Estás confundido

1036 Words
—¿Que has dicho? Sabes lo que eso significa? —el hombre asintió. —Si, seré quien reciba las estocadas. —Pues no se trata de quién recibe y quién da. —¿Acaso no entiendes? —Ciro se puso nervioso, pues quería que pasara lo que tenía que pasar y ya. —Yo no funciono así —dijo Adhalpe. —Soy un hombre que está en una relación ahora mismo, le debo respeto y consideración a mi novia Aurora, no es el hecho de que sienta el impulso de cogerme con alguien y eso es lo que pase, no soy así. —Y presisamente de eso se trata en las relaciones y en la vida, conoces a alguien, te interesa esa persona, y luego buscas como conocer. —explicó Adhalpe, Ciro solo miraba fíjamente en los labios de Adhalpe, solo pensaba como besarlo. —Tu y yo somos tan diferentes, y no lo digo precisamente por tratarse de que ámbos seamos del mismo sexo, si no que nuestras diferencias van más allá de lo físico, ya es cuestión del carácter, como individuos que somos. —No quiero conocerte o mas bien, no es lo que busco —solo quiero comerte a besos, pegarte mi polla, hundirme en ti. —Lo siento, yo no busco a alguien para follar nada más, busco alguien con quién compartir mi vida, además de crecer con esa persona, no busco lo mismo que tú, acepto que me he sentí atraído a ti . —¿Estas loco? —siseó Ciro y prosiguió en confesar lo siguiente. —Lo único que siento es ganas de estar contigo. —Pues no es mi forma de amar —dijo Adhalpe dando la vuelta y abriendo la puerta, quería que Ciro se fuera. Ciro se fue sin insistir mas, pero ahí no había acabado todo. En la hora de la comida, Adhalpe no estaba del todo concentrado en la cita con Aurora, su mente divagaba lejos, no se había dado cuenta que su problema estaba escalando más allá se lo que él esperaba. Desde una distancia determinada, ahí estaba Ciro observando su interacción con su novia Aurora. Cuando Adhalpe regresó, encontró a Ciro de nuevo en la puerta de su apartamento, él no supo que sintió al verlo ahí, si sintió alegría por verlo o enojo por su insistencia, a eso es que se le llama una verdadera tentación. —¡Tu aquí de nuevo! —gruñó Adhalpe. —Me tienes así, ¿que quieres que haga? —Te dije que tengo novia, que me dejaras en paz. —Te gusto, lo sé —inquirió Ciro. —¿Acaso es suficiente el sentirte atraído a alguien? Está el verse si te conviene esa otra persona y claramente tú no le convienes a nadie. —¿Me vas a desechar sin probar? —¿Que debo probar? —¡Que te gusta coger chorizo! —Adhalpe desestimó de nuevo al hombre. —Quiero que te vayas de mi apartamento, no quiero mezclar mi vida contigo. —No puedes saber si soy lo que te conviene si no me aceptas. Adhalpe suspiró, y luego dió la vuelta para entrar, el se había dado cuenta que a este hombre no le importaba ni siquiera su opinión, solo quería ligarse con él y ya. —Está claro para mí, eres un ser egoísta, un hombre pendenciero, mujeriego, que no le importa a quien daña con sus acciones, por favor, vete. —Y ¿que harás si no me voy ? —Llamar a la policía. —Llama entonces... —Me estás colmando la paciencia —gritó Adhalpe. —¿Que está sucediendo aquí? —cuestionó Aurora, quien había regresado la misma noche para devolver la billetera de su novio en la chamarra que él le prestó. —Nada, no sucede nada —dijo Adhalpe nervioso. —Soy Ciro, soy compañero de trabajo de Adhalpe —dijo este mirando a Aurora de pies a cabeza. —¿Es en serio? jajaja, disculpa. Toma tu billetera —le extendió la billetera a su novio. —Lo siento —dijo Aurora dando la vuelta para marcharse, Adhalpe la alcanzó corriendo. —¡Espera! —dijo el hombre siguiéndole al ascensor. —¿Vas a dejarlo ahí afuera? —Que descortés eres Adhalpe —dijo Aurora mirándole a su prometido. —Al menos déjalo pasar —insistió Aurora, lo que hiciera reír sutilmente a Ciro. —El ya se va, no es necesario —respondió Adhalpe. Bajaron abajo del edificio, Adhalpe tomó a Aurora por sorpresa y la besó, era como si con eso quisiera borra a alguien de su memoria. Aurora quedó sorprendida de su sorpresiva actuación, le encantó el beso de él, le dijo con sutileza. —Pude esperar entregar mañana tu billetera, pero ya sabes, quería tener una excusa para entrar a tu apartamento y mira el traspiés que encontré, a ese mujeriego empedernido. —¿Lo conoces? —preguntó Adhalpe. —¿Quién no lo conoce? —dijo Aurora. —¿No es el nieto de los Martelli? todos saben de él, de como es, y en el hospital él le rompió el corazón a varias doctoras, ¿crees que es justo? Con claras señas de estar molesto, Adhalpe dijo. —¿Y crees que es solo su culpa, a nadie le puso una pis7ola, por lo que sé? —¿Porque lo defiendes? ¿acaso el es tu amigo? —Trabajamos juntos, pero una cosa puedo asegurar, esas mujeres no son tan inocentes, merecen lo que les pasó, quien manda a que caiga como fruta madura a los pies de ese tonto pervertido. Aurora se había puesto tan roja por lo que dijera su novio que se sentó en el volante de su auto y salió sin esperar escuchar más. Al verla partir, Adhalpe suspiró profundamente, no quería pelear con ella, y menos por ese hombre loco. Respiró hondo antes de subir en el ascensor. Al llegar no vió a Ciro, así que se dispuso a abrir la puerta, fue cuando alguien lo empujó y entró a su apartamento a la fuerza. Ese no era otro que el mismo Ciro, éste último siendo siempre un patán.
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