No sé cuánto tiempo es que llevo mirando el techo de la habitación pensando en nada, o bueno, no en nada como tal, mas bien, en como ha sido mi vida estos últimos días.
Esto es lo que quería, lo que buscaba al separarme de Alessia pero todo lo que he encontrado en una vida de descontrol, de gastar al por montones en mierdas que ni siquiera sabia que necesitaba y que la verdad, no necesito.
De sentirme en la completa soledad, de no tener con quien hablar por que todo el mundo me dio la espalda, de no tener quien me espere o reciba en casa porque ya no tengo a nadie.
Estoy en la completa soledad que si bien, era lo que buscaba con el divorcio, es lo que menos quería y ahora, después de semanas en este nueva vida, no siento que me guste, para nada.
Mi familia no me habla, dejaron de hacerlo en el momento en que mi separación fue una realidad.
Mis amigos me dejaron de lado, ya no soy invitado a ninguna actividad a la que realicen, me entero por otros de los eventos que han realizado y en los que, claramente, no me quieren ahí porque consideran que cometí un error al dejar a Alessia por la vida que estoy llevando.
A la única persona que he visto este ultimo mes, fue Rodrigo, quien me trajo el documento oficial que me hace un hombre soltero, separado, divorciado, pero si creen que hubo alguna conversación de por medio, están equivocados, prácticamente ni me hablo, solo lo hizo por ser mi abogado, el que renuncio a serlo luego de ese día.
Ya no somos amigos por lo que veo, le escribí un par de veces pero en todas, no me respondió absolutamente nada y aunque entiendo su malestar, estoy molesto, porque se supone que era mi amigo y que debía de estar conmigo en las buenas y en las malas pero a la primera me abandono.
Se que no esta de acuerdo con mi decisión, que nadie lo está, pero es lo que quería, lo que consideraba optimo en aquel momento. No quería tener que sucumbir a las tentaciones y serle infiel a Alessia y que su dolor luego, fuera el doble.
Alessia, hablar de ella o simplemente recordarla me duele, de ella no se nada desde el momento en que salió de aquella oficina, nadie me ha dicho algo sobre como esta o como ha llevado el divorcio y el día en que se lo pedí, lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
El dolor en su mirada, en la manera tan decepcionada en que me veía, son cosas que no olvidare nunca, porque traicione a la mujer que mas me ha amado en el mundo dejándola de lado, todo por mi narcicismo.
No sé nada de su paradero y tampoco he querido averiguar en que esta, por que me da miedo averiguar que avanzo, que me dejo atrás y si, es algo irónico de mi parte decir aquello cuando fui yo, quien pidió el divorcio, pero el solo hecho de pensar que me olvido tan fácil, tan rápido, me duelen aunque deseo negarlo todo el tiempo.
No quiero verla con alguien más, un hombre que le de lo que yo no fui capaz de hacer, no creo ser capaz de verla del brazo de alguien, casa nuevamente o peor aún, con hijos, con pequeños que siempre soñé fueran solo de nosotros dos.
Le prometí amor eterno, miles de promesas que jamás se cumplirán, juré ser el mejor hombre que ella merecía y fui el peor que paso por su vida.
Fui un miserable con ella, ya que muchas veces escuché como lloraba por mis actitudes, ver como el dolor en sus ojos se hacía cada vez más presente y ¿Qué hice yo? Dejarla más de lado, porque no podía con la vergüenza de verla a la cara y no decirle que es lo que pasaba conmigo, como es que el hombre que tanto decía amarla, ya no lo hacía de la manera en que debía.
No era capaz de ver esos hermosos ojos que me amaban sin condiciones, de que viera en mi la duda, los malos pensamientos que se me cruzaban por la mente cuando una mujer hermosa se me acercaba o de que cada vez la negaba más en público.
No, no podía, porque sabia que ella seria capaz de ver hasta lo mas profundo de mi alma y vería la asquerosidad de hombre en la que me estaba convirtiendo.
Pero como soy un maldito cobarde, preferí la opción más rápida, la más válida para ese entonces y no es otra cosa, que el maldito divorcio.
Me gusta en algunos aspectos la vida que llevo, tengo muchas cosas de las que siempre soñé pero siento que no es suficiente, pero hay momento en que todavía me siento vacío, nada de lo que quería conseguir con mi separación lo he conseguido al cien por ciento.
Momentos que me llevan a pensar en que si todo lo que hice estuvo bien, que si lo que perdí compensa lo que gané y la verdad? No estoy preparado para responderme aquello, porque se, que en el momento en que lo haga, me hundiré tanto en la mierda que no habrá nada ni nadie que me pueda sacar.
Por eso, prefiero seguir adelante con la decisión que tome, tener la vida que quería al ser un hombre libre y que aunque no me llene como esperaba, debo hacerlo con la frente en alto, porque es lo que conseguí con mis decisiones.
- Hmmm – un murmullo me saca de mis pensamientos, fijo mi mirada en esa dirección y veo a una de las chicas que me acompaño anoche, durmiendo completamente desnuda a mi lado.
Veo a mi otro costado y ahí veo a otra chica, de la que ni me acuerdo como es que llego aquí.
Carajos.
Pienso en mi mente y sin la menor contemplación del mundo, me pongo de pie despertando a ambas de su reponedor sueño.
La noche fue intensa, pero para que se llevara a cabo me tuve que emborrachar, de lo contrario, no me podría haber acostado con ninguna de las dos.
Es la primera ver que duermo con una mujer que no sea Alessia, la primera vez que lo hago desde nuestra separación o incluso antes y no fue igual, fue diferente, pero el alcohol que tenia en mi cuerpo me hizo llevar a cabo todo sin pensar mucho en nada o en lo pésimo que lo estaba pasando.
Por que anoche, fue una o la peor experiencia s****l de mi vida.
Ya que cada vez que alguna de ellas deseaba besarme, no las deje, sentía y siento más bien, que mis labios le pertenecen solo a una mujer y de nadie más.
¿Y por qué fue que sucumbí y me emborraché hasta ese nivel?
Por que me llego el aviso de que la propiedad llevaba abandonada mucho tiempo, de que debía tener alguna clase de mantenimiento porque el pasto de los jardines ya estaba por las nubes y eso no podía suceder, ya que la casa matrimonial estaba en un prestigioso barrio.
Y hoy, debo ir a ver eso y desde que dejé la casa, el día que le pedí el divorcio a Alessia, no he regresado, se que no hay tantos recuerdos de nosotros dos en ese lugar, pero el saber, que desde que nos fuimos a vivir a ese lugar, todo se comenzó a ir a la mierda, me hacen darme golpes en la cara por lo que encontrare al poner un pie en el lugar.
Se que me dolerá como la mierda, porque por mas que me haga el fuerte, en el fondo, se que no podre ante los recuerdos y que tarde o temprano, terminare siendo destruido por mi estúpida cobardía.
- Guapo, ven aquí, todavía podemos seguir divirtiéndonos - la voz de una de las mujeres se hace presente provocando que me de asco la manera en que me habla.
- Esta todo pagado hasta el mediodía, tienes hasta esa hora para irse – les hago saber sin verlas a la cara, ya que moriré de vergüenza al hacerlo, porque yo no soy así, me convertí en esto y no me gusta.
- ¿No quieres que te hagamos sentir bien una vez más? – suelta la otra chica y apretando mi mandíbula niego ante su insinuación.
Me da asco pensar que me acosté con alguien más, que eran tantas mis ganas de sacarme de la cabeza a mi ex esposa y todo lo que vivimos, nuestros recuerdos juntos, que simplemente dejé que todo esto pasara.
Me da asco pensar que toqué a otra mujer, que fui tan imbécil que lo hice con alcohol en mi sistema y que aun así, en todo momento, la imagine a ella, de lo contrario, ni siquiera podría haber llevado a cabo nada.
