CAPITULO 5

2741 Words
IANKOOK Acabando con mi ataque de lengua, la dejo un minuto para que pueda controlar su respiración. La sentí deshacerse en mi boca, me encantó su palpitar en mi lengua, su intenso orgasmo me dejó alucinando… —Kali. No puedo más… Te necesito… Ataco su boca sin importar que aún no está respirando con normalidad. Aprovechando que estamos los dos arrodillados, abro más mis piernas para estar a la misma altura, la abrazo mientras sigo metiendo mi lengua tanto como puedo en su cavidad bucal. Suena un teléfono, es el suyo, pero esta vez nadie me va a arruinar la noche, me levanto… —No te muevas. —Tomo su short y el teléfono del bolsillo trasero—. Hola, está conmigo, no molesten, que las lleven… Adiós. —Corto, aprovecho a tomar unos condones y vuelvo a su lado—. Hoy eres mía… Tomo uno de los preservativos tirando el resto en la mesita de noche o a donde caigan, lo rasgo y me lo coloco a toda prisa. —Ven aquí, no aguanto más de verdad. De un movimiento la alzo apenas y la penetro en un solo instante. Temo que voy a tener una eyaculación precoz… No puedo más. Voy a explotar. Kali me come la boca desesperadamente mientras coloco mis manos debajo de sus muslos y la embisto con rudeza; la muevo a mi antojo por unos minutos, frenando de vez en cuando, quiero sentir como palpita sobre mi v***a. La devuelvo a la cama y la doy vuelta poniéndola en cuatro. Tomo mi duro m*****o y lo dirijo a su interior. Una vez que localizo mi objetivo vuelvo a ser violento, provocando que ella caiga y quede horizontal. Fructifico la posición subiéndome sobre sus piernas y sigo con las duras embestidas, separándole las nalgas. Le doy y sigo dándole cientos de estocadas en busca de nuestros orgasmos. Clavo mi mirada en sus hermosas y tentadoras nalgas, las mismas que tiemblan ante las frenéticas embestidas que le doy. Son ardientes los gemidos que salen de su boca. Una vez que siento su orgasmo y veo como se desarma bajo mi cuerpo; doy 5 o 6 embestidas a toda velocidad y la última me hundo hasta lo más profundo de su caliente y resbaladiza v****a, dejando más de lo que hubiera imaginado. El señor orgasmo… —¡Ahhh, me encantó! —Me dejo caer sobre su cuerpo estirando mis brazos junto con los suyos hacia arriba. —Increíble… Cierro mis ojos e inmediatamente recuerdo lo pequeña y delgada que es como para que yo deje todo mi peso sobre ella. Me muevo despacio. Beso sus hombros, nuca y espalda mientras que lentamente saco mi pene de su interior. —Lo siento si fui muy rudo... —no suelo hacerlo así, no es mi estilo—, me dejé llevar… —Estuviste perfecto. Se acomoda en la cama sin darse vuelta. Y mirando ese espectacular cuerpo, me quito el preservativo, lo anudo dejándolo a un lado y me tumbo en la cama. —¿Cansada? —pregunto en un tono bajito. —No, ¿tú? —Para nada… ¿Estás bien? —Me acomodo de costado para poder observarla, es hermosa por donde se la mire. —Perfecta. —Apoya los codos en el colchón y me mira—. Jamás experimenté algo así. —¿Qué? Que no diga que era virgen, por favor, que fui una bestia—. Tan… tan… ¿Urgente? Exigente e increíble. —¡Uff, que alivio! —Lo fue. —Beso su frente sin dar credulidad a mi acción—. Luego de sentir y saborear tu orgasmo en mi boca, me volví loco. —Se cubre el rostro. —Eres muy chancho… —comenta sonriendo, lo noto, aunque no quiera, lo cual me hace reír. —Chancho no, no sabes lo excitante que es para uno, me enloquece… Lo haría una y mil veces. —La beso. —¿Te confieso algo? —Asiento un tanto nervioso, cuando escucho esas palabras de la boca