Alexander
Veo como la mujer, la que fue el gran amor de mi vida sale de aquel lugar siendo una mujer libre, una mujer que desde ahora, ya no es nada en mi vida.
Y el pecho me duele, las ganas de llorar se intensifican a cada momento.
Las ganas de gritar a los cuatro vientos para sacar esto que tengo en el pecho me ahogan por segundos.
Siento que acabo de cometer un gran error, el mas grande de mi vida.
Las manos me pican por querer deshacer el divorció que está burlándose de mi frente a mis ojos.
Las piernas me tiemblan por las ganas de correr a su lado y pedirle que no me deje, que fui un estúpido de lo más grande, pero no me atrevo, no me puedo mover de mi lugar, siento como una fuerza invisible me hace permanecer sentado como un inútil dejándome ver como la mujer que ha sido mi sueño desde niño, se marcha de mi lado sin retorno.
Pero ¿esto era lo que quería, no?
- Eres un imbécil y espero que muy pronto te des cuenta del error que estas cometiendo, porque para ese entonces, ya será demasiado tarde para ti – dice Tatiana viéndome con un odio que jamás pensé ver en sus ojos.
Me odia, todos lo hacen, nadie puede comprender como es que pude ser tan hijo de puta de preferir otras cosas antes que el amor y compañía de la mejor mujer que tendré en mi vida.
Mi familia me dio la espalda, mis amigos ya no me hablan, mi madre me odia por lo que hice, mi padre siente vergüenza del hombre en el que me convertí, la familia de Alessia me quiere quemar vivo y los comprendo, pero no me arrepiento, esta era la mejor decisión.
¿Lo era?
Ni yo mismo soy capaz de entenderlo, no se que estaba pensando cuando fue que le pedí el divorcio.
Pero estábamos tan mal, llevábamos meses separados, sin un tema de conversación, sin pasar tiempo juntos, ya no teníamos los mismos gustos, y de a poco, ya no nos mirábamos con el mismo amor de siempre, mi vida cambio haciendo que mi amor por ella también.
Alessia no se merecía mi desprecio, mis ausencias, mis noches de alcohol que intentaban cubrir los errores que estaba cometiendo con ella.
No le fui infiel si es que piensan aquello, no podía.
No negare que se me presentaron muchas oportunidades de acostarme con chicas experimentadas, mas hermosas o incluso de cuerpos mucho mejores que el de mi mujer, pero jamás deje que pasara más allá, hasta que hice la petición de nuestro divorcio, pero incluso, cuando ya mi matrimonio estaba roto, todas las veces que lo intente, nunca pude llevar a cabo nada, porque su rostro, el recuerdo de su cuerpo contra el mío, hacían que detuviera todo lo que había comenzado.
Las ultimas semanas se ha hablado mucho de mí, me han tachado como un infiel, un sinvergüenza de lo peor, un traicionero, un poco hombre y un sinfín de cosas más.
Dicen que dejé a una gran mujer por querer acostarme con muchas a la misma vez, que preferí ser un mujeriego que ser feliz al lado de la mujer que decía amar.
Si me preguntan, nunca pensé que tendríamos este final, siempre creí que éramos el uno para el otro, que nuestra vidas estaban destinadas a estar juntas por siempre pero ahora veo, que estaba muy equivocado.
No por ella, por mí.
Cambie, de una manera en que no me reconozco, de hecho nadie lo hace.
Pero ¿Está mal querer avanzar, querer ser mejor y tener más?
He logrado que mi negocio crezca a niveles inimaginables este ultimo año, he cumplido mi sueño de ser un gran empresario, rodeado de lujos, dinero y comodidades.
Ya no pienso en que si tengo para una cosa o para otra, ahora simplemente me cumplo o compro todos los caprichos que quiero.
No considero que este mal ser mejor, avanzar hacia un mejor futuro, quizás no hice las cosas como debía el último tiempo respecto a mi matrimonio y que dejé de pensar en nosotros, para pensar solo en mi y en lo que yo quería conseguir, sin pensar, a quien estaba llevando a mi costado o más bien, hundiéndose a mi lado al verse sola, herida y abandonada.
¿Cuándo comenzó todo irse al demonio en mi vida?
El momento en que decidí que era bueno rodearme de personas a las que admiraban por lo que habían logrado y dejarme influenciar por ellos.
A que mis salidas se hicieran más recurrentes.
A que mis noches rodeado de alcohol se hicieran parte de mi rutina sin pensar en la mujer que me esperaba angustiada en casa por mi ausencia.
El dejar sola a mi mujer en casa y que aquello se me hicieron una costumbre, algo normal en mi día a día y el hecho, de que ella no reclamara, me daban a entender que estaba bien con que lo hiciera.
El ver que comenzaba a llamar la atención donde quiera que iba, lleno mi pecho de orgullo y mi lado de macho alfa, me obligo a seguir haciéndolo sin pensar en nadie mas que en cumplir mis fantasías.
Me comenzó a llenar la vida de frivolidades, de palabrerías bonitas hacia mi persona, de admiración por hombres que llevan años en esta industria, de elogios de mujeres bellas que nunca pensé, se podían fijar en un tipo como yo.
Y sin quererlo, sin esperarlo, sin imaginarlo, un día estaba deseando ser libre, no tener ataduras con nadie, comencé a querer acostarme con esas bellas mujeres que me rodeaban en las cenas de negocios.
Comencé a imaginar como seria mi vida estando con todas ellas y fue en ese momento, en que pensé que ya a mi esposa no era suficiente para mí, que quería más de lo que tenía, que fui un estúpido al casarme tan joven.
