CAPITULO 4

2712 Words
KAILANI . . —¡HIJO DE PUTA! —Le lanzo el casco al idiota que casi me hace caer—. ¿Qué te pasa, perro? ¿Tuviste miedo a que te dejara en ridículo? Pues lo hice de todas maneras… —¡No me hagas reír, muñequita! —Baja de la moto para que esta muñequita te enseñe lo que es bueno, imbécil. —Me agarran de la cintura—. ¡Suéltame! Casi me hace matar este hijo de puta… —¡Tranquila! —Me di cuenta de quién se trata. —Suéltame, Dae… —Levanto mis brazos en señal de tranquilidad y ni bien me suelta ¡Boom! Iankook le suelta tremendo puñetazo que lo deja en el piso—. ¡Para que aprendas, tengo respaldo, a la próxima lo piensas! —Si la tocas, te las ves conmigo —agrega Iankook, dejándome asombrada. —¡Gracias! —Le ofrezco mi puño para que lo choque y lo hace. —Vámonos, ya me sacaron las ganas —formula Dae. Hablando de Dae, ese hombre cuando está enojado o serio es cosa de otro mundo. Es bello, mandíbula definida y ojitos dulces. Algo curioso, todos tienen el mismo tono oscuro de marrón en los ojos, cada uno tiene un rasgado diferente, pero todos son lindos. Dae posee un cuerpo atlético y una postura que demanda. Es alto, ahora que lo pienso debí nacer en Corea, ahí es donde dejaron todos los centímetros que me faltan a mí, y a las millones de latinas que, como yo, nacieron cortitas. . . Nos juntamos con el resto del grupo en el lugar donde tienen los vehículos estacionados y decidimos largarnos a la playa. La tarde se presta y nosotras por suerte tenemos los trajes de baño debajo de la ropa, como los boy scout… ¡Siempre listas! Volvemos a caer a la playa Copacabana. Cervezas bien heladas y samba sonando de fondo en los locales de venta. La compañía, mejor ni hablar. Estos siete se pelean a ver quién está más bueno… y por más repetitivo que sea, Iankook gana, es que se nota que se mata en el gym. Ese brazo totalmente tatuado me puede, me prende, me todo. ¡Cómo me gustan los hombres tatuados! —Voy a pedir para jugar volley, ¿Alguien se suma? —pregunta Dae. —Yo —respondo inmediatamente, soy corta de estatura, pero me encanta. —Los sigo —Se suma Iankook. —Quiero —dicen al unísono Jud y Jiho, nos causó gracia, ¿Están conectados? Nos dirigimos a la cancha improvisada en medio de la playa, allí se nos sumaron un chico y dos chicas ¡Perfecto! Nosotras contra ellos… Esperamos nuestro turno, mientras baboseo un rato. —Les vamos a romper la cola. —Froto mis manos riéndome—. ¡A ganar, bitches! —Aplaudo una vez que entramos a la cancha. Nos reunimos las cuatro como si se tratara de jugadoras profesionales en beach volley, en el centro de nuestro lado y entre risas nos damos una charla motivacional. Al finalizar gritamos: "¡Vamos las bitches!" Y nos partimos de la risa. El primer saque lo hago yo, sin querer alardear, sé que soy buena. Le di en el punto exacto en el cual, piensan que va a quedar fuera de la línea y no se mueven; tanto para nosotras. Sigo sacando, hasta que nos meten el primero y cambiamos obligadas. Quedo contra la red. Iankook está contra la red del lado opuesto al mío. Está como armador al igual que yo. Me fío de ello y cuando pienso que va armar la jugada, salta y… ¡Pum! Pelota en mi cara, caigo instantáneamente al piso. . . —Amiga, ¿Estás bien? —Piensa, ¿no? Acabo de recibir un hermoso pelotazo en la frente. —Kali, perdón. —Llega Kook agitado—. ¿Estás bien? —Otro más… —Sí, ayúdame a levantarme por fa… —Uff que mareo—. ¡Espera! —¿Qué sientes? —Estoy mareada…, y tengo ganas de… Vomito. Las exageradas de mis amigas me quieren llevar a un hospital. Según Bren, si te golpeas en la cabeza y vomitas, prácticamente estás desahuciada. ¡Es tan excesiva! Me negué. —Estoy bien, en serio. Vomité por el mareo. —Y para terminar con el tema—. Al final, sí ganamos, ¿verdad? —Bren e Iankook voltean los ojos, yo me río. Se asoma la puesta del sol, todos estamos sentados en la arena disfrutando de tremendo espectáculo, es hermoso. Una vez que se oculta, decidimos ir cada quien a su hotel para una ducha y luego volver a juntarnos. Es gracioso, es como una novela que podríamos llamar: “Amor de verano”. Tanto Jud con Jiho, y Joo con Jin, no han dejado de compartir salivas. Es más, si no fuera porque la playa está llena de gente, ya estarían desnudos y haciendo cochinadas. Quedamos en que dos horas después volveríamos al punto de encuentro, la playa Copacabana. Antes de irnos, intercambiamos números y hacemos un grupo de chat. . . . La hora pasa rapidísimo. Como siempre soy la primera en terminar de arreglarme, me sorprendí mucho al ver mi frente, buen chichón me dejó el