de alguna mujer siempre me salen con que se enamoraron—. Es la primera vez que me lo hacen. —Mis ojos se quieren escapar. —¿En serio? —Asiente—. ¿Nunca? —¿Qué hombre, en su sano juicio, no complace a una mujer con un rico oral? —Tampoco supe lo que es un orgasmo hasta ahora. ¡Okeyy! Mi ego vuela al mismo tiempo que la preocupación. —¿Jamás? —Niega y frunzo mi ceño, lo voy a preguntar, aunque quede como idiota—. No eras virgen, ¿verdad? —Vuelve a negar y me calmo. —Pero mis parejas anteriores no han llegado a lo que tú sí. —Increíble. —Sin ganas de seguir indagando, cambio el tema —. ¿Quieres que nos duchemos? —Asiente —. Vamos… En la ducha volvemos a tener sexo, me conozco y esto se puede volver en mi contra, me gusta demasiado su cuerpo. Me voy hacer adicto a ella. Una vez que otro arrasador orgasmo nos visita, terminamos de bañarnos y nos secamos. —Perdón por lo de tu blusa —comento, sacando una de las playeras más pequeñas de mi equipaje—, ponte esta. ¿Tienes hambre? —Sí, pero no te preocupes —se coloca la prenda y toma su celular—, cuando llegue a mi hotel como, de seguro las chicas pidieron algo para cenar. —No, tú no te iras. —La abrazo por detrás—. Te dije que hoy eres mía. —Le beso el cuello—. Pidamos algo —propongo—, muero de hambre. —Está bien, voy a llamar a Bren para avisarle. . . . . KAILANI . . A Iankook se le olvidó su teléfono en mi auto, mientras fue por él, llamo a mi amiga. —Hola, si estoy bien. Jajaja, cállate sucia… Ajá, como cuatro. No, regreso en la mañana. Si mamá, me cuido… Besos. Las muy asquerosas están en la misma situación que yo, al parecer Jud y Joo la están pasando bomba, y Bren está con su amargado novio. —Regresé. ¿Qué pedimos? —Mientras no sea pescado, no me importa. Al final llamamos a una pizzería cercana y cenamos lo que nos trajeron. Miro al hombre frente a mí, es sensual hasta para comer, me excita como nunca nadie lo ha hecho. —Esa miradita... ¿Me está pidiendo postre? —comenta acercándose peligrosamente. —¡Puede ser! —Yo sí quiero, nada mejor que un rico postre en la madrugada. —Me besa, me come con su boca. —Me encantan tus besos —digo al tiempo que me trepo a su cuerpo—, me excitan de sobremanera. —Todo tu cuerpo me prende fuego, eres hermosa. —Ambos estamos en el suelo entre almohadones. Esta vez, soy yo la que toma la iniciativa y el control. Comienzo besando su cuello, se entrega al placer que le provoca, no es difícil saber que le está gustando, su erección me lo está demostrando. Sigo con mi boca que no se quiere despegar de su cuerpo, beso y lamo todo su torso. Nunca he probado, pero sé que las tetillas del hombre tienen la misma sensibilidad que nuestros pezones, así que hoy lo voy a comprobar. —¿Te gusta? —Doy una lamida a su pectoral, rozando lo antes nombrado. —Mucho. —Juego con la punta de la lengua en la pequeña protuberancia y se le escapan un par de jadeos. —¿Y esto? —Meto la mano dentro de su bóxer, agarrando firmemente su m*****o. —Mmmm, me encanta. —Él no se queda quieto y pellizca mis pezones suavemente, volviéndome loca. —Párate, quiero chuparlo —le susurro, en este momento las palabras tiernas sobran y a mí me encantan las sucias. —¿Te lo vas a comer todito, bebé? —Lo miro y asiento colocándome de rodillas sobre un almohadón. —Todo… —Bajo su bóxer y tomo su virilidad entre mis manos, pasando la lengua por la punta. —Ahhh. —El glande es la zona más sensible del pene y sabiendo eso, comienzo con el vaivén de mi mano sobre su tronco, mientras que mi lengua da fuertes lamidas en la punta—. Mmmm, que