Llego a la empresa donde trabajo desde hace dos años.
Soy la secretaria del vicepresidente de la empresa.
Subo al ascensor y rápido llego al doceavo piso.
- Buenos días, Jayme.
- Buen día, Emma. El jefe quiere verte- informa la recepcionista.
- ¿El jefe?- cuestiono confundida.
- Si, ya te está esperando- informa.
Sin salir de mi confusión, me acerco al lado opuesto de mi lugar.
Toco dos veces y escucho su voz darme autorización.
- Buen día, señor Gómez. ¿Quería verme?.
- Si. Firma esto y pasa a recursos humanos por tu liquidación- deja caer una carpeta color beige sobre su escritorio.
- Me está... ¿Despidiendo?
- Así es- se limita a responder-. Ahora firma el documento.
- No puede hacer esto. Es un abuso de poder. No hay motivos para mi despido.
- No necesito motivos para hacerlo. Solo firma y no me hagas perder el tiempo- suspiro apretando los dientes.
- Bien, firmaré pero deberá darme una buena compensación sino quiere que su secretito salga a la luz. Su esposa estará encantada de saber todo para sacarle una buena fortuna en el divorcio- enarco una ceja y me cruzo se brazos.
Sé que esto no es ético pero él tampoco está siendo justo conmigo y creo saber quién es el culpable de mi despido.
- Eres...
- Si quiere ahora mismo le marcamos- saco mi teléfono y lo desbloqueo.
- Ya basta- gruñe-. Te daré tres veces tu salario...
- Cuatro- interrumpo.
- Estás loca si crees que...
- Me está despidiendo sin justificación- respondo-. De hecho creo que sacaría más de su esposa o de los medios de comunicación. Incluso podría demandarlo- menciono. Suspira con frustración.
- Te daré lo que pides. Pero vete rápido antes de que cambie de opinión- dice rojo de coraje.
Sonrío de forma profesional luego de firmar.
- Tenga buen día, señor- giro y me acerco a la puerta.
Tras levantar mis cosas en una caja de cartón, me dirijo a RRHH.
- ¿Es cierto que te vas?- dice la suave voz masculina.
Alzo la cara para verlo.
Elliot Watson, mi adorable exjefe.
Es joven y guapo, además de amable, respetuoso y sencillo apesar de ser millonario.
'Lástima que es casado' dice mi conciencia desanimada.
- Hablaré con Luis para que te regrese tu puesto. No puede dejarme sin secretaria- me toma del brazo con delicadeza y gira para ir al ascensor.
- Señor Watson, ya firmé. Además, no debería ir en contra de su... suegro- le recuerdo.
Suspira saltándome.
Pasa una mano por su rostro luciendo contrariado.
- ¿Qué harás ahora? ¿Tienes alguna idea de donde trabajar?
- No pero encontraré un lugar.
- Tengo un amigo que seguro te puede ayudar. Puedo recomendarte con él- sonrío ante la gentileza de este guapo hombre.
- Se lo agradecería mucho.
- Perfecto. Hablaré con él.
- Gracias.
Lo veo sonreír- Si por mí fuera, no te dejara ir pero... No tengo opción- hace mueca de desanimo.
- Si, no hay nada que hacer.
- Bueno. Debo irme, tengo una reunión- dice.
- Los documentos están listo en su escritorio. Espero que consiga un reemplazo rápido y eficiente.
- Imposible. Eres única- ladea una sonrisa tierna. Sonrío sintiendo mis mejillas arder.
Elliot Watson es demasiado amable para ser real.
- Hasta luego, señor- giro sobre mis talones para entrar al ascensor.
Lo veo suspirar agobiado antes de que las puertas se cierren.
*****
- No puedo creer hasta donde llegó su cinismo- dice Sharon furiosa.
- No hagas bilis. Le hará mal a Maddie- le recuerdo-. De todos modos logré sacarle una buena cantidad de dinero al viejo- río.
- Perfecto, nena. Eso se gana por seguirle el juego a su ahijado- dice mi hermana rodando los ojos.
- Puedo ayudarte a conseguir un trabajo en el despacho. Creo que necesitan una asistente- menciona Erick al llegar a la sala con su bebé recién aseada.
- Gracias, sería de ayuda. Aunque mi exjefe también se ofreció a ayudarme- menciono.
- No sé por qué me da la impresión de que tu jefe está interesado en ti- me mira Sharon con curiosidad.
- Para nada- niego sonriendo-. El señor Watson está profundamente enamorado de su esposa- digo con fastidio pues no soporto a la mujer. Es tan odiosa como su horrible padre.
- Se van a divorciar- comenta Erick con voz tranquila mientras mece a Maddie en su portabebé.
Agrando los ojos como plato ante la noticia.
- ¿Estás seguro?- cuestiona mi amiga.
- Si, mi jefe me pidió encargarme del caso. Es complicado porque hay un menor implicado- se queda pensativo mirando a la niña-. Oigan, no vayan a decir nada de esto. Se supone que es confidencial- nos mira asustado a lo que estallamos en risas.
- Recuérdame no decirte ningún secreto- dice Kathia entre risas.
Lo escuchamos bufar antes de reír con nosotras.
Luego de hacerle bromas a Erick y ver que ya es tarde, decidimos irnos.
- Descansa, Emma. Mañana será un mejor día- sonríe dándome ánimos.
- Si, buenas noches- le respondo a mi hermana antes de encerrarme en mi habitación.
.
.
.