Merryhill

Estaba decidido volvería Merryhill, pensaba que no volvería pues mis padres se habían mudado a un complejo cerca de la playa y habían dejado su casa en alquiler, justamente mientras veía que hacer, mis padres me recodaron que la casa seguía vacía, que hacía tiempo que los los inquilinos decidieron irse, yo con un contrato de arrendamiento expirado supe que volver a Merryhill era lo mejor.  Solo tuve que hacer una llamada y tenía el puesto de cirujana maxilofacial, no con el salario ni las expectativas que antes tenía, pero era la única opción que tenía.  Tuve que conducir Tres horas para estar  en el pequeño pueblo de Merryhill, era pequeño comparado a la Ciudad, pero siempre lo había encontrado hermoso, en algún momento de mi adolescencia pensé que viviría aquí toda la vida, pero todo cambió en mi último año de secundaria.  El vecindario donde crecí era muy familiar, todos se conocían, y era común que algún vecino pasará a saludar en algunas ocaciones, pero ahora se veía diferente, habían pasado ya casi diez años desde que me fui a la universidad, solo había venido un par de veces después, para Navidad, y luego de la muerte de mi abuela no volví, no quería estar aquí y recordarla, pues dolía.  La casa estaba del mismo modo que la recordaba, el mismo color de pintura, la fachada estaba igual, aunque al verla más de cerca se notaba lo deteriorada que estaba.  Fue una verdadera lucha poder entrar a la casa, la cerradura estaba oxidada,  por suerte no se quebró la llave adentro.  Bajé las cosas que había traído en el auto, prácticamente era mi ropa, mis libros, y algunas otras cosas, mis padres me habían dicho que la casa contaba con muebles, así que no debía preocuparme por eso.  Aunque al ver todo, necesitaba cosas nuevas, la estufa estaba vieja, al igual que los electrodomésticos.  Lo que más me importaba era las habitaciones, en mi antiguo trabajo casi no pasaba tiempo en casa, solo iba a dormir, la cama era lo más importante para mí.  Las habitaciones estaban cerradas con llave, y dentro del juego de llaves que tenía no había ninguna para abrirlas.  Llame a mi papá.  - Hola papá- dije mientras intentaba nuevamente abrir la puerta – estoy en casa... Las puertas de las habitaciones están cerradas, he intentado con el juego que me diste pero no funcionan.  - Los inquilinos debieron cambiar el juego, creo que comentaron algo de eso.  - ¿Y ahora? ¿Cómo hago para entrar? No dormiré en el sofá.  - Ve a la tienda de los Lyons, Martín debe estar allí, de seguro el puede ayudarte.  - Los Lyons... Pensé que ya no tenían la ferretería.  - Ve allí, y dale mis saludos.  - Está bien.  Los Lyons... Había olvidado ese pequeño gran detalle.  Había pasado tanto tiempo desde aquello, que ya no asociaba Merryhill con Corin Lyons. El chico popular, por el que todas la chicas morían, el que sabía qué decir para conquistar, y mi mejor amigo, aunque esto último creo que ya no vale.  No quise conducir hasta la tienda, la verdad estaba bastante cerca, y el día estaba hermoso, una típica tarde de Merryhill, aquí solo tenemos clima húmedo y seco, y estábamos en época de clima húmedo, pero Merryhill sabía dar tardes hermosas como estas.  La tienda estaba de la misma manera de siempre, solo cambiaban los colores y alguna que otra cosa, pero era prácticamente lo mismo.  La persona en el mostrador estaba leyendo, era un chico bastante gótico, no parecía que debía estar allí, pero el chaleco le daba el toque de trabajador de ferretería. - Buenas- dije al acércame, el chico alza la mirada y sonríe forzadamente, dando un poco de miedo- busco algo que me ayude a abrir cerraduras.  - Sabe que eso suena sospechoso.  - No no no,quiero decir... Acabo de regresar a la ciudad y mi antigua casa tiene las cerraduras de las habitaciones cerradas, no puedo abrirlas.  - Necesita un cerrajero, aquí no prestamos ese servicio- el chico se veía aún adolescente, podía tener unos 17 o 18 años, pero era bastante hostil.  - Pero debe conocer de alguien, es decir Martín  Lyons sabe todo en esta ciudad.  - Sé de alguien- dijo con recelo.  - Puede decirme quién es, darme su número o contacto.  - Deje su número  y me encargaré de que la persona lo reciba. - ¿ Por qué no solo me lo das y listo? - Señora, me disculpara, pero usted me parece sospechosa y quiero mantener la seguridad- creo que me dolió más que me dijeran señora, que el hecho que desconfiara de mi .  - Bien- tome la pluma y apunte mi número con mi nombre- necesito que se lo antes posible, preferencia hoy.  - Sigue sonando  sospechosa- miró mi nombre y río- Ramona.  