Capitulo 2

1089 Words
El sonido de mis tacones retumba en el mármol al caminar por los pasillos de la empresa. Todas las miradas se centran en mí, cuando entro en el vestíbulo. Mi expresión es gélida, como siempre. Me atrevería a decir que muchos de los empleados me tienen miedo o los intimido. Para ellos el dueño de todo es Black, pero legalmente yo soy dueña de la mitad de la empresa, sin embargo, a simple vista soy solo la jefa del departamento de ventas. Es decir, yo me encargo de convencer a todos los posibles compradores de somos su mejor opción. -Lucia, explícame porque mi café no está en mi escritorio – demando. Mi asistente me mira nerviosa y juguetea con un lápiz que lleva en su mano. Tiene el cabello castaño y el uniforme de la empresa, que consiste en básicamente una falda tuvo color gris y un bléiser a juego. -Señora, Jeny no ha llegado con el café – musita nerviosa. -Pude notarlo, querida. La pregunta es ¿por qué? El ascensor se abre, entrando una muy desordenada rubia con aspecto horrible, con mi café en la mano y un montón de papeles en la otra. La pobre parece no haber dormido en toda la noche, sus ojeras son espantosas. -Buenos días señora – balbucea – se me hiso tarde. -Lo noté – ruedo los ojos. Tomo mi café y entro en mi oficina dejando a las asistentes en sus respectivos escritorios. -Lucía – grito desde mi escritorio. -Si, señora – entra rápidamente. -Dile a Jeny que, si no se arregla ya mismo y se pone decente, está despedida. – murmuro sin mirarla. La castaña sale deprisa de mi oficina. Tengo dos asistentes porque necesito a alguien que haga mis mandados y la otra no se aparte de mí en ningún momento. Lucia es muy eficiente en su trabajo, pero la rubia es nueva, solo lleva aquí unas cuantas semanas y al parecer no le sienta bien el trabajo. Las horas pasan y después de asistir a dos juntas con inversionistas, me fuí a almorzar. Me parece muy extraño no haber sabido nada de Black en todo el día, eso es inusual tratándose de él. Al parecer esa llamada era muy importante. Entro a un restaurante cercano y pido una mesa. El lugar está repleto de parejas enamoradas, me causa un poco de envidia, pero lo supero con una copa de vino. Después de la comida, regreso a mi oficina topándome con Jeny, quien ya estaba más decente.  -Comunícame con Black – ordeno. A estas alturas no importa a quien se lo haya dicho, lo que importa es que alguien lo haga. -Línea uno – grita la rubia. Levanto mi teléfono y oigo la calmada y profunda voz de Richard. -¿Si? -¿quieres hacer algo en la noche? – le pregunto. -Estoy ocupado resolviendo unos asuntos, Sam. Hablamos en la casa. - responde seco. Algo malo pasa, lo sé, y es algo muy malo. Pensar eso me da escalofríos. ************** El día pasa y llega la hora de ir a casa, por fin. El silencio sepulcral del departamento hace que se me erice la piel. Desde mi corta conversación con Richard he estado con los nervios a flor de piel, no me concentro en nada y básicamente no he dejado de pensar en las posibles cosas que pudieron haber pasado, que sinceramente espero no haya sido una desgracia. Toco tres veces a puerta del despacho hasta escuchar una ronca voz masculina que me invita a pasar. Observo a Richard sentado tras su escritorio mirando unas cosas en su laptop y su expresión es como la de un padre a punto de regañar a su hija, el ambiente esta muy tenso a tal punto que se me hace un nudo en el estómago. -Hola – digo por fin, tratando de llamar un poco su atención. -Un minuto – murmura serio sin despegar la vista de la pantalla. -Oye, si pasa algo deberías... - empiezo a hablar, pero me interrumpe alzando la mano. -Necesitamos hablar de unas cosas – masculla. Levanto una ceja antes de hablarle, su actitud ya empieza a parecerme molesta. -¿Sobre qué? – pregunto confundida. -¿Conoces a una mujer llamada Olivia Higgins? La sangre se me congela en las venas y empalidezco de inmediato, sin embargo, mi postura es intachable. -No lo recuerdo, ¿Por qué? – pregunto lo mas serena posible. ¡Maldición! -Porque su cadáver fue hallado en medio del bosque, por unos cazadores – murmura serio y con la mirada fija en mí. Trato de respirar con tranquilidad. ¿Cómo es siquiera posible que la encontraran? Hace siete meses que murió. Al menos no tienen pruebas que la vinculen conmigo, o eso espero. -¿Y yo que tengo que ver con eso? -Esa chica fue vista por ultima vez entrando a tu departamento. -¡Ah! Si la recuerdo. Le pagué para tener sexo conmigo y mi esposo en ese entonces, pero eso fue hace más de siete u ocho meses, si la acaban de encontrar, ¿qué tengo que ver yo? si he estado aquí por meses – hablo calmada. Pues la verdad, no miento, tengo pruebas de que tuvimos sexo. Aun tengo las fotos en mi despacho en Nueva York. Black mantiene la mirada fija en mí, pero trato de no mostrarme nerviosa, ni sospechosa. -Según la autopsia, la chica murió hace muchos meses – explica – y como tú la viste por ultima vez, eres la principal sospechosa. -Pero yo no le hice nada -me defiendo. -Entonces hay ir a aclarar eso, Samantha. – musita molesto. -¿Por qué? -Porque debes hacerlo. Ellos piensan has estado huyendo todo este tiempo ¿Quieres ir a la cárcel? – levanta la voz. -No. -Entonces hay que aclarar este mal entendido – murmura más tranquilo. Doy media vuelta batiendo mi cabello y dejándolo solo en su despacho. Estoy furiosa, no quiero volver tan pronto. Maldita sea Olivia y el imbécil de Frank por no hacer bien su trabajo. Voy a volver a Nueva York a aclarar ese asunto, pero será porque quiero, no porque me lo ordene Black. Eso será pan comido ya que no tienen ninguna prueba contra mí, de eso me aseguré yo misma. Además, regresar implica volver a ver a Leonard. Me pregunto si aun querrá verme, de seguro ya hiso su vida con otra. Bueno, tampoco es que eso sea un impedimento para mí, puedo quitar de mi camino a quien sea, pero si él ya no me ama lo dejaré libre, no voy a rogarle amor a un hombre. 
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