- digo bromeando. James carcajea cómo si hubiera dicho algo supergracioso.
-hay un accidente en la carretera. No puedo dejar pasar a nadie hasta que termine de interrogar los posibles testigos. Te necesito, ahora.
-voy en camino.
Mi tía me da paso al escuchar que es una emergencia. Subo al auto y conduzco lo más rápido que puedo hasta llegar al lugar.
Me toma 10 minutos gracias a las sirenas. James está a un lado de la calle hablando con una persona y lo primero que busco y odio al encontrar, es un cuerpo tirado en el suelo. Mi pecho quema al ver la escena. Siempre es lo mismo con los humanos. Son frágiles y parece que no les importa. Manejan cómo si vivieran con prisa y no leen las indicaciones que ponemos para que sean precavidos.
La mujer que habla con mi compañero de trabajo se echa a llorar y mi lobo rechaza la idea de verla. Entonces mi amigo me hace señas para que deje pasar a los autos y aprovecho eso para desviar mi atención.
Nuestro deber cómo policías y cómo lobos, es proteger a la gente del pueblo. Pero es una tarea más difícil de lo que parece.
Respiro conteniendo la impotencia del momento y comienzo a hacer mi trabajo que es dispersar a las personas, pero cuando llego al primer auto de la fila, un olor desconocido me abofetea y tengo la ligera intuición de buscarlo.
No es del primer auto, sin dudas. Del segundo tampoco. Es cuando llego al tercero que mi olfato se intensifica, mi vista se distorsiona y mi lobo aúlla.
¿Qué mierda es?
Se supone que no tengo que hablar con los conductores. Solo asegurarme que la calle opuesta no esté ocupada para darles paso. Pero no puedo evitar golpear el vidrio y acercarme cómo queriendo rodear a mi presa.
-disculpe la demora. ¿Podría mostrarme sus documentos?- pido para hacer tiempo. James grita que el conductor está vivo y mi instinto me dice que tengo que correr a auxiliarlo. Pero algo raro pasa. Mi lobo aúlla más fuerte, casi como si le doliera la idea de alejarme del auto y tengo que acercarme más para descubrir de qué se trata.
Otro aullido. Mi visión se pone aún más borrosa. Me siento atontado por el olor a tierra mojada. El aroma es tan relajante que me pierdo en mis pensamientos por microsegundos y mi polla se pone dura golpeando la cremallera de mi pantalón.
En ese momento me doy cuenta de que se trata de una mujer, quizás... Una loba. Puedo sentirlo. Su esencia es muy débil, ya que está mezclado con el de gasolina que hay regado por la calle y el humo de cigarro que sale del auto. Pero de eso se trata y mi lobo da saltos para verla.
Entonces comprendo que podría ser una loba que viene a la fiesta de la luna llena y las esperanzas de que sea la elegida me calienta el pecho.
La dejo pasar. Para esta noche sabré quien es y estoy seguro que la haré mía.