Soy un hijo de puta y lo reconozco.
Me merezco la soledad en la que estoy viviendo, es lo que me gane con mis decisiones por la calentura del momento.
Escucho como me siguen hablando, pero no puedo soportar que lo hagan, por lo que termino de vestirme, recojo mis cosas y salgo de aquella habitación sin mirar atrás.
Salgo a paso tan rápido, que pareciera que estoy arreglando del mismo demonio.
De mis demonios, mas bien.
Tomo el primer taxi que encuentro al salir del lugar, siento que no puedo respirar bien, que mi pecho se comprime por las emociones que me embargan.
- ¿Diga? – contesto el teléfono cerrando los ojos e intentando mantener la calma.
- Tu padre hará una fiesta por su cumpleaños este fin de semana, si deseas venir, eres bienvenido – dice mi madre con cero empatía o cariño en la voz.
- Ahí estaré y gra…- no alcanzo a decir nada mas cuando la llamada a sido cortada.
Duele, duele ver como mi familia me trata ahora por todo lo sucedido con Alessia y ¿qué puedo decir? Me lo merezco, porque fui un canalla, ya que ni siquiera la deje porque no me era suficiente, sino, porque quería la vida que estoy llevando.
Fui un hijo de puta y merezco, soy una desgracia para mis pobres, porque me convertí en el hombre que juré no ser jamás.
Le doy al chofer la dirección de la casa, ya que mientras mas pronto salga de aquello, mucho mejor.
Lo que me hace recordar, el porque la casa esta en las condiciones que me dijeron, se supone que las personas que trabajaban ahí, todavía lo hacen, yo no he recibido carta de renuncia alguna pero bueno, ya eso lo averiguare ahora.
El camino no es muy largo y en menos de media hora, ya estoy fuera de la propiedad que pensé, nos haría más felices en un futuro y ahora, solo veo que luce sombría, sin vida, sin ganas de nada, como yo.
Pago la carrera del taxi, sin esperar el cambio me bajo y camino hacia el gran portón, el que abro y cruje al hacerlo y me doy cuenta de que no ha tenido mantención alguna desde hace semanas.
No veo a nadie donde se supone debe estar el guardia de seguridad, extrañado sigo ingresando en la propiedad pero aquí claramente se puede ver que no hay nadie desde hace un tiempo.
Veo que los autos siguen igual, pero con una capa de polvo encima, lo que indican que no son utilizado hace bastante.
Con el corazón en la mano, por lo que puedo encontrar en su interior, dejo de respirar y abro la puerta para encontrarme con el mas completo y horrible silencio.
Cierro la puerta, avanzo y me doy cuenta de inmediato que hay varias cosas que ya no están igual, los cuadros desaparecieron, accesorios que Alessia trajo de nuestro antiguo hogar, ya no están más.
El polvo nuevamente se hace presente, el frio y el silencio desolador también.
El pecho me duele, mi corazón comienza a doler teniendo claro que es lo que significa…ella no está, no hay nadie y que incluso, la servidumbre tampoco, se fueron con ella, hasta ellos fueron más fieles que yo.
Me acerco al comedor y veo las cartas de renuncia de todos, mas las tarjetas donde se realizaban sus pagos. No se llevaron nada con ellos.
Analizo mi entorno, camino hacia la sala de estar y luce, irreconocible, no hay nada que me recuerde a mi vida de hace unos meses y lo que mas me duele, es que el gran cuadro, nuestro cuadro, ya no está.
Con una desesperación que no creí capaz sentir y aunque me repita miles de veces que esto es mi culpa, que es lo que yo quería, la angustia que siento me deja incapaz de pensar o de analizar lo que estoy haciendo.
Subo corriendo a la que era nuestra habitación y no hay nada de ella, en el baño tampoco, sus almohadones, sus mantas, los cuadros, artículos personales, su ropa, todo ha desaparecido, es como si ella jamás hubiera estado aquí.
Ni siquiera su olor, ese olor que tan loco me volvía y que ahora lo esta consiguiendo otra vez, pero al no sentirlo.
El closet solo tiene mis cosas, la habitación esta como si yo siempre hubiese sido un hombre soltero, como si ella jamás hubiera existido en mi vida.
El oxígeno me falta, mi corazón salta muerto de miedo, porque por primera vez caigo en cuenta que ya no esta y que todo es mi culpa.
Me suelto la corbata, camino de un lado a otro teniendo miles de pensamientos a la vez, la habitación se burla de mí, me asfixia, me hacen sentir un idiota, un pequeño insecto.
Paseo mis manos por mi cabello, comienzo a rebuscar con la mirada cualquier cosa, lo que sea que me recuerde la presencia de Alessia en mi vida, pero nada, por mas que doy vueltas la habitación no hay nada de ella.
- ¡AAAH, Maldita sea! – grito y comienzo a lanzar las cosas que encuentro por la desesperación que me embarga y no puedo dejar de repetirme.
¿Qué hice?
¿Qué mierda hice?
Corro hacia el primer piso, busco cosas de ella pero no hay nada, en la cocina sus tazas favoritas ya no están, las cosas que ella eligió para nuestro nuevo hogar tampoco.
Las lágrimas, sin poder evitarlo, se desplazan por mis mejillas mientras cada vez me ahogo un poco más por la desesperación que estoy sintiendo.
¡NO!
Ella no pudo haber desaparecido así como si nada, es como si jamás hubiera estado presente en mi vida y no puedo, no puedo aceptarlo.
“Debes hacerlo, tu la dejaste ir” me reclama mi maldita conciencia.
- ¡NOOO! No quiero, no puedo – grito en la soledad de esta enorme casa y por la rabia que siento, por mí, por lo que hice, comienzo a despedazar todo lo que tengo a mi alcance.
De la rabia termino en el jardín, donde veo algo que me llama la atención y es lo que me hacia falta para quebrarme por completo.
Restos…
Restos de nuestros recuerdos.
Con pasos temblorosos me acerco y caigo de rodillas al suelo, sintiendo como mi alma se rompe en pedazos al ver que toda nuestra vida, recuerdos, anécdotas, todo, ha terminado aquí, quemado, convertido en cenizas.
Tomo lo que quedo de la prenda, del vestido de novia que Alessia lucio aquel día, donde se veía completamente hermosa, una diosa y ahora, ahora esta quemado, junto con mi corazón.
Nuestros álbumes, quemados, restos de fotografías juntos quedan regados por el suelo.
Tomo la única fotografía que medianamente se logró salvar y ahí estamos nosotros, sonriendo, felices, amándonos como siempre dijimos que lo haríamos.
Llevo aquella imagen a mi pecho y lloro como no lo había hecho nunca, libero todo lo que había aguantado durante este tiempo, las malas decisiones, mis acciones, mis actitudes, las consecuencias que he tenido que acarrear desde que cometí el peor error de mi vida, se hacen presentes.
Me lamento por lo idiota que fui, por ser tan ciego que no pude ver lo que tenia frente a mis ojos, solo por verme deslumbrado por cosas tan banales que ni siquiera deberían de haber merecido un gramo de mi atención en el pasado, incluso en el presente.
Y lo que me termina por derrumbar, destruir y destrozar el alma son…
-Sus anillos – digo con la voz quebrada, tomando aquellos anillos que tan ilusionado compre hace años, cuando pensé que ella era la mujer de mi vida, donde no tenia dudas, donde pensaba que estaría toda la vida junto a ella.
Anillos, que simbolizaban mi eterno y verdadero amor.
Anillos, que fueron el sello de nuestra promesa de amor.
Anillos, que ahora han quedado en el olvido, que ya no importan más, que ya no están en el dedo de su dueña, la dueña de mi vida y de mi corazón.
Anillos, que me hacen caer en cuenta de todo, por primera vez, desde que decidí divorciarme que cometí el mas gran y estúpido error de toda mi vida.
¿Qué hice dios mío?