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1555 Words
Estaba en mi habitación, sentada en el comedor pequeño de tres sillas que tengo, junto a mis hermanos. Hablábamos y reíamos como unos jodidos niños pequeños. Eran las ocho de la noche, y en la madrugada partiríamos a nuestra primera misión. Cómo tengo el poder de hacer y deshacer, o hacer lo que se me de la gana, porque puedo hacerlo, los elegí a ellos como mi grupo, y a una persona más. Caín Falew. Muy ágil, estratégico, y con unas ideas increíbles. No dudé en meterlo en mi equipo, el aceptó gustoso, sabía que haríamos un gran trabajo. Mientras comíamos y contábamos anécdotas y hablábamos de cosas triviales,suena mi teléfono. Les pido un segundo, alejándome del pequeño comedor para tomar mi teléfono. Al ver que se trata de Dominic, una sonrisa asoma en mis labios. No dudo en aceptar la llamada, y llevarme el móvil al oído. —Diga. Su respiración se puede escuchar del otro lado, tranquilo y paciente, como siempre. —Estoy preocupado, Abbs.—Dice aún calmado. Yo suspiro, pasando mi mano por la frente hasta echarla para atrás, para quitar mi cabello rojizo de mi cara. —Dom,no tienes de qué preocuparte. —Le menciono —Recuerda que sé cuidarme muy bien, haré esto bien. —Termino añadiendo. Él suspira, y balbucea cosas sin sentido. —Eres mí Reina, mi hija. —Me estremecí —Sabes qué eres lo más apreciado para mí, eres como la hija que nunca tuve, me aterra perderte aún así sepas defenderte. —Dice esto último con la voz ahogada. Mis ojos automáticamente me pican, por las lágrima querer salir. Yo también le consideraba apreciado; Un padre. El padre que tuve pero que ahora, está muerto. Y Dom, es el segundo padre que he tenido. Y él que me ha ayudado en todo. No terminé la Universidad, ¿para qué? No podía, se burlaban de mí al no tener ni padre ni madre. Sólo dos tíos que daban todo por mí y lo acepto, les quiero. Y les agradezco por ayudarme, pero Dom me ha ayudado más que todo. —Lo sé, papá. —Le digo sonriendo, aguantando las lágrimas, sé que tengo dos miradas intensas sobre mí, y saben con quién hablo ahora, pues, saben todo de mí al igual que Dom. —Volveré vivita y coleando, padre. Sonrío fuertemente que me duele ya la mandíbula. Dom suelta un suspiro relajado, cómo si hubiera esperado que dijera eso. Reí a mis adentros, es que él no cambia. —De acuerdo, a las cuatro a.m los veo en la sala ¿ok? —Ok. —Te quiero mi niña. —Menciona, haciéndome feliz. Se le escuchaba al igual que mi padre cuando mencionaba que me quería, inmediatamente mi corazón se estruja al recordar eso. —Yo igual Dom, de eso no lo dudes. —Digo —Nos vemos. Le cuelgo y suelto un suspiro. Camino hacia mis hermanos que ignoraron que seguía hablando por teléfono, y siguieron hablando entre ellos, yo me vuelvo a unir a la charla, mientras como patatas fritas y tomo un sorbo de zumo de naranja, mi favorito. Charlie habla de las cosas absurdas qué pasó, todo gracioso. Su vida resultaba graciosa, ¿por qué terminó aquí? Su madre se suicidó con un bebé en su vientre. Charlie nunca supo porqué, pero paro aquí,y aquí quedó. Olvidando su pasado, y contando parte de ello como si nunca hubiera pasado nada, eso de él es fascinante. El que sea fuerte, y que no le duelan las cosas, increíble. Aún las pesadillas de mi familia suplicando por piedad,me atormenta por las noches. No duermo después de eso, pues, no me gusta y de me va el sueño, lo único que hago es ir al gimnasio de aquí y poner apruebas mi conocimiento. —Abby, tenemos que irnos. —Murmura Agnes. —No lo creo, dormirán aquí en mi habitación. —Digo yo en un canturreo fatal que hace que mis hermanos caigan al piso de la risa. Yo me uno a ellos, riendo por lo estúpido que sonó aquello. Al terminar de reír y sentarnos en el piso como indios, Charlie me mira. —Va contra las reglas dormir en otra habitación que... —Pues, me vale mierda esa regla —Le interrumpo. Agnes mira la situación con una risa atascada en la garganta, se le ve que quiere reírse como una foca retrasada la muy bicha. Charlie sólo mira al piso con el ceño fruncido. Después de unos segundos abre su boca en una total O. Yo río, y Agnes reímos. ¿Como se le olvida? Ah, cierto. Sufre de retraso mental. Nah, mentira. Sólo que al niño se le olvidan las cosas y termina recordando después de un pequeño segundo. —Bien, tengo que agendar eso. Yo sólo lo observo divertida. —¡Oh por favor! —Me mira molesto. —, No lo digas Abby. Le miro con los ojos achinados, retándolo. —Retrasado mental. —Le doy un puñetazo en el brazo. Se queja al principio, pero después ríe como el propio psicópata. Agnes y yo nos unimos pasando el rato. *** —¡Por favor! Déjalos, mátame a mí. —Decía mi padre con ligeros sollozos. Yo observaba la escena en silencio con una mano en mi boca para no provocar ruido,estaba llorando. Me tenían atada a una silla, era la menor entre todos. Tenía solo quince años. Para presenciar semejante acto, mi madre tenía un disparo en el brazo izquierdo, y otro en la pierna derecha, por sus muslos. Mi hermano, Cobby estaba todo golpeado, con un disparo en las costillas, respiraba pero no muy bien. Jeremy con un disparo en el abdomen. Y mi papá...no le han hecho nada, por ahora. Ni a mí. Estoy igual a cómo llegue a casa, sin ningún moretón, o disparo. El tipo al cual había suplicado mi padre, ríe cínicamente. —Tic, tac —Repetía —Tic, tac, Ronny.—Dijo mirando su reloj. —El tiempo se acaba. El arma que tenía en manos apuntó a la cabeza de mi madre y disparo entre cejas. Un grito desgarrador salió de mi boca. Luego un balazo en mi cabeza sentí. Despierto agitada. Mi respiración es acelerada, cada noche recuerdo todo, distintas pesadillas, más algunas se repiten. El asesino disparándome a mí, cosa que tenía que hacer después de matarlos a todos. Estoy toda en papada en sudor, que mi camiseta de tirantes se pega a mí como goma. Me siento en la cama y miro mi reloj. 3:59 A.M. Un minuto antes. Me levanto de la cama para levantar a Agnes y Charlie, que están rendidos en el colchón del piso. Me acerco a ellos y en cuclillas les remuevo un poco a los dos hasta que abren los ojos, al ver que lo hacen, me dirijo al baño donde están mis cosas que arreglé. El atuendo que me pondré,mi maletín con armas,y un bolso con más armas y otras cosas útiles por si algo sale de control en la situación. Al entrar al baño cierro la puerta con el pestillo; Luego escucho como la puerta de mi habitación se cierra, haciéndome saber que mis hermanos ya han salido. Me dispongo a quitarme la ropa, y colocarme el traje, no tengo necesidad de bañarme, lo hice antes de dormir. Así que no hace falta, después de subir el cierre del traje hasta mi cuello, reviso el maletín y saco dos cuchillos colocándolos en el cinturón de mis caderas. Las armas ya están puestas, y bolas de béisbol que son granadas. Me miro al espejo viendo mi piel blanca. Abro el grifo, y tomó agua entre mis manos lavándome la cara. Luego ato mi cabello rojizo teñido en una alta coleta, y me doy cuenta que el castaño claro natural, empieza a salir, debido a que el crecimiento de mi cabello es rápido. Tomo un reloj que contiene un GPS encriptado,junto a un software adelantado que me permite entrar a sistemas en tan sólo segundos. También tiene un botón rojo,el cual pulso y sale disparado un sedante. Me coloco en mi oído un auditivo conectado a mí grupo, y a mí padre, y a los que están al tanto de la Misión en el salón tecnológico. Al ver que estoy lista, tomo mi maletín y el bolso, saliendo de mi habitación cerrando con llave para luego caminar a la donde esperan. Al llegar está mi padre sentado y mi grupo listo para partir,mi padre me mira y se levanta del asiento a darme un abrazo fuerte que me reconforta. —Ten cuidado, mi niña. —Murmura en mi oído. Yo lo abrazo aún más fuerte. —Lo tendré, papá. —Le aseguro. —, Te quiero. Papá besa mi cabeza en acto de protección. Deshace el abrazo para ponerse recto y sentarse de nuevo a mirarnos seriamente. Cruza sus brazos en su pecho, dejándose ver escalofriante, pero para mí no. Se ve divertido verle así. —Espero que tengan cuidado. —Dice —Si algo sale mal, un grupo irá más atrás de ustedes para estar aún más al tanto de lo que sucede y por si falla, ¿de acuerdo? —Todos asentimos. —Quiero verle muerto con un tiro preciso en su frente. Una sonrisa escapa de mis labios.
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