bien lo haces, mételo en tu boquita. No di más vueltas al asunto y, haciendo un tope con mi mano, metí el resto en mi boca. Se lo chupo y le encanta. Sus gemidos son hermosos. El sonido de mi boca es morboso, me calienta. Con una mano sostengo su pene y la otra la dirijo a mi v****a en busca de mi propio placer. Así que, mientras lo saco de mi boca para lamer desde los testículos hacia arriba, me masturbo. Él no puede más, toma de mi cabello para afirmarse y comienza a embestir mi boca desesperadamente, una y otra vez, y yo en la medida que puedo muevo mi lengua. En una de esas embestidas, le sujeto la cadera y hago presión con mi boca, lo enloquece, sus gruñidos me lo hacen saber. Nuevamente lo hago, pero esta vez presionando sus testículos con mi mano. —¡Por Dios, Kali, me voy a correr! —Jadeos y gemidos. Con la respiración bien descontrolada lo vuelvo hacer, vuelvo a meter todo su pene en mi boca sintiendo como éste hace erupción dentro de mi cavidad—. Aaaaaahhmmmm. Bebé, trágalo, trágalo todo. —Yo sigo en lo mío, sigo chupándolo con suavidad mientras mis dedos juegan con mi clítoris estoy a punto de venirme—. ¿Te ayudo? —No, ¿qué haces? —Me jala del brazo, haciendo que me pare y quite mi mano —. Estaba a punto. No me deja decir más, se arrodilla y subiendo una de mis piernas a su hombro, mete su boca en mí para brindarme un espectacular orgasmo en un par de minutos. Le jaloneo el pelo de tanto placer, me voy a hacer adicta a su lengua. Limpia todo rastro de mi eyaculación con ella y termina dándole un besito a mi pubis. —Mmm, suavecito como un bebé, me encanta. Una vez dada por terminada la batalla con nuestras bocas, nos vamos a la cama a descansar un poco. —Tu boca además de ser exquisita, hace maravillas —susurra entre besos—. Vamos a dormir un rato antes de que quiera más, porque te aseguro que, si seguimos besándonos, te voy a dar duro hasta que amanezca. . . . . IANKOOK . . ¡Mierda! Olvidé correr las cortinas, la luz solar y el calor, me despiertan. Miro mi cuerpo al sentir un peso extra sobre mí y sonrío recordando la nochecita que tuve. La mujer que en este momento tengo sobre mi cuerpo es en extremo sensual y no puedo obviar el hecho de que es una fiera en la cama. ¿Nunca les pasó que luego de pasar por varios cuerpos, cada uno con su peculiaridad y sensaciones diferentes, te topas con el que te complementa al cien? Creo que es lo que me pasa con Kailani, y lo digo con solo estar una noche con ella. Me encanta todo lo que veo y toco o lamo; su piel, su manera de besar, su entrega, la exquisita manera de chupármelo. Solo mirarla hace que me excite. Su olor, su suavidad, su sabor y esa expresión orgásmica que vi en su rostro, fue única. Me descolocó su rudeza a pesar de verse como un angelito. Que yo, en busca de un orgasmo, les folle la boca al punto de que parezca que las voy atravesar, es normal. Pero jamás me había pasado algo como lo que sucedió con Kali. Confiesa no haber tenido experiencias sexuales buenas en lo absoluto, y contrariando, demuestra una experiencia de cuarentona súper cogida. ¡Jaja! Malditos pensamientos… ¡Bien hecho, Ian! Te acabas de provocar una buena erección que, sin dudarlo, metería en esa boquita calentita. Si no dejo de fantasear ¡Me va a explotar la v***a! —Kali —susurro besando su cabeza acomodada en mi pecho—. Nena, es hora de levantarnos. —Anda, despierta que muero por hacerte un delicioso mañanero. —Ahhh. —Bosteza —. Oye… ¿Siempre despiertas de esta manera? —Me sale una risita nasal de pronto. —¡Siempre! Más aún cuando tengo semejante belleza sobre mi cuerpo ¿Qué tal si lo aprovechamos? —Me giro volteando nuestros cuerpos. Quedo sobre ella y besándola la incito—. ¿Qué tal si te vuelvo a saborear? —Comienzo a bajar con mi boca por su cuerpo tomando las sábanas, escondiéndome bajo ellas para llegar a mi destino—. Tengo ganas de lamerte, chuparte y que me lo entregues todo. —Hazme lo que te venga en ganas, siempre y cuando prometa placer. Lo prometo. Lo juro. Lo afirmo. No lleva bragas, se las rompí durante mi arrebato y la remera descansa en algún lado de la sala. Me posiciono entre sus muslos, pasando uno de mis brazos por debajo de su pierna llevando mi mano directo a su zona pélvica, la otra juguetea con uno de sus pezones. Mis pocos años de experiencia me han enseñado muy bien como tocar y hacer arder a semejante mujerón. Doy la primera lamida y la siento estremecerse, me la imagino retorciendo la punta de las sábanas. Inmiscuyo mi lengua en su v****a, la paseo por cada rincón humedeciendo todo a su paso, la saboreo con delicadeza sin ninguna prisa, haciéndola desear más. Solo se escucha su respiración pesada, excitada, y siento como su mano comienza a buscar mi cabeza. Con mis dedos hago exponer ese húmedo, caliente y suave clítoris que está deseoso de mi boca. Soy ágil y cauteloso con los movimientos lingüísticos; lamo y relamo, le doy unos besos y vuelvo a lamer, sé que se está desesperando, y sin ganas de seguir torturándonos a ambos, doy lugar a que tenga un hermoso orgasmo. Presiono suavemente con mis dientes y paso delicadamente la punta de mi lengua. Lo succiono, una y otra vez lo degusto. Sus gemidos son incontrolables, tanto que creo que el hotel entero se debe estar enterando que, en algún sitio, hay sexo del bueno y a mi nombre. Insisto con las succiones sin poder concretar. Kali en un arranque de placer me presiona y con el movimiento pélvico cortito y duro, deja todo su orgasmo en mi cara. Los espasmos de su cuerpo son intensos, más cuando sigo dando lamidas lentas, tengo la sensación que si sigo lamiendo le arranco otro clímax al minuto, pero la realidad es que, si no se la meto, exploto. Como si se tratara de una carrera, me muevo ágil trepando a su cuerpo y la ensarto de una; la necesito, la penetro, la beso, la manoseo, la embisto. Estoy desesperado y muy descontrolado. Ella vuelve al borde del orgasmo en minutos y la espero haciéndome el amague a mí mismo. Sin brusquedad y haciendo mucha fricción entre nuestros cuerpos, le doy duro sin ser rudo. —Dame ese orgasmo, Kali. —Agitadísimo, le ruego—. Ya no lo puedo retrasar… Voy a estallar… Vamos, bebé, dámelo. Quiero sentir como te corres, sentir ese palpitar y verte convulsionar de placer bajo mi cuerpo. —No sé si son mis palabras o qué, pero su grito me hace morir, lo acaba de dejar todo en la cama. . . . . KAILANI . . Por Dios. Este hombre. Decir que me acaba de dejar noqueada de placer es poco, lo siento acelerar sus embestidas y no sé cómo recuerdo que algo falta. —Kook... No hay protección... Como si mi interior le hubiera dado un electrochoque, saca su pene y gateando apresuradamente, llega hasta mi boca, metiéndolo en ella casi de prepo. Me encanta ver su rostro, sus expresiones son como de enojo, solo que destilan placer. Una, dos, tres embestidas en mi boca le bastan para descargar toda su eyaculación en la profundidad de mi garganta. Lo saca suavemente, a la vez que comenta totalmente ahogado: —Rico…. Extremadamente rico…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD