Capítulo 5

940 Words
— ¿Daddy? ¿Papi? ¿Para qué? ¿Qué significa eso? — Le pregunté intrigada, he de admitir que me hizo un poco de gracia, pero intenté contenerme la risa, ¿Qué pretende? ¿Por qué querría que le llamara de esa manera? ¿Qué cojones significa eso? Sé que significa, pero no sabía en qué contexto y con qué finalidad quería que le llamara así, sonaba... ¿Ridículo? — Ya entenderás más adelante pequeña, ahora vamos a casa, te noto hambrienta — Dijo al escuchar mi barriga rujir. ¿Acaba de llamarme pequeña? Una sensación desconocida en la parte baja de mi estómago se hizo presente en mí al escuchar semejantes palabras salir de su boca.  — Sí por favor, vamos — Dije algo avergonzada, intentando hacerle caso omiso al "pequeña". Por el camino, íbamos escuchando un tema de The Neighbourhood, uno de mis grupos favoritos y que por lo visto, también lo son de él. No me lo pude creer... La verdad es que me impresionó bastante. Bueno, al menos ya tengo algo en común con el desconocido. Reprimí un gritito al escuchar "Compass" sonar y empecé a tararear la canción. Narra Harvey Íbamos por el camino escuchando a Thenbhd, uno de mis grupos favoritos y por lo visto, ella también los conoce, ya que no dejaba de tararear todas las canciones que sonaban. Creo que no se está dando cuenta de que la estoy escuchando y eso me hace morir de dulzura. Sabía que tenía que cuidar de una dichosa niña, porque los padres de mi amigo necesitaban ayuda para poder ir a Seattle y no dejarla sola. Al principio, la idea me aterraba, pero necesitaba realmente el dinero para poder pagar los gastos de mi apartamento y de mi coche, aparte de otros asuntillos que tenía que resolver. Y como aún no he encontrado trabajo para conseguir mi propio dinero mientras estoy en la universidad, decidí acceder, aunque eso sí, tenía pensado llegar, hacer un pacto con la niña y dejarla sola mientras yo seguía con mi vida normal. Así, yo me ganaría mi dinero sin hacer nada, la niña se montaría sus típicas fiestas de adolescente y sus padres no se enterarían de que estoy por ahí sin saber en qué asuntos se está metiendo. Pero cuando vi al fin a Lara, a la "dichosa" Lara, supe que podríamos pasar las mejores dos semanas de nuestras vidas. Narra Lara Llegamos a casa, entramos y me dirigí hacia la cocina para prepararme unos totellinis con queso y tomate mientras Harvey, dejaba sus cosas arriba, en la habitación de invitados, al lado de mi habitación. Cuando terminé de prepararlos, los puse sobre dos platos y los dejé sobre la mesa del comedor. — Harvey, ¡el almuerzo está listo! — Grité desde abajo para que me escuchara. Decidí adelantarme y preparar yo la comida por mí misma, ya que me apetecería empezar nuestra relación con buen pie y me gustó la idea de cocinarle yo como bienvenida. Bajó las escaleras sorprendido, supongo que porque no se esperó mi generosidad de tener la iniciativa de hacer yo el almuerzo. Seguido de eso, se quitó la chaqueta de cuero, dejándola sobre el sofá del salón, quedándose solo en mangas cortas. Involuntariamente, mis ojos se dirigieron hacia sus brazos tatuados. Me mordí el labio automáticamente y dejé escapar un breve suspiro, es tremendamente sexy. ¿De veras voy a convivir con este dios griego dos semanas? Pues nunca pensé que lo diría pero, que bienvenidas sean las dos semanas del infierno. Odio admitirlo, pero Jessie tenía razón. Recorrió todo el salón y al fin llegó hasta mí, hasta la cocina. Quedó parado frente a mí al otro lado de la mesa mirándome curioso y yo sólo me dispuse a sentarme rápidamente, espero que no se haya dado cuenta de mi descaro, qué vergüenza. Sonrió, se sentó en silencio frente a mí y yo me limité a centrarme en mi plato, la verdad es que era un silencio de los que no eran incómodos, aunque yo si me sintiera incómoda, ya que literalmente Harvey me estaba comiendo más a mí con la mirada que a los propios tortellinis. Después de comer, decidí ir hacia mi habitación para hacer algunos deberes. ¡Mañana era viernes por fin! (Sí, las clases comenzaron un Miércoles y menos mal). — Oye, me voy a hacer unos recados, no te muevas de aquí, volveré pronto — Dijo Harvey apoyado sobre el marco de la puerta de mi habitación. Me giré sobre mi silla del escritorio y le miré fijamente, a esos ojos aceituna tan intensos. Lara tranquila. ¡Ni siquiera llamó para entrar, menudo maleducado! — Vale, pero para la próxima llama a la puerta, por favor, me gustaría tener mi intimidad — Le dije con el ceño levemente fruncido y con el libro de historia entre mis manos. Estaba haciendo un comentario de texto sobre los burgueses. — ¿Intimidad? ¿Qué significa eso? Oh cariño, conmigo aquí no habrá intimidad, eso tenlo claro — Dijo con una sonrisa pícara mientras salía de mi habitación y bajaba las escaleras. El sonido de sus botas contra la madera maciza de mis escaleras resonaban por toda la casa. En ese momento, me quedé tiritando, un escalofrío recorrió toda mi médula espinal, ¿Qué quería decir con eso? ¿Es lo que me estoy imaginando? En ese preciso instante la sensación desconocida, aunque ya conocida, se hizo presente de nuevo en mí. Oh no, creo que sus palabras produjeron una sensación excitante en mí pero, ¡No Lara, contrólate, eres una chica santa piensa en la Biblia!
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