maldito… Se lo voy a cobrar con creses. Apuro a las chicas así nos da el tiempo de cenar algo, pero Joo comentó que cenaríamos con los chicos. Creo que a partir de ahora vamos hasta ir al baño con ellos. Hablando de los nombrados, ya estamos con ellos. Propusieron comer en un quiosco, como le llaman acá. Es un lugar que se asemeja a un restaurante, pero está en la acera de la playa y tiene las mesas junto con las sillas en la arena, está increíble. Todos piden diferentes cosas, la mayoría pescado frito, a mí me da asco, así que opto por un filete. Olvidé mencionar que el malhumorado novio de Bren ya está con nosotros, ¡Que felicidad, yei! . . . . IANKOOK . . La cena estuvo deliciosa, buena compañía, no nos podemos quejar. Al terminar, discutimos un rato porque quisimos pagar nosotros ya que las invitamos, se negaron, pero luego no les quedó opción. Las parejas ya formadas buscan privacidad y se van por ahí. Dae, Juwon y Minjoon, se van detrás de unas chicas que pasan y me quedo solo con Kailani. Debo aprovechar, ésta es mi oportunidad. —¿Caminamos? —propongo y ella acepta—. Me siento mal al ver cómo te quedó la frente, discúlpame nuevamente, no fue mi intención —comento mientras comenzamos la caminata—. Me preocupé mucho al ver que te sentiste tan mal. —No hay problema, los accidentes pasan. —Cuéntame un poco de ti. —Soy algo tonto para estas cosas—. ¿Tienes novio? —No. ¿Tú? ¿Algún amor? —Amor, ninguno. Compañeras de cama, espera saco la lista. —No, no me va mucho eso del amor. —Siempre directo. —En realidad, acabo de romper con mi "novio". —Hace comillas cuando dice novio —. Salimos durante seis meses y él creía que era mi novio. Yo no… Estaba buscando una manera de deshacerme de él y me la sirvió en bandeja… Digamos que me puso el cuerno. —Se ríe mientras lo cuenta. —Veo que tampoco crees en el amor. —No… O, no sé. Ya tuve una mala experiencia y supongo que no me va jugar a la casita ahora. —Me pasa igual. Estuve a punto de casarme —me mira sorprendida—, por suerte me di cuenta a tiempo que ella no valía la pena y ahora solo tengo encuentros casuales. —Bajemos a la playa. —Asiento y la sigo—. Te vas a reír, pero también estuve a punto de casarme. —Hace una expresión que no logro leer—. Me dejaron vestida y alborotada. —Apoya su mano en mi pecho y se descalza. —Lo siento… Ha de ser duro. —¡Ya pasó! —Corta la charla y decido lanzarme. —Kailani, no sé si te has dado cuenta, pero me traes loco. Los besos que nos cortaron ayer me dejaron con más ganas. —La tomo de la cintura y la acerco. —Pues, ya somos dos. —Sorprendiéndome, se pone de puntitas y me pega tremendo beso. —Me encanta tu boca —susurro, aún sin despegar nuestros labios. —A mí la tuya. —La rozo y la provoco. —Me encantas. —Da un saltito y la atrapo, apretándola contra mi cuerpo —. Me traes loco desde que te vi… —Siguen los besos. La temperatura sube, no sé si es el calor de Brasil o yo estoy a punto de incendiarme. Nos besamos, lo hacemos de una manera caliente y con deseo. Así la llevamos un buen momento hasta que se me ocurre echarme a andar hacia el agua. Mientras camino, despego mi boca de la de ella y me meto en su cuello, inmediatamente lleva su cabeza hacia atrás para darme acceso. Lo disfruto y ella también, me estiro un poco más a medida que voy entrando en el mar, y beso la parte de atrás del hombro y su nuca. Ella me quita la playera. —Te deseo… —le susurro al oído. No dice nada, solo sonríe, no sé si es porque está un poco avergonzada. La oscuridad no me permite ver bien y pregunto: —¿Quieres que pare? —Niega sin hablar. —Bueno... sí. —Mierda, ya estoy duro, para qué abrí la boca—. Vamos a mi hotel si te parece… Me parece. Manoteo mi playera, que ya estaba nadando por ahí, y aún con ella como koala, salgo de la playa. —No traje mi auto —advierto. —Ahí está el mío. —La bajo, besándola. El camino a su hotel es como veinte minutos, el mío cinco, así que propongo ir al más cercano. Es una locura, mientras maneja no aguanto y la voy manoseando. Al llegar, le saco la llave del auto y bajamos rápido, intentando disimular, se las tiro al ballet. Uno de los detalles que me gusta de este hotel es que el ascensor me deja directo en mi habitación, el penthouse. Ni bien se cierran las puertas de la caja metálica, Kali vuelve a trepar quedando a ahorcadas sobre mí. Esta vez, la deslizo un poco para que nuestros sexos queden en contacto, le hago sentir mi erección. —Me encanta tu culo, me excita tremendamente —se lo amaso apretándola aún más contra mi pene—, te lo voy a comer entero… No voy a dejar rincón sin