Jameel. Como era de esperarse, fuimos los primeros en llegar al yate. La mayor parte de la familia e invitados aún no habían aparecido. Estamos sentados frente a la piscina en la cubierta principal. Nuestros padres conversan con nuestros tíos más cercanos (los que aún mantienen la decencia), y mi prima Alila, la más joven de las primas "legítimas", está alejada de nosotros, absorta en su celular. Ella es la única que no se lleva bien con nosotros, influenciada por los prejuicios familiares y actuando como la sombra de sus primas mayores. —Estás muy hermosa, Shana —dice nuestra tía, Hayat, la gemela de mi padre, con una sonrisa sincera. —Tu madre no deja de hablarme de ti y de tus estudios. Escuché que eres la mejor de la clase —añade mi tío. —Eso es gracias a mi madre, que me ha enseñ

