Lazos de una Promesa

—mamá voy a salir un rato, cuando mi papá se desocupe, llámame. —si claro hijo, solo no te alejes mucho. —le pidió su madre aun con el celular pegado en su oído mientras se encontraba en una llamada con una de sus amigas. —claro. —respondió el hijo mayor de los Harrishford mientras volvía a colocarse su abrigo para protegerse del frio ya que en la ciudad estaba a 12° grados bajo cero. El adolescente se acomoda su abrigo pero sus ojos observan a su hermana Madeleine de trece años para invitarla a acompañarlo a dar paseo por la ciudad, pero de inmediato optó por no hacerlo al imaginarse que le diría, "no, vete tu". Así que optó por no hacerlo al imaginar su respuesta, se dirigió hacia la Salida pero al estar afuera se abraza a sí mismo al sentir su piel erizarse cuando sintió el frío viento calar todo su cuerpo hasta hacerlo estremecerse, era invierno, y el frío era insoportable en la ciudad de Seattle. Sus manos estaban tiesas y se le dificultaba moverlas por el frío, así que froto sus manos haciendo fricción para poder calentarlas y sentir de nuevo el calor en sus dedos que se habían congelado. Su vista estaba enfocado en lo que había a su alrededor mientras camina por la acera, pero su mente estaba ocupada pensando en la posibilidad de irse a estudiar al extranjero tal y como su padre le sugirió. Sus ojos se mueven para ver hacia al otro extremo de la calle transitada y se detiene frente al parque que se encontraba del otro lado y estaba totalmente desolado por el frío, quería ir pero era obvio que no era buena idea ir por la nieve así que decido seguir su camino pasando de largo por el lugar pero mientras caminan sus ojos logran divisar a lo lejos a una chica delgada de cabellera rubia acercarse a los columpios del parque para después sentarse en uno de ellos mientras veía sus manos que descansaban sobre sus piernas. La observa por unos momentos pero al ver que no se inmuta decide acercarse a ella para preguntarle si estaba perdida o si necesitaba ayuda. Observa hacia arriba la luz del semáforo que se encontraba en rojo, al estar seguro para cruza la calle camina mientras respira por la boca observando el humo que sale de su boca por el frío. Al llegar al parque, lentamente acerca a los columpios para no llegar asustarla, se detiene a dos metros de ella admirando con sorpresa lo hermosa que era, su cabello era de un rubio blanco que iban perfecto con su tonalidad de piel, sus manos eran tan pequeñas y delgadas que comparada a las manos del joven Bruce se veían indefensas, su nariz era muy fina haciendo que su rostro se viera tan angelical cuando la veías con fijeza. De inmediato Bruce sintió un sentimiento tan agobiador invadir su pecho al admirar a aquella chica tan linda y delicada. Se acerca a élla pero la chica ni siquiera se inmutó al escuchar los pasos de una persona acercarse a élla haciendo que Bruce se sintiera preocupado por la joven que acaba de conocer. —disculpa.. —intenta llamar su atención Bruce pero no tiene ningún éxito ya que la chica sigue sin levantar su cabeza. —¿necesitas ayuda?. —habló nuevamente. —no. —musitó cortante la joven empezando a balancearse en el columpio. —¿estas pérdida?. —volvió a preguntar intentando entablar una conversación con ella. —no. —volvió a musitar cortante. La desesperación invadió a Bruce al ver que ella era cortante con él, frustrado Pasa su mano derecha por su cabello n***o, liso y rebelde al no saber que hacer ya que para él era obvio que si le pasaba algo y quería ayudarle pero como le iba a ayudar si ella no se lo permite. Temeroso de como llegue a reaccionar la chica se acerca hasta quedar frente a ella y se coloca en cuclillas frente a ella para que saber que le pasaba y lo primero que notó con asombro fue que estaba llorando. —oye...  Bruce le susurró cerca de su rostro afligido por ver llorar a la joven, extendió su mano colocándola en su mejilla izquierda para limpiar sus lagrimas, la joven levantó un poco su cabeza para ver al dueño de esa mano y abrió sus ojos grandemente cuando lo vio. Sus miradas se conectaron en un segundo, bruce no podía dejar de admirar aquellos hermosos ojos grises, eran tan atrayentes que no podía dejar de observarlos, sentía que eran como un par de imanes para sus ojos, se dio cuenta de inmediato que se había enamorado de ellos, que lo veían con fijeza sin siquiera parpadear, sus ojos los podía comparar como los ojos de bambi, tiernos, redondos y adorables.  —¿estas bien?.. —con su otra mano toma la suya sin dejar verla a los ojos —¿porque lloras?. Para los ojos del joven la chica parecía una muñeca de porcelana, por unos instantes dejo de ver sus ojos para observar el lunar pequeño que adorna su rostro, este se encontraba cerca del arco de cupido de sus labios, su nariz estaba roja a causa del frío y su ojos estaban hinchados y rojos y tal vez sea porque estuvo llorando un buen rato, su piel era blanca como la leche, casi del mismo tono que el de Bruce. —una chica tan hermosa como tú no debería llorar. —ladea una sonrisa el joven levantando su mano para limpiar las lagrimas de sus mejillas pero ella reacciono de manera brusca y se asustó haciendo que se cayera del columpio. —¡¿oye estás bien?!. —se levantó asustado para ayudarla al verla quejarse por el golpe que recibió su trasero al caer. —sí... estoy bien. —murmura con una fina y suave voz dejando aún más sorprendido a Bruce. —es la primera vez que veo a alguien reaccionar así cuando me ve. —se reí un poco logrando contagiarla de su risa. —lo siento, es que.. soy algo torpe y me tomó por sorpresa. —tomo su mano para poder colocarse de pie, al estarlo sacude su Jean n***o para quitar la nieve. El sabia que estaba enamorado, se veía tan delicada, tan frágil pero a la vez hermosa que no podía dejar de admirarla, parecía que el tiempo se había detenido para el, al verla parpadear es como si la estuviera observando en cámara lenta, suspira al ver una dulce y cálida sonrisa en ella. —soy Bruce...  —y yo... Trata de escuchar atentamente para grabar su nombre en su mente pero es como si su voz se oyera distorsionada al momento en que se lo dice. El viento era suave y su cabello se movía a su compás haciendo aún más cálida su compañía, sus labios rojos se movían pero no lograba ser audible para los oídos del joven —¿lo prometes?. —dijo sonriendo con emoción haciendo que el corazón de Bruce palpitara más rápido de lo normal. —lo prometo. —afirma el y la chica tímidamente se acerca y le besa en su mejilla. Su rostro se veía borroso cada vez que ella se aleja de su lado, intenta tomar su mano pero eran como si sus pies estuvieran pegados al suelo. Asustado, bruce despertó sobresaltado y sudoroso en medio de la noche por el sueño que volvió a tener, pasa su mano por su rostro quitando el sudor de su cara, extrañamente cada vez que tenia el mismo sueño siempre despertaba en esa misma parte y luego olvidaba cada facción de su rostro, no podía recordarla y lo que más le mataba es que ni siquiera recuerda cuál era la promesa que le prometía cumplir a esa chica que conoció en su juventud, pero lo único que jamás olvido son sus ojos grises.