probar. —Sí, esta noche soy toda tuya. —Está muy excitada al igual que yo. Esta noche va a ser genial. . . . . KAILANI . . ¡Por Dios! La excitación que siento en este momento es extrema, muero de ganas porque me devore entera y yo a él. Espero no decepcionarme… . . Las puertas del ascensor se abren y, aún besándonos, él camina hacia su habitación. Ni bien entramos, cierra la puerta y pega mi espalda contra ella, apoyando más su cuerpo al mío. —Lo sientes… ¿Mmm? Está deseoso —simula embestidas contra mi v****a, volviéndome más loca aún—, de sentir el calor y la humedad dentro de ti… —¡Mmmm! —Lo vuelvo a besar. Camina hasta la cama —Párate… Una vez que mis pies tocan las sábanas, Kook se deshace de la playera mojada nuevamente, dejándome ver esos tentadores abdominales que invitan a pasar la lengua hasta llegar a donde quiera. Me abraza colocando su cara entre mis pechos, aspirando el olor en mi piel. Llevo puesta una pequeña blusa abotonada, nada fácil de desprender. Lo intenta. La sube un poco sacando uno de mis pechos para saborearlo, toma mi pezón entre sus dientes, lame y succiona, se siente increíble. Intenta sacar el otro y, al no poder, de un tirón hace saltar toditos los botones. Al contrario de enojarme, su desespero me excita más, si es posible. —Tu piel… —besa mis pechos, soltando quejidos de gusto ahogados por lo que tiene en la boca—, es tan suave, me encanta… Se separa de mí unos centímetros y me observa con lujuria en sus ojos. —¡No puedes ser más hermosa! —Muerde su labio inferior y toma mis caderas—. No voy a dejar ni un centímetro de tu piel sin mis besos… Desprende mi short, lo desliza lentamente por mis piernas mientras deja un camino de besos por su paso y volviendo a mi boca… —Ponte en cuatro sobre la orilla —me ordena. Poniéndose de rodillas en el piso acaricia mis nalgas, las estruja y lleva la boca a ellas. Aún llevo mi diminuta tanga puesta. Pasea la lengua por donde se le antoja, me azota suavemente a la vez que, con dos dedos, toma la inexistente tela de mis bragas y jala hacia un costado. Muero por sentir su boca en mi sexo, y como si hubiera pedido un deseo al genio de la lámpara, lo hace una… y otra… y otra vez; lame, saborea y babea mi zona trasera… ¡Que placer tan desconocido y tan interesante! Los suspiros se me escapan sin permiso, esto es algo nuevo para mí. Vuelve a pararme sobre el colchón, esta vez en el medio de la cama y él sube también, quedando arrodillado delante de mí. Besa mi abdomen, tomo su cabello… Lame mi ingle y jadeo. Un calor intenso se apodera de mi cuerpo, doy un respingo al sentir sus dedos levantar mi monte de venus dejando expuesto el clítoris para él. Lo mira, me mira con sus ojos entre abiertos y una sonrisa cargada de perversión aparece. —Te voy a comer —besa uno de mis muslos —, entera —besa el otro —, esta noche… —Me arranca la tanga—. ¿Te lo dije? Observo cada movimiento, jamás he estado tan caliente y deseosa en mi vida. Veo como estira la lengua y, como si estuviera en cámara lenta, la va acercando a mi punto más erógeno. Me desespero. Me vuelvo loca. Quiero que cumpla con lo que promete, ya… Que me coma enterita. Da una lamida… dos… cinco… ¡Dios, que placer! Siento que me aflojo, suspiros y jadeos me abandonan sin que yo los controle. Deja de estirar mi pubis para presionarlo apenas hacia abajo y poniendo la lengua rígida, entra y sale como si me estuviera penetrando, consigue generar una fricción exquisita. Se acomoda un poco soltando mi pelvis, lleva dos dedos dentro de mí —Mmmm… estás toda mojadita, que rico… —Dobla sus dedos dentro de mí y la otra mano toma mi nalga para presionarme más a su boca—. Muévete como desees… Obedezco. Lo hago enloquecida con lo que siento, presiono y jalo su cabello. Prácticamente tiene mi v****a dentro de su boca y me muevo, me muevo en círculos refregándome contra su cara…. Voy a explotar. Más jadeos y gemidos se escuchan salir de mi boca. Me tiemblan las piernas; sudo, estoy eufórica y acelero mi meneo sobre su cavidad sintiendo como se acumula el placer haciendo que me contraiga y… ¡Boom! Exploto soltando un gran y sonoro gemido… Un espasmo… cinco… diez espasmos, mi orgasmo es interminable. Mi cuerpo está descontrolado. Con mis ojos cerrados y una sonrisa satisfecha en mi rostro, me dejo caer arrodillada a su lado. —¡Wow! Eso sí que fue intenso y extremadamente rico. —Lo escucho chuparse los dedos. —Lo siento si… te jalé demasiado fuerte... —Consigo articular sin ahogarme, aún no me recupero—. Fue increíble…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD