Capítulo 3

2808 Words
Luego de la ceremonia, todos los invitados se trasladaron a la casa familiar donde mis padres decidieron realizar el banquete. Por esta vez no quisieron hacer algo muy llamativo o para la prensa, yo les solicite que fuera así, algo mas sencillo, nada tan extravagante. Quería que fuera un evento para la familia y los más cercanos. Por ese mismo motivo ahora nos estamos trasladando al hogar de mis padres. Al castillo familiar, castillo por el que todos reclaman y donde desean vivir, pero lamentablemente para ellos, aquí viven solo las generaciones que poseen los títulos mayores, en ese caso mi padre y después, mi hermano. Y todos al ser hijo del sucesor podemos vivir aquí. Al llegar, note que ya se encuentra todo mundo comiendo y bebiendo, aquí ya no es necesario que todo sea tan formal, se permiten relajar un poco. Hay personas dispersas por todas partes, donde camino alguna persona nueva me saluda y me pide que les muestre a mi pequeño, quien despertó en el trayecto y quién aguanto gran parte de los saludos. Pero ahora, lo siento inquieto y debe ser por que ya tiene hambre, debe estar cansado de estar rodeado de tanta mentira, perdón, de tantas personas y debe querer dormir tranquilamente. Me disculpó de las personas con las que estaba hablando y salgo con mi bebé en brazos en búsqueda de mi madre. La cual no veo por ninguna parte, la sigo buscando con mi mirada hasta que la veo y me acerco a ella a paso rápido. Saludo a mis familiares con los que se encontraba hablando antes de hablar con ella. - Madre, Henry se encuentra demasiado inquieto, subiré con él a mi habitación para que descanse - digo mientras intentó controlar a mi bebé gruñon, ya no aguanta más. - ¿Todo bien? - escucho a Philip preguntar. Y a este? Quién le dio vela en este entierro? ni siquiera me giro a mirarlo. - Si, todo bien, solo que esta mañoso - respondo como si le respondiera a cualquiera, Philip se posa frente a mi, mirando preocupado a mi hijo. - Ve, cariño, cualquier cosa me avisas - dice mi madre, asiento en respuesta y me voy de ahí dejando a todos atrás. Llego a mi habitación y me permito también descansar del tumulto de personas falsas y mentirosas que rondan los jardines de nuestra casa hoy, lo bueno es que solo será por unas horas, luego se largan a vivir sus miserables vidas. Me cambio el vestido por uno más ligero y adaptable para alimentar a mi bebé. Lo tomó entre mis brazos, lo cambió por algo más como y fresco, luego me dedico amamantarlo, mi pequeño Henry se aferra a mi seno en búsqueda de su alimento, mientras yo acarició su pequeño cuerpecito, es tan bello mi pequeño hombrecito, aunque se parezca al idiota engañador de su padre. Estoy tan distraída con mi pequeño bebé, viendo como quedó rendido con su leche y quién ahora duerme plácidamente entre mis brazos, que cuando me voy a girar para dejarlo en su cuna me doy cuenta que no estamos solos y casi pego un grito del susto. Me levanto con él en mis brazos y todavía aferrado a mi pecho para dejarlo en su cuna descansando. - Yo también me aferraria, si fuera él - no le presto atención y sigo con mi tarea. Su cuna esta en mi misma habitación, pero en un sector que llega poca iluminación para que descanse cómodamente. Lo dejó para que descanse, lo reviso una última vez y me acerco al lugar donde esta el intruso. - ¿Qué haces en mi habitación? - lo enfrentó molesta. Me acomodó el vestido que se me había movido, estaba mostrando más de lo que debía y lo sé, por que Philip me comía con la mirada. - Tenemos que hablar, además...quería saber como estaba - apunta con su mano donde dejé a mi hijo. - ¿Como me encontraste? - Le pregunto curiosa, no todos sabe cual es mi habitación, además que fácilmente te puedes perder si no conoces bien el castillo. - Tus amigas me dijeron donde te podía encontrar...de hecho me dejaron directamente fuera de tu puerta - estas amigas mías las voy a matar. - Idiotas...de todas maneras no se que haces aquí, en mi habitación, solos...recuerda que eres casado y esto, está muy mal visto si nos llega a ver alguien - a mi me da igual lo que digan o piensen de mi, pero no creo que Philip piense igual que yo. Me cruzó de brazos y lo encaró, sus ojos se van hacia cierta parte de mi anatomía que se nota más después de mi pose de enfado que quise adoptar. - Ya te lo dije Luisa, Necesitamos hablar sobre nuestro...de Henry - dice serio pero algo nervioso al final. - Termina ma frase como correponde, nuestro hijo, un hijo del que no tenias idea hasta hoy por mentir como un cobarde, un hijo del cual dudo vayas a reconocer como tuyo por que eso sería aceptar que engañaste, en ese entonces a tu "futura esposa" y mi hijo, desde ya te aviso, no será un bastardo, prefiero que te olvides de él y que hagas de cuenta que no existe, a que todo el mundo sepa de su existencia y lo llame bastardo por tu culpa, por que dudo que te divorcies de Olivia - le dejó