Me casé completamente enamorado, Alessia fue mi primera novia, la primera mujer en mi vida en todos los sentidos y cuando le propuse matrimonio lo hice de verdad, con un amor honesto y real por ella, jamás pensé en que me separaría de ella, en que ahora, estaríamos divorciados y comenzando a vivir vidas separadas.
Cuando comencé a ver a otras mujeres con deseo, es que decidí que mi matrimonio estaba roto, porque el simple hecho de mirar a otra mujer como lo hacía con la mía me dio a entender que estaba haciendo todo mal y que antes de herir a Alessia siéndole infiel, lo nuestro debía acabar.
Pedí el divorcio con la convicción de que estaba haciendo lo correcto, que mis deseos de permanecer a su lado ya estaban muertos, que ya no me gustaba, que ya no la deseaba y que mi amor por ella estaba muerto.
Pero el verla hoy después de semanas, luciendo tan hermosa como siempre, con ese cabello largo que me encantaba acariciar mientras la tenía abrazada a mí, de ver esos labios que en el pasado me dijeron hasta el cansancio que me amaban y sus ojos, esos ojos que antes me vieron con amor, cariño y admiración, hoy lo hacían con odio y rencor, me dieron a entender, que no, que nada de lo que decía ya no sentir por ella era todo lo contrario, porque mi corazón seguía latiendo por ella.
¿Pude detener todo?
¿Es posible que ahora deseé recuperar lo que por idiota perdí?
¿Es posible una oportunidad más?
Pude haberlo hecho y no lo hice, porque me sentía poca cosa a su lado, le falle de todas las maneras posibles.
Falte a mis promesas, al amor que le jure ante al altar, falle como esposo, amigo, compañero, como hombre.
Ella no merece al hombre en el que me he convertido, ella merece al que le juro amor eterno y no al que a la primera duda, sale corriendo.
Quizás nuestro error fue casarnos sin tener idea de lo que era la vida, sin vivir, sin experimentar, sin ver más allá de lo que nuestros ojos enamorados nos pedían ver a ciegas.
Quizás debimos conocer mas del mundo antes que encerrarnos en el propio.
No todo fue color de rosa, pero supimos avanzar, sacar adelante esta tarea del matrimonio.
Nos dijeron que éramos muy jóvenes para casarnos, nos pidieron que esperáramos hasta que termináramos nuestras carreras universitarias, pero fuimos tan necios que no quisimos escuchar y sin pensarlo mucho, meses después nos estábamos jurando amo eterno ante un juez, sellando nuestras promesas de amor que pensamos durarían por siempre.
Pero ya veo que no fue así y solo, porque en mí, entro la duda de que ya no sentía mas amor por la mujer que jure amar con mi vida.
¿Qué error acabo de cometer?
Siento como mi mejor amigo se mueve a mi lado y al verlo, me doy cuenta de que está guardando sus cosas para irse sacándome así, de mis pensamientos.
- Podríamos ir a comer ¿o tienes algo que hacer? – le digo tratando de volver en sí, de ya no pensar más en la decisión que ya no puedo revertir.
- No, no tengo nada que hacer – me dice sin verme.
- Entonces vamos a comer – le digo también poniéndome de pie, arreglando mi saco.
- Gracias, pero prefiero volver a la oficina – me dice y no pasa desapercibido para mi la actitud que tiene en estos momentos pero como vengo haciendo el ultimo tiempo, hago como que no pasa nada y finjo demencia.
- Anda, vamos a comer y por algo de beber, debo de celebrar que…- voy a decir algo cuando Rodrigo me interrumpe.
- ¿¡Celebrar!? ¿¡Crees que lo que acaba de suceder es motivo de celebración!? ¿Qué el hecho de separarte es motivo de alegría? – intento defenderme, ya que no es eso a lo que me refería con ir a celebrar.
- Rodrigo, no es eso, es que…- me interrumpe nuevamente.
- Me importa una mierda lo que tengas que decir, no iré contigo a celebrar como acabas de arruinar tu vida. ¿Te gusta la vida que estas llevando? ¿Te gusta sentirte respetado por esos idiotas de los que tanto hablas? ¿Te gusta sentirte deseado por mujeres que solo te quieren por tu dinero? ¿Deseas que las personas besen tus pies por donde caminas? Pues bien por ti, pero yo no seré parte de ese circo que te has empeñado en crear a tu alrededor solo por que sientes que debes vivir lo que antes no pudiste – dice y sus palabras me molestan un poco.
- No tienes idea de lo que estás hablando, Rodrigo, así que cuidado con lo que dices – le digo con la mandíbula tensa.
- Se muy bien de lo que estoy hablando y te desconozco, no eres ese amigo que conocí desde niños, no eres el mismo hombre que me dijo mil veces que amaba por sobre todas las cosas a Alessia, que prefería estar muerto que no tenerla a ella en su vida…- dice y sus palabras remueven algo en mi -…desconozco a este hombre que tengo enfrente, te has convertido en un hijo de puta despreciable, del que ni siquiera deseo seguir siendo amigo. Acabas de destruir tu vida con esta decisión, solo por que tu “nueva” vida no encaja con la pasada. Alessia no merecía pasar por todo lo que le has hecho el ultimo tiempo y espero, que ahora que eres libre, encuentres eso que esperabas tan urgentemente con tu divorcio, que te aproveche tu nueva vida superficial de mierda – dice y sin dejarme decir nada más, sale dando un portazo de la oficina, dejándome solo junto al silencio desolador que hay en el lugar y con una inquietud en el pecho que no me deja respirar.
¿Hice bien?
Entonces, ¿Por qué diablos me siento tan mal?