Capítulo 3
Mi cuerpo se tensa al quedarme a solas con Tomas, además de verse molesto se de lo que es capaz.
– ¿de qué quieres que hablemos Tomas? Fui muy clara contigo; ya no estamos juntos.
– Eso el único que puede decidirlo soy yo, y no tengo intenciones de dejarte. Eres mía hasta que lo quiera – se acerca a mi oído – ¿o prefieres que te recuerde por todo lo que pasaste antes de estar juntos?
– Claro que no sería capaz de olvidarlo, y pensé que ya no eras tan inmaduro como para hacer ese tipo de cosas de nuevo.
– Yo no soy inmaduro, no me gusta perder lo que es mío – me coge de la mano y me lleva a rastras hasta su auto – entra en el auto.
– Por favor deja de hacer esto – toma la parte baja de mi cara con una de sus manos y la aprieta haciéndome subir la vista en su dirección
– Te dije que subas en el auto – abre la puerta y me empuja dentro, da la vuelta y se sienta tras el volante, acomoda el asiento hacia atrás – ven aquí – señala sus piernas
– ¿Qué es lo que intentas?
– No lo que intento, ahora mismo vamos a hacer el amor, extraño demasiado tu cuerpo como para tener que esperar.
– O quiero hacer esto, no quiero estar contigo, no quiero que me toques – hago el intento de bajar del coche y me detiene.
– Parece que no has comprendido tu situación, no es una opción Parla, eres mi mujer y te estoy diciendo que quiero que lo hagamos.
– El que no está comprendiendo eres tú, te dije que no quiero nada más contigo y este es uno de los motivos, no me apetece tener sexo, si quieres que siga contigo deberías de estar pidiéndolo por favor e intentar complacerme, de esta forma solo vas a conseguir que quiera menos estar contigo, y si me fuerzas no es sexo, eso se llama violación – se reclina sobre mí, pienso que va sujetarme tras decir todas estas palabras con una valentía que no siento en realidad, pero solo abrocha mi cinturón.
– Tienes algo de razón en lo que dices – pone su boca obre la mía de forma exigente y me hace besarlo, mi cuerpo se tensa, no quiero hacer esto pero es lo menos que va a recibir para dejarme en paz. Mi estómago se revuelve y me siento sucia.
Cuando el beso termina Tomas pone el auto en marcha, me relajo cuando veo que me lleva a mi casa, se detiene y salgo casi corriendo para no tener que besarlo de nuevo.
– Parla – me grita cuando estoy a punto de entrar en la casa, me detengo y lo miro, por suerte no me está siguiendo – espero que comprendas que no voy a rendirme contigo – le doy una falsa sonrisa y lo despido con la mano, espero hasta que pierdo su auto de vista para entrar. Cuando estoy abriendo la puerta una figura alta y delgada sale de entre las sombras, me sobresalto y me pongo una mano en el pecho, cuando lo miro mejor me doy cuenta de que es Natán.
– ¿estas intentando asesinarme? – mis manos tiemblan por la impresión.
– Me quede preocupado por ti, no sabía de lo que ese loco era capaz de hacerte. Pero veo que me preocupe en vano, se llevan muy bien de nuevo así que puedo irme – comienza a caminar en dirección contraria a mi casa y por primera vez soy yo quien lo detiene, el entrar en una casa vacía no es para nada lo que me apetece
– ¿no tienes hambre? Puedo darte comida, es bastante tarde – es la mejor excusa que se me ocurre
– ¿vas a darme comida? – suena incrédulo, de no saber los motivos de su incredulidad me mostraría ofendida, pero le he dado muchas razones para que no crea que quiero darle de comer - ¿no iras a envenenarme cierto?
– Para ser sincera no hay nadie en casa, odio estar sola así que. No, no quiero envenenarte, lo único que quiero es un poco de compañía.
– No soy un juguete niña, vine hasta aquí para ver que estabas bien porque soy un tonto, pero no tan tonto como para darle mi tiempo a alguien que no quiere tener nada que ver conmigo frente a los demás.
Ciento que tira mi mano para alejarse, en un impulso desesperado por evitar que se valla me abalanzo sobre él y lo beso, me tengo que poner en puntillas de pies para igualar nuestra altura, pero al sentir sus labios sobre los míos creo que vale por completo la pena.
El cuerpo de Nathan esta tenso, los primeros segundos ni siquiera responde a mi beso, pero insisto. Poco a poco se relaja, me aprieta entre sus brazos y me besa con pasión, respondo como si fuera la primera vez que un hombre me toca de esta forma, y es que es la primera vez que siento emociones tan fuertes junto a uno. Poco a poco aleja su boca de la mía haciendo que me sienta desolada.
– Tan desesperada estas por tener compañía – dice con sarcasmo
– Piensa lo que quieras, te bese porque me apetecía
– Puedes besarme mañana en la escuela si te apetece, no me siento bien siendo el sucio secreto de alguien – me suelta por completo
– ¿aun quieres irte? – le pregunto de forma infantil
– ¿Por qué no lo haría? Solo me diste un beso
– ¿solo un beso? Supongo que no sentiste lo mismo que yo
– ¿ahora me vas a decir que estas enamorada de mí? Sé que todos creen que soy idiota, pero no soy tan idiota
– Creo que tienes razón, lo mejor que haces es irte, de cualquier forma no crees nada de lo que digo y termino sintiéndome idiota, y no. No estoy enamorada de ti, solo siento deseos por ti – abro la puerta, me dispongo a entrar y Nathan se interpone en mi camino.
– ¿Qué acabas de decir? – supongo que lo que acabo de decir llamo su atención más que todo lo que le dije antes
– Que siento deseos por ti, no de ahora. Desde hace mucho me muero por tocarte.
Es la primera vez que digo algo como esto en voz alta, pero es cierto. Con el único hombre que he estado es con Tomas, y lo hice completamente por obligación, pero cuando veo a Nathan, cuando lo tengo cerca, cada célula de mi cuerpo se vuelve loca por tocarlo.
– De verdad tienes que pensar bastante mal de mí, crees que mi cerebro no fusiona o que soy completamente idiota.
– Si me detuviste para decir eso simplemente déjame ir, no tienes que detenerme, no me asombra que no me creas y sé que es mi culpa
– ¿quieres que te crea? – me pregunta mirándome fijamente y con una expresión muy seria en el rostro.
– Por cómo me estas mirando no sé qué responder a eso – se acerca mucho a mi rostro, creo que me va a besar, pero solo habla con sus labios muy cerca de los míos. No sabía que el chico nerd era capaz de hacer estas cosas.
– Tengamos sexo - sé que deberá de sentirme ofendida, un hombre que no es mi novio me está pidiendo que le entregue mi cuerpo, pero la verdad es que lo deseo más de lo que puedo negar, y fui yo la primera que menciono esto - ¿Qué dices? No es una mala oferta.
Lo pienso detenidamente, luego dejo ir la puerta para que se abra por completo y le hago una seña para que pase dentro, hoy voy a hacer lo que quiera y mañana lidiaré con las consecuencias de ello, así puedo quitarme el olor de Tomas de mi cuerpo.