LVII A pesar del cuidado que tenía el contratista al golpear la piedra, algunas salpicaban por doquier, dejando solo en pedazos la compleja estructura. Nathaniel desde una esquina del jardín veía como ese pabellón caía destrozado, como la gran mayoría de las cosas de su vida. Pese a eso, no quería que Amelia tuviese el gusto de regodearse que todo le había arrebatado, ese lugar que nunca llegó a usar con su preciosa Mary, no lo usaría ya nadie. Para soportar un poco el impacto de los que tenían que salir de aquella mansión, el señor Storm pensó en ubicarlos en una sola casa, mucho más pequeña, mientras pensaba en la construcción de algo para su única reina y su ahora príncipe. Con la ayuda de Marcus ahora trabajaba en los planos de una nueva mansión, pero los costos se salían de lo que a

