No te amo

CAPITULO 8

IANKOOK

.

.

Luego de ese delicioso capricho, nos vamos a la ducha, donde una vez más tuvimos un nuevo encuentro redimiendo el egoísmo en mi asalto anterior.

Kailani es maravillosa, juguetona, sexi, querendona y me encanta. Una vez que nos terminamos de bañar comienza a buscar su ropa y me opongo.

—No te vas...

—¿Te gusta dar órdenes?

—¿Y a ti dejarme luego de usarme? —Me hago el ofendido y nos reímos—. Me gusta dormir con mi presa. —Mentira, nunca lo hago, pero quiero más.

—¡Ajá! ¿Soy tu presa o tu cazadora?

—Lo que quieras, pero ven. —La arrastro a la cama y la empujo.

—Primero un chichón y ahora empujas ¿Te gusta golpear? —Sonrío

—Digamos que sí, pero mi pelvis contra la tuya o, en su defecto, tus nalgas. Ya vuelvo, voy por algo para tomar, ¿quieres? —Asiente.

Así, como mi mamá me trajo al mundo, me voy a frigo para tomar un par refrescos volviendo lo más rápido posible.

—Fue muy buena la sesión de fotos, estuve viendo las imágenes que tomaron y me gustó —comento por hablar de algo.

—Supongo, Fran es excelente en su trabajo.

—Tú también eres buena.

—No. De hecho, estoy ahí cubriendo a Bren, ella debutara como modelo esta vez.

—¿Y cuál es tu puesto?

—Todos y ninguno —Sonríe—. ¿Cuánto hace que eres modelo? —Frunzo el ceño desconcertado, de verdad no le interesa la moda ni un poco

—Casi cinco años, fui a audicionar para ser idol. —Me mira, dándome a entender que no sabe qué es —. Ser cantante; y un tipo se me acercó antes de que pudiera dar mi presentación. Era un representante de "MUNN", un diseñador reconocido en mi país. Al año siguiente hice mi primera aparición en "HERA SEOUL FASHION WEEK" y aquí me tienes.

—Me pone nerviosa que estés ahí, estoy desnuda. —Ella está recostada y yo entre sus piernas.

—No hay nada que ya no haya tocado o lamido. —Motivo de risas.

—¿Y cómo se conocieron?

—¿Los chicos? —Asiente —. Mm, a excepción de Siu, todos nos conocimos en Seúl al estar involucrados en las diferentes áreas del entretenimiento; y a él lo conocimos porque le vendió una letra a Juwon. Nos hicimos amigos cuando lo encontramos en una batalla de raperos.

—¿Así que también sabes cantar? —Curiosita me salió.

—Algo, pero soy un desastre. —Un poquito de humildad no viene mal.

—No te creo, si no lo hicieras medianamente bien no te mandarías a una audición. —Le beso el muslo.

—¿Y tú? ¿Qué sabes o qué estudiaste?

—Arte y diseño. —Me acomodo un poco mientras la escucho—. Básicamente dibujo, pero por una cosa u otra, no lo hago más. —Dejo un sutil beso en el monte de venus—. Hu... hubo un tiempo en que mis padres quisieron hacer un proyecto, supongo que me sacaron las ganas cuando se divorciaron.

—Eso está mal, no tiene nada —dejo otro beso en la zona — que ver una cosa con la otra.

—Lo tiene, ambos se peleaban por mí. Según ellos tengo un talento increíble, según yo, soy Kailani con un intento de dibujo. —Lo vuelvo a besar, esta vez más cerca de la hendidura—. Ahhh... —Suspira.

—Tendría que ver para juzgar. —Lamo delicada y lentamente.

—Otro día, ahora continúa con lo que haces… —Ronronea con ganas de más.

—A la orden...

Acato la orden con muchísimo gusto. Cumpliendo su deseo, observo lo que tengo frente a mis ojos y adhiero mi boca abriéndome camino con movimientos de mi cabeza y declaro la guerra entre mi lengua y su capuchón. Para jugar un rato con su paciencia, repaso los labios vaginales y cuando me aburro.

—Abre más las piernas...

Deja expuesto todo a mi merced. Rozo, lamo, acaricio y chupo, sin piedad alguna, su clítoris. De camino al orgasmo, recibo apretujones y jalones de pelo. Se pone muy intensa. ¿Cómo sabes que estás haciendo un excelente c*********s total? Fácil... exactamente en este momento. Kali alza la cadera empujando su sexo contra mi boca, está a punto caramelo. Desesperada, gozada, totalmente orgásmica, la observo levantando la vista y es algo increíble, tanto sus gestos como sus gritos y gemidos. Sus fluidos invaden mi boca y, mientras saboreo, me pide más. Ni lo pienso, cubro su vulva con mi boca, continuando con los movimientos frenéticos de mi lengua. Llevo mis manos hacia arriba para dar un toque más excitante a mi acción acariciando y presionando los pezones. Succiono el clítoris sin ser bruto, recibiendo más sollozos placenteros de su parte. Vuelve a tener una perfecta culminación.

—¡Te encanta tenerme entre tus piernas! —Asiente, ni hacer intento de hablar, puede—. Me mata que sea así. —Dejo algunos besitos en la zona, dejando que calme su respiración.

.

.

.

.

KAILANI

.

.

Es una locura, de no saber lo que es un puto orgasmo, pase a tener como diez en cuarenta y ocho horas. La química que existe entre nosotros es increíble. No sé si yo, al ser inexperta, estoy deslumbrada con lo perfecto que es Iankook en la cama, me hace sentir que exploto de placer con cada uno de sus ataques sexuales.

—A ti parece que te apasiona andar con la boca entre mis muslos.

—Adoro... —comenta mostrando una sonrisa cargada de vicio.

—¿Sabes que estoy comenzando a adorar yo? —Gateo sobre el colchón hasta llegar a él—. Tus besos, lo rápido que me enciendes —le como la boca, gustosa de sentir su calor—, lo rico que me lo haces. —Vuelvo a atacar su boca e intenta recostarse—. No, quédate sentado. —Paso mi brazo por alrededor de su cuello y me siento sobre él, envolviendo su cadera con mis piernas—. ¿Sientes el calor?

—No, házmelo sentir más. —Su rostro destila deseo, me muevo sobre él—. Ohhh. Kali que rico se siente, mmmmmm…, sigue así... —Logra decir entre gruñidos y susurros.

—¿Te gusta? ¿Sientes el fuego entre nosotros? —pregunto a la vez que muevo un poco más las caderas en busca de auto penetrarme—. ¿Ahora? ¿Lo sientes más?

Es delicioso el vaivén que forma mi cuerpo sobre el suyo, incrementando el placer con unos cuantos roces, caricias y besos ardientes.

—Estira tu mano, necesitamos un condón. —Logro balbucear entre saltos.

Haciendo caso a mi petición, toma uno y, a las corridas, lo abre para colocarlo. Se introduce en mí nuevamente para no parar hasta el éxtasis. Kook flexiona las piernas quedando en posición mariposa mientras que, con ayuda de sus fuertes y enormes manos, me impulsa para que las arremetidas tomen la velocidad perfecta. Su boca busca la mía en todo momento, la guerra entre nuestras lenguas se da tanto dentro como fuera de las cavidades. Excitante, ruidoso y para nada tímido.

Ni idea de cuánto tiempo llevamos así, perdí la noción hace rato. Nuestros cuerpos sudando, temblorosos, gimiéndonos y gruñendo nuestros nombres, hacen que se incremente aún más, si es que se puede, el duro bombeo entre nuestros sexos. Mi orgasmo llega, siento que me dejo la vida en él, la oleada de espasmos me devasta. Él está gimiendo como loco con los ojos en blanco y su cabeza hacia atrás, entregándolo todo para mí.

—Mmmmmmmm, aaaahhhh ¡Cómo me gusta cogerte por Dios...! —Se echa en el colchón arrastrándome sobre él y me mira a los ojos—. ¡Fue fantástico! —Solo sonreí cerrando mis ojos.

.

.

.

.

IANKOOK

.

.

Una vez más me ha dejado boquiabierto, simplemente es infernal por donde la mires. Su exquisitez, su lubricidad, el despilfarro de belleza. La libidinosidad entre nosotros va en aumento.

.

.

.

.

.

Martes 8, 6:30 am

.

Escuchar el despertador tan temprano luego de una noche apasionada, es como literalmente cagar el buen despertar con tremenda ricura a un lado.

—Kali, hermosa debemos levantarnos, hay que ir al trabajo.

—No quiero —llorisquea —, estoy cansada. —Suena su teléfono, pero no se mueve.

—Es Marcela, ten, iré a ducharme. —Le alcanzó el celular y me meto en el baño sin cerrar la puerta.

—Hola, ¿qué pasa? Es temprano para que estés molestando. —La escucho quejarse —. ¿Y qué? ¡Ohhh, qué pecado! La dulce y tierna hija de los Robinson montada en una moto, llena de tatuajes y jugando carreras... ¿Se acaba el mundo? ¡No me jodas! ¿Quieres? Acabo de abrir mis ojos, al menos dame chance a beber un café, luego jugamos a que te presto atención y que tú eres una mamá ejemplar que me puede regañar. ¡SIISI ADIÓSSSSS! —Me quedo mudo e inmediatamente abro la ducha. —Pedazos de mierda por qué no se compran una vida. —Entra en el baño—. ¿Y tú qué me ves? ¿Nunca viste a una mujer cabreada?

—¡Bájate un par de rayitas que no tengo nada que ver! Que cojamos no quiere decir que sea tu saco de box. —Me gano una mirada de furia y pega la vuelta saliendo del baño—. ¿Te vas?

—¿No es obvio?

—Bien, cierra bien la puerta... —Si se molesta o no, me da igual.

Me devuelvo a la ducha mientras pienso ¡Mujeres...! ¡¿Son tan difíciles?!

Llegando a la agencia, me entero del problema que hizo enojar a Kailani. Se filtró la foto del día de la carrera en moto y me desayuno con que hay rumores nuevos. En la tapa, básicamente, aparezco yo en el momento que salimos de la playa con Kali. Hasta se nota que llevo mi remera en la mano, lo bueno es que no lograron captarla bien a ella. También hay fotos de Jin, Jiho, Jud y Joo a los besos. Nadie nos dice nada por esos motivos, es algo común que, en nuestro entorno, salgan este tipo de cosas a la luz y somos libres de hacer con nuestras vidas lo que queramos. En cambio, en la oficina principal hay una fuerte discusión.

.

.

.

KAILANI

.

.

—¡ME IMPORTA UN CARAJO! —grito, ya harta de la estupidez de mi madre y el miedo de mi padre—. De ti papá, lo entiendo, las carreras pueden traer tragedias como dices, pero lo tengo controlado, sé bien lo que hago y tomo los recaudos suficientes. Tampoco es que me quiera morir. Pero tú y tu doble discurso de moral. —Señalo a la mujer que me parió—. O sea..., ¿haz lo que yo digo y no lo que yo hago? Y no seas exagerada que me tomaron fotos montada a mi moto, llámate dichosa de que esté con ropa. —Obviamente hago alusión a lo visto por mí y mis amigas en su casa—. Y terminamos aquí, porque se me suelta la lengua y termino lastimando a mi padre.

—¡Qué raro! —espeta papá riendo con sarcasmo.

—¡Cállate, que no eres un santo! —Comienza una discusión entre ellos.

—Cierra la boca Marcela —responde él, amenazante.

—Bueno, ya salgo sobrando ¡No los soporto!

—Sería genial que algún día cayera la máscara —prosigue mi madre—, amaría lavar la ropa sucia que hay entre nosotros dos frente a tu hija, a ver si deja los berrinches de una vez. —No quiero seguir escuchando así que me largo.

—¡Vete a la mierda mamá!