NARRA FABIEN
Una amplia sonrisa iluminó su rostro, cuando me vio aparecer frente a ella.
Le devolví la sonrisa y me senté a su lado. Tomé su mano y la llevé hasta mi boca, para depositar un beso en ella.
—¿Ves que no me he tardado nada? —susurré, muy cerca de su oído.
—¿Y ves que sí puedo ser muy obediente? —replicó.
Sonreí y besé su mejilla.
—¿Han sabido algo? —pregunté, dirigiéndome a las dos—. ¿Ha venido alguna enfermera o doctor, a dar noticias?
Las dos negaron con pesar.
—Andrew y Micha estarán aquí en unos minutos —comentó Pam, refiriéndose a la orden que le había dado antes de irme.
—Bien —murmuré—. ¿Han sabido algo de Luc?
—No. No ha llamado aún —respondió Pam.
—Préstame tu teléfono —le dije y me recordé comprar uno pronto.
Había perdido el mío durante el ataque en Pal
