capítulo 8

2234 Words
Presiono las llaves del auto mientras camino en dirección a un cesto de basura. Insulto por lo bajo y arrojando el emparedado con la huella de un triste mordisco, quito la alarma del coche y me subo en el asiento del conductor para golpear mi cabeza contra el volante varias veces antes de recordar que tengo que respirar. Inhalo todo lo que puedo y lo suelto en cuenta gotas para no romper en llanto. ¿Qué me pasa? Ni siquiera lloré por Max y eso que fue el primero y el único en mi vida. ¿Por qué este desconocido me afectaba tanto? Entonces, llego a la conclusión de que es por mi novio. Y sí, tiene sentido. No me he animado a enfrentarlo. Solo me fui y mi mente todavía no procesa su engaño que ya tiene que lidiar con mi desliz de anoche. Ahora, todo se estaba acumulando haciéndome entrar en razón. ¡Si! Mi consciencia me está reprendiendo. Me guste o no, tengo que enfrentar mis problemas. O al menos, es lo que me obligo a pensar para no asumir que ese lindo desconocido me había flechado de una manera aterradoramente dulce. La noche ya se está haciendo presente y con él, el frío se vuelve más cruel. Eso sin contar con la luna que al parecer despierta la fiebre en mi intimidad. quiero tocarme pero algo me dice que terminaré aún más frustrada e insatisfecha que ahora, entonces desisto de la idea, aunque el calor de mi v****a me prohíbe pensar en otra cosa que no fuera sexo. más bien, sexo con James. Con miedo a que esto se convierta en una obsesión, decido dejar de pensar en él o al menos intentarlo y la mejor manera de hacerlo, es aceptando el llamado insistente de mi teléfono. hablé con mi madre y con mis amigas. No fue como lo esperaba. Lo único que parecían querer saber, era lo que estuve haciendo para no devolverles las llamadas y eso, solo me recordaba a James, a sus manos, su cuerpo duro sobre el mío. su boca tan deliciosa. Entonces, por mi propia salud mental, les pedí que me dejaran en paz unos días. Sé que mi madre se preocupa por mí, pero me siento asfixiada y el reclamo de las otras dos solo me provoca más ansiedad de la que puedo tolerar. Ya, sin nada que hacer, me tiro en la cama a jugar con mi celular hasta que llegue mi abuela o el sueño gane la batalla. Estiro mi cuerpo a lo largo de la cama y me duermo sin darme cuenta. No sé cuánto tiempo pasó hasta que algo me despierta y aunque no sé de qué se trata, me deja lo suficientemente alerta cómo para desvelarme. instinto de lobos, supongo. Un minuto después, mi celular suena y me doy cuenta de que era eso lo que me había despertado. —hola— balbuceo. —Samantha— una voz suspira con alivio. Por inercia, me acomodo el cabello y enciendo la cámara para verlo. —hola, mi amor! ¿Estás bien? ¿Pasó algo? Mierda. No sé qué decirle. —hola, estoy bien— es todo lo que digo. El chico ladea la cabeza y acerca la cámara del celular cómo si pudiera abrazarme con ese acto. —casi muero pensando que algo te sucedió. ¿Por qué te fuiste así? Debiste decirme, ¿sabes lo loco que estuve desde ayer? —fue de última hora. Betty se lesionó la pierna y vine. —ni un mensaje para decirme? ¿ella está bien?— mordió sus labios. Eso hace siempre que está ansioso. Me odio por eso. debería estar enojado por irme así o por no devolverle las llamadas. En su lugar, él se muestra comprensivo. —sí, está bien —beba, ¿qué sucede? Te siento... Rara. ¿Hice algo mal? —ya lo sé— digo sin vueltas. Su carita lastimera me está aniquilando y necesito cortar con esto de una vez antes de quebrarme frente a él. —lo tuyo con Alice. —Mh?— jadea. Su frente se frunce y sus pestañas aletean con confusión. —¿lo mío con Alice? —no te hagas— digo apretando los dientes. Lo odió por mentir tan bien. —te estás acostando con ella —pero... ¿Qué!? De dónde sacas eso?— había indignación en su tono. Pero sus ojos se veían convencidos, cómo si supiera que todo era una farsa para obligarme a permanecer aquí. Eso era casi imposible, él no podría saber los motivos que me hicieron venir, entonces ignoré lo que veía en su mirada. En cambio, sentí la presión en mi garganta al dudar lo sucedido. Y sí... ¿No era cierto? ¿Y si mi instinto, falló? —todo el mundo lo dice— solté. Pero al verlo cerrar los ojos con dolor, supe lo que se venía —y les creíste— aseguró serio. —mira, esto no es para hablarlo por teléfono. ¿Cuándo vuelves? —no lo sé. Dos semanas, un mes —un mes!?— gritó exaltado. —Samantha, moriré un mes sin ti... —por eso... Pensaba en que deberíamos tomarnos un tiempo… —ya veo que te lo estás tomando. Al menos, aprovecha y organiza tus ideas. Yo estaré aquí, esperándote. —papu, no— me atraganto con mi propio aire. Esto me está costando más de lo que pensaba. —Me refiero a nuestra relación. Quiero que nos tomemos un tiempo por separado. —me estás matando. ¡No! ¡No quiero tomarme un jodido tiempo! Sé cómo termina esto. No quiero, no voy a perderte por haya gente que le encanta inventar chismes. Es injusto!— no digo nada. El nudo en mi garganta me lo impide. —Alice... Ella no estaba pasando por un buen momento. Tiene algunos problemas familiares y solo la estuve apoyando. Pero decir que me acosté con ella... ¡Es exagerado! ¿Por que te haría algo así? No lo necesito, no tengo motivos para buscar a otra cuando tengo una novia que vale por diez. ¡beba!— me llama cuando nota que he quedado shockeada. Aleteo las pestañas para que sepa que estoy escuchando, pero sé que quiere una respuesta. —perdón— digo pensando en todo lo que hice anoche. Me avergüenzo de mi misma. De repente, me encuentro cuestionando todo. Se supone que no tengo otra alternativa más que estar aquí y hacer lo que dice mi abuela... (follar con desconocidos) Eso, no va conmigo (al menos eso pensaba hasta que cierto rubio de labios carnosos apareció frente a mí) pero... está Max. ¿porque haría algo así? ‹‹por que lo deseas›› me contesté sola —de verdad, necesito un tiempo para pensar. —quieres terminar conmigo?— (quiero?) —si de verdad quieres terminar conmigo, lo aceptaré. Pero tendrás que hacerlo cara a cara y con fundamentos— exhala con bronca. —llevamos más de cuatro años en esta relación. ¿De verdad pensaste que podrías terminarme con una llamada? Merezco... ¿Un poco más de consideración, no lo crees? —tienes razón. —entonces, aprovecha para despejar tu mente. Haz nuevas amistades, disfruta de tu abuela el tiempo que estés ahí y cuando vuelvas, volveremos a tocar el tema. ¿Mh? ¿Te parece? —me parece— balbuceo. Su carita de gatito regañado me mata. No quiero verlo sufrir y ahora me arrepiento de todo. Debí enfrentarlo antes de venir o al menos, darle el beneficio de la duda hasta estar segura. Ahora que lo pienso, me dejé llevar por la seguridad de mina. Pero eso no significaba que fuera cierto. La verdad, solo podría verla en él y perdí esa oportunidad. Quizás, de haberlo enfrentado, mi loba no se hubiera vuelto loca y ahora no estaría aquí, dejando de lado mi amor hacia Max por una polla que ni siquiera he visto. Maldita polla que ya deseaba de manera enfermiza. —te extraño— dice para terminar de matarme. —beba, voy a soñar todos los días contigo. —Max... No digas eso. Para serte sincera, estoy muy confundida. —te amo, Samantha. Yo no estoy confundido— pucherea y decido que debo dejar de mirarlo. "Yo también te amo" pienso, pero no me atrevo a decirlo. No quiero darle ánimos por qué sé que después me odiará. No hay forma que perdone lo que hice anoche y no soy buena mintiendo... Sé que llegará un momento en el que no podré ocultarlo más y lo lastimaré. Eso, sin contar todo lo que todavía no hice y debería hacer. —tengo que dormir, los horarios aquí son diferentes. Llevo mucho despierta y tengo unas horas antes de ir a sustituir a mi abuela en la tienda. —está bien. Descansa. Te llamaré mañana. Puedo?— estiro mi cuerpo asintiendo. —segura? —sí...