Salí del lugar confundida con esto, pero agradecida que no estuviera el señor Lynos allí. Volví a la casa y seguí intentado con la puerta de mi antigua habitación y la abrí con un cuchillo, sabía que podía hacerlo con eso, cuando vivía aquí solía dejar por error la puerta con llave.  Estaba intacta, no entendía como después de tanto tiempo siguiera igual, me parecía extraño que las personas que vivieron aquí no la utilizaron.  Observaba todo, cada detalle, y vi la ventana, la bendita ventana.  No me quise acercar, tenía miedo de llegar a verlo.  Mi celular empieza a sonar, contesto.  - Hablo con la señora Ramona  - Señorita Ramona – corregí, aún no aceptaba que me llamasen señora- ¿quién es usted? - Soy la persona que va a arreglar su cerradura - Sí, perfecto, tengo muchos problemas, si quiere le puedo enviar la ubicación. - No será necesario - ¿Cómo?- escuche a alguien tocar varias veces a la puerta – espere  un momento- le dije al hombre de la llamada Bajé, abrí la puerta con precaución, y vi a un hombre de espaldas con un celular en su oreja.  -¿necesita algo?- el hombre sé giro y vi a Corin Lyons, mi corazón empezó a latir con rapidez, y aceleró más cuando me contesta tanto por la llamada como en persona. - hola Ram.  Me quede observando, era el, mi cerebro intentaba buscar las similitudes con él Corin que recordaba. Estas fueron las diferencias que encontré, su cabello estaba más largo,llevaba barba de una manera muy cuidada, se veía fornido, y sí, seguía guapo.  -Soy yo, Corin, el vecino de al lado- dijo sacándome de mi pequeño trance.  -sí, lo sé, solo que estas... Diferente- termine de abrir la puerta- hola.  - debo decir que ambos cambiamos, pero para bien- creo que él sí.  - se puede decir, pasa- lo invite a pasar, él entró mirando hacia todos lados, llevaba prácticamente el tiempo que me fui sin entrar a esta casa- así que eres un cerrajero.  - en realidad soy contratista, pero papá ya no está para hacer estos trabajo y lo ayudo en lo que puedo.  - sí, fue extraño no verlo en la tienda.  - hace mucho que no va, pero está bien, se entretiene en otras cosas- nos quedamos en silencio por unos segundos, que parecieron años- ¿cuales son las puertas que necesitan reparación? - la de las habitaciones- indique hacia arriba, él asintió y empezó a seguirme- pude abrir la de mi antigua  habitación, pero necesito las demás abiertas.  Él asintió, era extraño, el Corin que recordaba era demasiado extrovertido y hablaba de todo, ahora solo pareciera que estuviese...¿molesto? - La puerta de la entrada necesita reparación, y creo que sería bueno cambiar todas las cerraduras- el no decía nada- también necesito reparación en otras cosas, la casa ha estado vacía mucho tiempo... Ya que eres contratista podrías ayudarme buscando a alguien que pueda hacer el trabajo. - Veré qué puedo hacer- dijo después de un largo tiempo.  Me sentí incomoda así que tome como excusa el buscar mi celular, necesitaba salir de allí lo antes posible.  Le escribí a Jane, mi mejor amiga, necesitaba hablar con alguien, pero ella no contestó.  Después de media hora decidí subir, le lleve una botella de agua, para no estar tan incomoda.  Me sorprendió verlo en mi habitación, estaba de pie justo en el mismo lugar que estuve antes de que él llegara.  Tosí mientras entraba a la habitación, él no pareció incomodarse.  -te traje agua- le ofrecí, el la tomó, por primera vez desde que entró me miro a los ojos.  - estuve mirando desde mi ventana mucho tiempo, y recordaba esta habitación más grande.  - yo igual, eso pasa cuando crecemos.  - ¿cómo has estado Ram?- ahora me preguntaría? Estaba cada vez más extraño.  - Ramona- él me miró confundido- hace mucho acepte la belleza de mi nombre, prefiero que me llamen  Ramona. Y he estado bien, tu?  - sobreviviendo... Sabes me quede mirando esa ventana el día que te fuiste, de verdad creía que volverías- no dije nada, no sabía que responder, aquello era difícil para mí- nunca me diste una respuesta.  - no sabía qué decir.  - era sencillo, solo sí o no.  - no lo era, si lo hubiera sido sería otra historia ¿no crees?  - te extrañé- él volvió a mirarme- me dolió, y no fue por el corazón roto, sino porque perdí a mi mejor amiga, a la chica que recordaba desde que nací, la que solía saltar a mi ventana y hacerme quedar despierto leyendo una estúpida historia de amor. Me dolió perder a mi mejor amiga.  - nunca llamaste- eso pareció sorprenderle – no supe que contestar en ese momento, pero nunca llamaste para saber si ya tenía la respuesta.  - Ram tú tenías mi número, podías haber llamado- él tomó un gran sorbo de agua- pero ya está en el olvido.  Salió de la habitación y empezó a bajar las escaleras.  -las puertas...- él se detuvo - ¿cuánto te debo? - es un regalo de bienvenida.  Salió de la casa, estaba muy confundida, todo esto había sido muy extraño.