claras las cosas, conmigo y mi hijo no va a jugar. - Luisa, Crees que esto es fácil para mi? Enterarme de un minuto a otro que tengo un hijo y mas encima con la mujer con la que le fui infiel a mi prometida? La prima de mi mujer? Te puedes poner en mi lugar? No puedo perder mi matrimonio y posición por esto - es que esté es realmente idiota, habla de mi hijo como si fuera una cosa. - No, no me puedo poner en tu maldito lugar por que antes de estar acostandote con otras mujeres deberías haber pensado en la que dejaste en casa y por último, no hables asi de mi hijo, si la ibas a engañar, deberías haber usado un ¡MALDITO CONDÓN! - terminó con un grito, por que ni crea que sentiré lastima por él. - Nunca quise engañarla, las cosas simplemente sucedieron y tú también te deberías haber cuidado - me dan ganas de abofetearlo por idiota y a mi por creer en sus mentiras. - Demasiado cliché tu respuesta y para tú información, si me cuido, estaba en un maldito tratamiento en ese entonces, tus soldados son demasiado poderosos al parecer, culpalos a ellos no a mi - me cruzó de brazos otra vez, a mi no me echará la culpa de todo, no señor, que ni crea. - ¿Mis soldados? ¿En serio? ¿Como puedo confiar en ti? No sé si me estas diciendo la verdad, quizás quedaste embarazada a propósito - ahora si se lo ganó, le doy una bofetada que resonó por toda la habitación. - Escúchame bien idiota, yo me acosté contigo por que quise, lo disfrute y no lo voy a negar, pero no lo hice con las retorcidas intenciones que tú mencionas, jamás quedaría embarazada de un desconocido y menos si el desconocido termina siendo el esposo de mi prima, por ende, ahora parte de mi familia, amo a mi hijo y es lo mejor que me pudo haber pasado, pero fue un error que estoy pagando más que nada por el padre que le tocó, jamás quise que esto pasará y si tú, maldito idiota, hubieras sido honesto conmigo desde el principio, no hubiera cedido ante mis deseos y nada de esto estaría sucediendo - lo veo acariciar su colorada mejilla después de mi golpe, él me mira molesto al comienzo hasta que suaviza la mirada, sabe que tengo razón. Nos quedamos ambos en silencio mirándonos fijamente, no puedo negar que el idiota es guapo, pero un guapo comprometido, independiente que este casado con la bruja de mi prima, no hubiera estado con él. - Lo siento, no debí decir eso y tienes razón - más le vale que lo asumiera. - Yo no tengo la culpa de tus malas decisiones y menos mi hijo, nosotros no somos los culpables, así que no intentes justificar tus errores con nosotros - respondo tajante pero más calmada. - Lo sé, tienes razón Luisa, ustedes no tienen la culpa de nada de lo que esta pasando - se sigue sobando su mejilla, parece que le di duro, no me pude contener, merecía un golpe por su Idiotez. - Siéntate ahí, vengo altiro - me voy al baño para buscar una crema que sirve para los golpes, me demoró unos minutos hasta que la encuentro y me devuelvo a donde esta Philip sentado mirando a la nada. - ¿Que es eso? - que hombre más desconfiado, me dan ganas de golpear su otra mejilla para dejarlo parejo. - m*******a, que más va a ser idiota, es una crema para los golpes, para que no se te hinche el rostro - digo bromeando al comienzo para después pasar al sarcasmo en un segundo. - Ja ja, muy graciosa - tomó su rostro con una de mis manos apretando sus mejillas y él hace un mohin por esa acción. - No seas niñita - lo molesto por sus quejidos de niña, me salió delicado el Duque, no lo recordaba así. Bueno para ser honesta, lo que más recuerdo de él, son sus duras embestidas y sus fuertes brazos al tomarme. - Ten cuidado mujer, me duele la mejilla por tu golpe, Donde aprendiste a golpear así? - me dice entre dientes mientras le aplicó la crema. - Tome clases de boxeo en Nueva York cuando llegué recién a vivir ahí, lo hice para aprender a defenderme en caso que me pasará algo, lo cual, gracias al cielo nunca sucedió - no tiene sentido no responderle y le comento un poco de mi. - ¿Nueva York? ¿Es ahí donde vives actualmente? - niego con la cabeza ante su pregunta, se le ve curioso por saber. - No, ahí estudié luego de irme de Londres, actualmente vivo en Seattle - respondo y termino de aplicar la crema. Debe durar unos minutos así antes de bajar y que todos se den cuenta de lo que le sucedió y comiencen las preguntas. Me alejo de él y vuelvo a mi baño para dejar mi producto estrella, espero eso le ayude a que no se hinche su rostro. - Gracias Luisa, aunque merecía el golpe, no tenias por qué hacer esto - señala su mejilla por el cuidado que le di. - Da igual, el Duque debe mantener su imagen, no iba a dejar que salieras todo rojo e hinchado de aquí - resto importancia y me encojo de hombros, me acerco y tomo asiento a su lado. - Sin embargo, lo merecía - asiento a su observación. - Así es, lo merecías...lo mereces aún - digo y me cruzó de brazos otra vez antes de mirarlo. La zona de guerra está fría ahora, ambos sacamos bandera blanca. - Hmmm...Luisa, con respecto al niño - se le ve nervioso y señala a mi pequeño Henry, que esta tan ajeno a todo lo que pasa a su alrededor y me encantaría que siempre fuera así. - Ya te dije Philip, yo no pienso esconder a mi hijo, ni por ti, ni por nadie, no es un error, al menos no para mi - respondo segura y tajante, Phil me ve nervioso. - Luisa, si te soy sincero, no se que hacer, no me esperaba nada de esto...solo necesito algo de tiempo para pensar que hacer con todo lo que esta pasando - responde tenso y se ve como los engranajes de su cabeza trabajan a mil por hora. - ¿Y mientras que? ¿Haremos de cuenta que no existimos? ¿Que jamás nos habíamos visto en la vida? ¿Que Henry no existe? - me molesta su actitud, aunque la comprendo un poco, me molesta bastante. - Estoy casado, no puedo hacer otra cosa que lo que dices, debo hacer como que no te conozco - yo me saque la lotería al acostarme con el hombre más idiota o esto es una maldita pesadilla. - ¿Pero que carajos dices Philip? - me levanto ofuscada y comienzo a caminar de un lado a otro. - Cuida tus palabras, eres una señorita - dice él, como un hombre recto y perfecto, como un inmaculado Duque. - Al Diablo tú y tus malditos modales, yo hablo como se me pegué en gana, estoy en mi casa y me conociste así, que ahora te hagas el que no rompe un plato no es mi problema - maldigo la hora en que lo conocí. - Luisa, puedes calmarte por favor - dice entre dientes y yo niego frenéticamente con la cabeza. - No, no puedo, por que no puedo creer tu desfachatez...no eres ni la sombra del magnífico y maravilloso hombre que conocí en Cancún - suspiro con pesar ante los estupendos recuerdos que tengo junto a él en esas vacaciones. - En ese entonces simplemente me dejé llevar y aparente ser alguien que no soy para conseguir lo que quería, lo que ves ahora es él real Philip - dice tajante, serio y frío como el hielo. Sonrió irónica. - Así me doy cuenta, que lástima no haber visto esto antes - lo señaló a él completo con pesar y con los ojos cristalizados, me dolió lo que me dijo. - Es lo que hay y para finalizar, necesito que nadie se enteré de nada de lo que paso entre nosotros en México y esta más que claro, que nadie puede saber que soy el padre de tu hijo, me puede traer graves consecuencias, donde mi matrimonio tampoco se puede ver perjudicado - no digo nada, estoy sorprendida por todo esto, no lo esperaba, claro que no, que lamentable ver este hombre frente a mi, le hace honor a su título nobiliario. - No se preocupe Duque, de mi no saldrá una sola palabra - digo seria y él asiente satisfecho por mi respuesta, cree que esta ganando. - Excelente, ahora me retiro, estamos en contacto - hace ademán de acercarse a mi para despedirse pero me alejó de su tacto dando varios pasos hacia atrás, veo algo de tristeza en sus ojos, pero dura tan poco pero dudo fuera real lo que vi. Acomoda su traje y se arregla lo mejor que puede, me mira por última vez y se dirige a la puerta, ya está fuera cuando me acerco y le digo mis últimas palabras. - Duque, una última cosa...- él se gira a mirarme y lo hace expectante a lo que pueda decir. - ¿Que cosa? - pregunta luego de unos segundos que decido permanecer en silencio. - NO esconderé a mi hijo de nadie y menos por que tú me lo digas, me importa un rábano tu posición social o lo que digan los demás, te doy el tiempo que duré en Londres para tomar una decisión sobre que harás con respecto a Henry...pero si después de eso, decides no aceptar tu paternidad, a quién me pregunté quién es el padre, diré quién es con nombre y apellido...- me mira sorprendido por mis palabras, abre los ojos como plato, no se esperaba que lo desafiara así. - No te atreverías - gruñe entre molesto y sorprendido, sonrió sarcástica ante sus palabras, me hieren más de lo que quiero aceptar. - No me desafies ni me provoques, por que no tienes idea de lo que soy capaz...mejor reza, por que nadie me haga esa pregunta, por que no dudaré en responder, no diré nada por tres meses que es el tiempo que estaré aquí, pero después, no te aseguro nada...yo no soy quién tiene algo que esconder, ah y una última cosa - me giro para ingresar antes de decir lo último, lo miro por sobre mi hombro. - Luisa...- dice mi nombre en un tono de amenaza pero no lo dejó terminar. - Si decides no aceptar tu paternidad, lo haremos legalmente, renunciarás a él y todo lo que eso conlleva, no te quiero en mi vida si esa llega a ser tu decisión final...tienes 3 meses para pensar y si no tengo respuesta para ese entonces, vete olvidando de nosotros, por que seré yo, quien tomé la decisión y esa será desaparecer de tu vida - terminó de decir y cierro la puerta en su cara, no dejo que responda nada, ahora él debe pensar que hacer y a mi, solo me toca esperar a que decisión tomará para definir mis próximos pasos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD