Capítulo 2

2317 Words
Capítulo 2 – ¿ya estás en casa? – me dice mi padre cuando me ve entrar – Eso es obvio, puedes decirme algo mejor – desde que lo despidieron apenas me dirige la palabra, y no lo culpo, sé que todo es debido a mí – incluso me sentiría más gusto si me gritas y me culpas por todo, no me hace sentir bien que actúes como si no hubiera sucedido nada – no sé de donde saque el valor para decirle por primera vez como me siento. Deja el cuchillo con el que picaba las especias en la encimera, se voltea en mi dirección y suspira. – No te culpo – niego – Sé que lo hacer, apenas me diriges la palabra. Apenas me miras papá, es obvio que te sientes incomodo a mi alrededor, y a lo mejor si me dices lo que piensas en verdad podamos regresar a como éramos antes. – Estas equivocada Parla, no te evito porque crea que eres culpable. Simplemente me siento avergonzado – no creí que diría eso, pero es claro que no me está mintiendo. – ¿avergonzado por qué? – Me siento avergonzado por no poder protegerte, porque sé que estás pasando un momento difícil trabajando para que ambos podamos comer y soy tan inútil que no puedo ayudarte. – Te despidieron por mi culpa, por no saber escoger con quien gastar mi tiempo – No importa cual creas que es el motivo por el que me despidieron, pero de seguro encontraron uno mejor que ese para poner en la hoja de despido, de lo contrario o hubiera sido capaz de defenderme. Por lo tanto no es tu culpa, es la mía, y no tienes edad para pensar con quien gastar tu tiempo, es normal que cometas errores, lo siento por dejarte creer que todo esto es tu culpa cuando en realidad no lo es – que piense de esa forma me hace sentir incluso peor – ya que estamos hablando, hay algo que necesito decirte, no podía esperar mucho más tiempo de todas formas – me asusta, está siendo demasiado serio – ¿estas enfermo? – mi mayor miedo es perderlo, no creo que pueda quedarme sola en esta vida, y de no ser por el no tengo a nadie más a mi lado – No – se ríe, arrastra una silla fuera de la pequeña mesa de comedor que hay en la cocina y se sienta, señala la que está frente al para que haga lo mismo. – Me estas asustando – dejo la mochila en el suelo y hago lo que me pide – Dentro de unos días es tu cumpleaños, al fin vas a tener dieciocho, vas a estar bien por tu cuenta por un tiempo. Te puedes quedar en esta casa – levanto una mano para que se detenga. – ¿de que estas hablando? ¿Cómo que me voy a quedar sola? ¿A dónde vas? – Lo siento, tenía que haber comenzado por ahí – suspira – no puedes seguir haciéndote responsable por ambos, y no es posible que consiga un empleo en la ciudad, todos los que decían ser mis amigos me dieron la espalda cuando me despidieron – ¿entonces? – me pongo inquiera – Tu tía May me consiguió un empleo, pero tengo que mudarme a su casa, no quiero que vengas conmigo hasta que no tenga nuestro propio lugar, hasta que este estable. Mientras tanto puedes quedarte aquí. Esto me está tomando por sorpresa, odio llegar a una casa vacía. Saber que no voy a tener con quien compartir mis comidas, que siempre voy a tener que regresar a un lugar donde nadie me espera. Sin embargo comprendo por completo lo que me dice, le regalo una sonrisa y me muestro entusiasmada. – ¿en serio? – asiente, suspiro con alivio – me alegro de que las cosas vayan a comenzar a arreglarse pa, puedes ir tranquilo, no tengo tres años. Voy a estar bien por mi cuenta. – ¿segura de que estarás bien? – Claro que sí. Los padres de Daria también están aquí por si necesito algo – Ya lo sé, ellos conocen lo que te estoy diciendo, me propusieron que fueras a vivir con ellos, pero tampoco quiero dejar la casa sola, ni creo que sea necesario que renuncies a tus comodidades o pongas incomoda a tu amiga – Tienes toda la razón – me pongo en pie – ahora voy a bañarme, necesito descansar un poco – me apresuro a ir a mi habitación. Todo lo que me dijo mi padre están lógico como siempre, como buen contador sus pensamientos son claros y sus ideas organizadas, pero sus emociones quedan anuladas por completo, ni por un momento se le ocurrió pensar que yo preferiría estar con otras personas que sola en esta casa. Preparo mis cosas y entro en el cuarto de baño, mi único lujo en estos días es la bañera, sí que la preparo con parsimonia antes de ir dentro. Me recuesto y cierro los ojos. – Tú tampoco eres lo que creí que serias – esas palabras se comienzan a reproducir en mi cabeza, abro los ojos para comprobar que en realidad me encuentro sola porque son sumamente real. – Creo que es verdad lo que leí en internet, el cerebro es capaz de imitar cualquier voz – me digo a mi misma como una loca – o me estoy volviendo completamente loca. En toda la noche no condigo dejar de pensar en Nathan, es como si fuera víctima de un embrujo. Pero cuando llego a la escuela en la mañana no me atrevo a acercarme a él a pesar de verlo en la puerta de entrada. Tomas me está esperando. – ¿Qué quieres? – le pregunto con el mayor desinterés cuando me sujeta del hombro – Lo que dijiste ayer no era en serio ¿cierto? – Me parece que fui bastante clara, así que no creo que tengas por qué tener dudas al respecto – se pone las manos en las caderas y ha muecas de exasperación – Que este contigo es casi un favor, no estas siquiera a mi nivel y te atreves a dejarme, tienes que estar verdaderamente loca – niega y me da la espalda, cuando lo veo comenzar a caminar creo que ya va a dejar el tema, pero se detiene y me mira con cara de pocos amigos – ni se te ocurra irte a tu sucio trabajo sin mí, voy a fingir que no escuche nada de esto. – Trabajo en una tienda de marcas de lujo, no es un lugar sucio – digo por lo bajo sin que él pueda escucharme, no me interesa lo que piense. Fui bastante clara al respecto. – ¿entonces terminaste con él? – Daria eta interesada en mi relato – Ya no lo soporto más, sus aires de superioridad son demasiado para mi – No sé ni que decirte, sabes que no te va a dejar en paz. Justo como hacía antes de que estuvieran juntos. – Tengo demasiadas cosas en las que pensar como para que tenga que preocuparme también por eso Daria, de momento mi principal prioridad es sobrevivir, aprender a estar sola en mi casa. Mi papa se va en cuanto pase mi cumpleaños, y no falta mucho para eso. De cualquier forma en cuanto termine este semestre no tendré que ver más a Tomas – Eso es bastante optimista de tu parte, mientras vivas en esta ciudad tendrás que verlo – Ni siquiera sé si voy a seguir viviendo aquí para entonces. Nos sentamos en nuestros puestos y observamos la clase en silencio, no soy capaz de concentrarme en nada de lo que dice nuestro maestro. – Creo que es a ti a quien espera – me dice Daria señalando a Nathan fuera del salón, sus ropas son como siempre negras y su expresión sombría, si me quedaba alguna duda de que estaba allí por mí se disipa cuando me hace un gesto para que me acerque. – ¿Qué haces aquí? – le pregunto mirando a todas partes – Tranquila chica popular, ya sé que no quieres que nadie te vea con el nerd, solo vine a entregarte esto. No quiero que andes por ahí diciendo que es mi culpa que tienes que irte de la ciudad – me entrega un sobre con documentos – no hubiera permitido que sucediera de ser el caso – me da la espalda, se detiene y voltea el rostro un poco en mi dirección dándome una imagen perfecta de su masculino perfil – no deberías de ser tan superficial, eres genial cuando te comportas como tú misma – ¿Quién dice que no soy esta? – le pregunto – ¿eres esta? – se marcha, pareciera que tiene la necesidad de siempre ganar las discusiones y tener la última palabra. – ¿Qué quería? – pregunta Daria de inmediato – Creo que se quedó un poco molesto con lo que dijiste ayer, vino a demostrarme que ese no fue el motivo por el que despidieron a mi padre – abro el sobre y ojeo los documentos mientras camino, algunas de las cosas que estoy viendo me dejan impactada, son pruebas de malversaciones y transferencias falsas, marcas en rojo en balances maquillados. Pongo todo de vuelta en el sobre y me apresuro a irme de la escuela con dirección a la casa, hasta ahora mi padre me dejo sentirme culpable por algo que el hizo, incluso cuando me dijo que no era culpable omitió todo esto y me seguí sintiendo mal. La casa está en silencio cuando entro, voy a la habitación de mi padre y está todo desordenado, su closet vacío por completo, me siento en la cama... – ¿Qué demonios es esto? – le pregunto al espacio vacío. Después de un rato de aguantar el llanto dejo escapar un par de lágrimas que limpio de inmediato, me pongo en pie y voy a la cocina, sobre la mesa encuentro una nota. Parla Siento estar haciendo esto, pero te vi llegar con el hijo de mi jefe a casa, me siento demasiado avergonzado como para enfrentarte en este momento y sé que vas a estar bien por tu cuenta así que me marcho antes de lo previsto. Cuando este establecido te dejo saber, veras que pronto estaremos juntos y entonces responderé a todas las preguntas que debes de tener ahora en tu cabeza. Lo siento cariño. Una forma muy rápida de librarse de todo, muy responsable de su parte largarse y dejarme sin darme una explicación ¿vergüenza? Sí que debería de estar avergonzado pero por hacer este tipo de estupideces. Me comienzo a reír histéricamente, mi mayor miedo se hizo realidad antes de que pudiera adaptarme a la idea. Me quedo de pie allí por mucho tiempo, cuando me percato de la hora salgo corriendo hacia mi trabajo, por más deprimida que me encuentre no puedo perderlo, ahora solo me tengo a mi misma, el turno pasa de forma lenta, como siempre. Me cambio y salgo, un auto toca el claxon y me sobresalto porque está muy cerca de mí, se detiene y Nathan sale de él. – ¿te falto algo más por darme? – le pregunto, se me queda viendo – ¿estás bien? – ¿Qué hacer aquí? No creo que tengamos nada más que hablar. Ya llegamos a la conclusión de que no fue tu culpa, aunque nunca te culpe, aun si era como pensaba antes tu padre estaba en todo su derecho, si alguien se atreve a tocar a un hijo mío tendría que ir al infierno y de regreso para pagarlo – le dejo saber – por eso nunca te culpe, sin embargo ya sabemos que no es el caso, tu padre es justo y solo hizo que mi padre se fuera porque se lo merecía, incluso le dejo pasar todo eso sin llamar a la policía así que estoy agradecida, pero igual no tengo intenciones de ser tu amiga. – Parla – escucho la voz de Tomas gritarme, paso una mano por mi rostro, camino para dejar todo atrás, pero soy detenida - ¿acaso te fuiste para estar con este idiota? – pregunta Tomas sosteniéndome muy fuerte por la mano. – Deja ir mi mano, me estas lastimando – mantengo mi tono de voz calmado, sé que puede ponerse agresivo y no estoy en posición de defenderme de un tipo tan grande como el – Responde lo que te estoy preguntando – mueve mi mano y hace que todo mi cuerpo se estremezca, Nathan tira de mí y me pone tras su cuerpo alejándome de Tomas ¿Qué crees que estás haciendo? – le pregunta – Te dijo que la estas lastimando ¿no eres capaz de escucharla? – Creo que en verdad quieres morir idiota, no te metas entre mi mujer y yo – Tampoco quiero meterme, pero odio cuando los tipos como tú lastiman a los más débiles, así que no puedo pasar de largo, no sé cuál es el problema entre ustedes. Pero te puedo decir que no tiene nada que ver conmigo, no soy el tipo de persona que haría que puede hacer que tu mujer te deje – Entonces lárgate – la expresión de Tomas es cada vez más bestial – En cuanto te calmes voy a hacerlo – Nathan no se deja intimidar – Solo vete – le pido a Nathan – no va a suceder nada entre nosotros – le digo, estoy agradecida de que quiera estar aquí y me gusta que me defienda, pero lo único que va a conseguir es terminar golpeado una vez más. – Ya escuchaste Romeo – Tomas se quita y espera a que Nathan pase, este último me mira antes de comenzar a caminar hasta su auto.
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