34. Sospechas infundadas. Bell. He vuelto a caer en las redes de este par de infames. No pude resistirme, es lo que pasa cuando estás completamente enamorada de ellos. Y aquí estoy, entre los brazos de Duke y las piernas de Drake. En unos días locos, dejé todo a un lado, me olvidé de la facultad, de Adriano y de mis padres. —¿Qué hay en tu tonta cabecita? Duke me despeina el pelo que ya de por sí lo tengo una masa enredada. —En que debí ir a clases hoy. —No necesitas asistir a ninguna clase. Soy tu puto mentor... Me río y entiendo el doble sentido. —Si tú lo dices... —Aj... me vas a hacer enojar... Drake no dice nada, no se entera de lo que pasa, tiene los ojos pegados a su celular. —¿Qué tanto ves? ¿Ay algo más importante ahí, que yo? Deja el celular por un instante y me mira

