bc

Me quiero en sus brazos.

book_age16+
27
FOLLOW
1K
READ
billionaire
others
sex
others
sensitive
drama
city
first love
gym coach
shy
like
intro-logo
Blurb

¿Alguna vez soñaste con el hombre perfecto?

Yo sí.

Durante años lo imaginé en mis pensamientos más secretos.

Fuerte. Enorme. Protector.

Un hombre capaz de rodearme con sus brazos y hacerme sentir que el mundo podía derrumbarse a nuestro alrededor… y aun así estaría a salvo.

No sabía que ese sueño tomaría forma semanas antes de cumplir los 19.

Y cuando lo vi…

Dios mío.

Él era todo lo que jamás supe que necesitaba.

1.95 de pura tentación.

Cuerpo “strong fat”: grande, sólido, delicioso. Brazos tan anchos que parecían un escudo humano. Piel morena que absorbía la luz como si tuviera su propio sol, ojos color miel con el poder de desvestirme sin tocarme, cabello castaño un poco largo y rebelde como él, y labios… ay, esos labios, hechos para el pecado.

¿Y lo mejor?

Un trasero digno de poema, estatua y altar.

—¡LO ENCONTRÉ! —grité como una lunática al teléfono—. ¡YAMI, LO ENCONTRÉ! ¡A MI HOMBRE PERFECTO!

Del otro lado, mi mejor amiga creyó que me había dado un colapso mental.

—¿Qué encontraste, Gabriela?

Y yo, con el corazón reventándome el pecho, respondí sin dudar:

—A mi futuro esposo.

Lo que no sabía en ese momento…

Era que encontrarlo sería la parte fácil.

Amarlo, sobrevivir a sus abrazos, y perderme una y otra vez en su mirada como quien cae bajo un hechizo dulce, cálido, adictivo…

Ese sería el verdadero reto.

Una historia de amor.

De pasión que arde lento.

De sueños que se cumplen y abrazos que se sienten como hogar.

Una historia de las que no quieres soltar…

Ni escapar.

chap-preview
Free preview
Prólogo
**¿Cómo sería tu chico ideal?** Esa fue la pregunta que rondó en mi cabeza durante toda mi adolescencia. Mientras las demás chicas hablaban con certeza de "ojos claros" o "cabellos rebeldes", yo solo podía encogerme de hombros y admitir que no lo sabía. No tenía una lista clara, ni un molde exacto; apenas algunos rasgos sueltos que me hacían voltear la cabeza en ciertos momentos: una sonrisa traviesa, unas manos firmes, una mirada que pareciera atravesarme sin esfuerzo. Pero jamás imaginé cómo se vería todo eso reunido en una sola persona. Jamás, hasta que semanas antes de cumplir 19 años, el destino decidió ponerlo frente a mí. Él era la materialización de todo aquello que nunca supe que anhelaba. Alto —imposiblemente alto— de al menos 1.90 metros, con un cuerpo trabajado no por vanidad, sino por fuerza y disciplina. Sus hombros anchos y su espalda poderosa parecían hechos para sostener mundos enteros. Su piel, de un tono moreno dorado, resplandecía bajo la luz del atardecer, y sus ojos... Dios, sus ojos. De un color miel intenso, como si atraparan rayos de sol en cada mirada. Su cabello castaño, ligeramente largo y rebelde, caía sobre su frente de forma descuidada, como si el viento se empeñara en acariciarlo. Sus labios, de un grosor perfecto —ni delgados ni gruesos—, formaban líneas que invitaban al pecado o, quizá, a la salvación. Cada vez que pasaba cerca de mí, mi corazón latía con una fuerza dolorosa, como si mi pecho fuera demasiado pequeño para contener tanto anhelo. Mis pensamientos se volvían caóticos, infantiles, desesperados. *"¡Me necesito en sus brazos ahora!"*, gritaba mi mente, olvidando cualquier atisbo de dignidad o vergüenza. Y sus brazos... oh, sus brazos. Eran enormes, capaces de envolverme por completo y hacerme sentir diminuta, protegida. Sus pectorales tonificados, su pecho amplio y firme, me provocaban un deseo casi instintivo de esconderme allí, de encontrar un refugio del que nunca quisiera salir. Y luego estaba su trasero, perfecto hasta el punto de la obsesión: firme, redondo, un recordatorio cruel de que la belleza real no siempre es inalcanzable; a veces simplemente pasa caminando frente a ti, ignorando que te acaba de robar el aliento. No me jodan: era un maldito Adonis, una visión mitológica encarnada en carne y hueso. No sabía su nombre, no conocía su voz, pero se había convertido, sin pedir permiso, en una necesidad en mi vida. Me preguntaba quién sería, a dónde iba cada mañana cuando lo veía cruzar la calle apresuradamente, con auriculares puestos y una expresión concentrada. ¿Tendría novia? ¿Sería tan perfecto por dentro como lo era por fuera? A veces, me sorprendía a mí misma imaginando escenarios ridículos: tropezar "accidentalmente" frente a él, derramar mi café cerca suyo para obligarlo a mirarme, o incluso atreverme a decir un simple "hola". Pero la cobardía me anclaba al mismo sitio, a las mismas miradas furtivas desde la distancia. Y sin embargo, cada día que lo veía pasar, sentía que una parte de mí cobraba vida. Como si algo dentro de mí —algo que había estado dormido por años— comenzara a despertar, estirándose lentamente, recordándome que todavía estaba aquí, que todavía era capaz de soñar, de desear, de querer algo con todo el corazón. Quizá nunca sepa su nombre. Quizá nunca sepa cómo suena su risa o cómo es su voz al susurrar. Pero por ahora, verlo pasar era suficiente para encender algo en mí. Algo que me recordaba que estaba viva.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.7K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.3K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
52.3K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.1K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.6K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.7M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook