NARRA FABIEN
Dos días… Dos malditos días habían pasado desde la última vez que estuve en la habitación de la princesita.
Para mi suerte, Noemie estaba ocupada en sus asuntos y tampoco se había aparecido por el bar, tratando de convencerme de sacarla de esa habitación.
Yo sabía que estaba bien, porque Pam me lo decía en los reportes que me pasaba sobre su situación.
El primer día, no había comido nada y, probablemente, con la amenaza que le envié, de ir yo mismo a obligarla a comer, había accedido a hacerlo.
Me sentía frustrado y las ansias por ir y tan siquiera aspirar su aroma, me estaban enloqueciendo por completo.
Quizá parezca estúpido, pero el ir de compras a las tiendas, a comprar ropa para ella, me resultaba muy relajante.
Era gracioso ver la forma en la que actuaban las vend