— susurro. —déjame mirarte un poco más— dice en tono bajo. Cómo si supiera que estoy al borde de quedarme dormida. —tienes los labios hinchados. No te los muerdas. Ese es mi trabajo— sonrió ante su idiotez. Dios... Había olvidado lo extremadamente dulce que es y que por eso me tenía tan enamorada. Mis ojos se sienten cada vez más pesados y mi cuerpo se relaja ante su voz. —voy a acariciar tu cabello hasta que te quedes dormida— se me escapa un gemido al recordar lo bien que se siente sus manos masajeando mi cuero cabelludo. La cama es muy mullida y los cobertores calientan mi piel aumentando el placer en cada fibra de mi cuerpo. Lo siento aquí, junto a mí. Su olor tan varonil, su respiración pesada mientras deja un regadío de besos en mi rostro y cuello. —abre tus piernas, te ayudaré a relajarte— susurra y siento que su mano me acaricia por debajo del pantalón hasta que sus dedos se pierden dentro de mis pliegues. Recuerdo lo cachonda que estuve en todo el día y que necesitaba un orgasmo de manera urgente. —tócame más— pedí jadeando. Metí una mano debajo de mi playera y presioné uno de los pezones hasta que mi centro palpitó desesperado. Abro los ojos, lo tengo desnudo encima de mí y abriéndome las piernas me penetra de una sola vez aprovechando que estoy tan mojada qué su m*****o se desliza dentro de mí con mucha facilidad. La electricidad y el alivio me recorre de pies a cabeza. Él sonríe al notar lo necesitada que estoy y busca mis labios mientras comienza empujar su pelvis contra la mía. Su cuerpo duro, cubierto de transpiración y su polla haciendo círculos en mi canal me llevaban al mismísimo infierno. Quiero más, necesito sentirlo más profundo, tocando tan a fondo que me deje sin aliento. —¡Sí! ¡Así!— lo aliento. Mis dedos hundidos con furia en la carne de sus brazos y toda su longitud llenandome una otra vez, tocando cada punto exacto para volverme loca. —Max... La protección— le recuerdo, aunque estoy tan excitada que no quiero apartarlo. —con él ibas a hacerlo sin protección— dice y me tenso. Su sonrisa que antes era de satisfacción, ahora se convirtió en una burlona que me revuelve el estómago. —soy tu novio! Solo conmigo debes comportarte como una puta!— suelta enojado sin dejar de clavarse en profundidad. Coloca mis piernas sobre sus hombros dejándome aún más expuesta y sus movimientos antes lentos se convierten en golpes fuertes que me hacen quemar las entrañas. Él no es así, está enojado por lo que hice con James. —Max... No quise— dije jadeando. Sus ojos que estaban fijos en los míos, pasaron de ser tiernos y comprensivos a un gris intenso y lleno de ira. —me lastimas!— grité con todo lo que tenía. La cama crujía y golpeaba la pared esparciendo polvo por todos lados. Ahora tenía miedo de él. De sus venas abultadas en su cuello, de su mirada animal y la brutalidad con la que me tomaba. "Es un sueño! Solo es un sueño" me gritaba para tranquilizarme. Pero se sentía tan real, que creía que me desgarraría por dentro. —perdón!— supliqué en un sollozo. —era esto lo que querías!? Las lágrimas comenzaron a nublarme la visión. Algo andaba mal con él. Su cabello pasó de ser un n***o azabache a un rubio. Sus extremidades, ya no eran tan largas, cómo si hubiera perdido diez centímetros de cuerpo. Aleteo las pestañas para verlo mejor y lo que encuentro me asusta. Es james. Sus ojos de un amarillo brillante me paraliza y sus colmillos sobresalen de sus frondosos labios. ¡Quiere morderme, quiere matarme! —SAMANTHA! ¡SAMANTHA! El grito asustado de mi abuela me despierta. —respira, Samy !Respira!— exige y por más que intento no puedo. Siento una fuerza invisible apretarme los pulmones. El aire entra hirviendo en a penas un hilo y duele. —ya pasó, ya pasó— me consuela acunándome en sus brazos. —no quiero esto! Quiero irme a casa!— solté. Ella suspiró limpiando mis mejillas. —estás en casa! No puedes escapar de esto!— sentencia y yo no puedo hacer otra cosa más que temblar y negar frenéticamente. —tienes que continuar, Samantha! Hasta el final.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD