Y cuando te vi

0—Narra Abril—0 Me levanto perezosamente de la cama mientras me refriego los ojos y voy directo al baño. Hago todo lo que se hace en un baño y cuando ya termino de asearme y ducharme salgo solo con una bata blanca en dirección al armario de dos puertas. Me puse algo cómodo que consistía en unos pantalones negros ajustados, zapatillas bajas, polera de verano con tiritas y un chaleco con pelos azul con blanco. Antes de salir del armario me echo un poco de perfume y ya decente salgo del cuarto encontrándome con mi hermano Jackson quien es mi mellizo y mayor que yo por seis minutos. Este al verme pasa su brazo por mis hombros atrayendo mi cuerpo hacia él. —¿Has dormido bien? — pregunta dándome un beso en la frente para luego mirarme con su cabeza ladeada en mi dirección. —Aun siento que me faltan horas de sueño, ¿Y tú? — le pregunto mientras caminamos por el pasillo del segundo piso aún juntos. —Igual — responde relajado mientras seguimos caminando — Rosi dice que papá nos quiere ver hoy en la empresa, nos tiene que decir algo importante. No sé qué sea, pero suena bastante interesante, ya sabes cómo es él — habla quedándose en silencio unos segundos mientras bajamos las escaleras hasta que chasquea su lengua — Y mamá irá a Carolina del sur a terminar un contrato que le pidió papá y papá no va con ella porque debe ir a Puerto rico a ver a un amigo, pero creo que se va en unos días o tal vez mañana — termina de decir al bajar las escaleras. —Bueno en ese caso, desayunamos y vamos, ¿Te parece? — le pregunto mirando hacia adelante. —Buenos días jóvenes — saluda Rossi quien tiene utensilios de aseo en ambas manos. —Buenos días Rosi — decimos al mismo tiempo siguiendo nuestro camino. —Me parece — dice él cuando ya estamos casi llegando a la gran cocina mientras me pregunto qué será lo que papá nos tiene que decir. Que yo sepa, nuestro cumpleaños es en marzo y aun ni entramos en junio. Al tener una vista clara a la cocina encontramos a una muchacha de unos veintidós años aproximadamente, no la conozco y por la expresión de Jackson creo que tampoco. —¿Quién es está? — me pregunta Jackson en voz alta llamando la atención de la chica que está con sus ojos puestos en el celular. —Marina y hoy empecé a trabajar aquí — responde ella con desinterés mientras tranquilamente levanta su cabeza — ¿Ustedes quiénes son? — pregunta con un acento extraño luego de cruzar sus brazos. —Abril Collins — le respondo sin darle mayor importancia. —El celular solo se puede usar en horarios libres, ¿No lo sabíais? — habla mi hermano sacando su brazo de mis hombros y dando un par de pasos hacia delante de forma un tanto demandante. —No porque seas el noviecito de la hija de mi jefe, puedes venir a ordenarme — ataca con notoria molestia en su tono de voz. Dirijo mi mirada a Jack y sé que esa respuesta no es la que esperaba. Al ver que su ceño se frunce y su mandíbula se tensa. Ignorando el futuro enojo de Jackson pasó por entre los dos en busca de una fruta. —Mira flacucha. Como hace un momento lo has dicho eres nueva y por lo tanto no conoces a nadie. Hay reglas y normas y debéis respetarlas. La primera es que ningún empleado puede tutear a sus jefes e incluyendo a los hijos o quien sea que venga a esta casa. Solo es una relación de jefe a empleado y siempre lo ha sido y eso no cambiará. Debes respetar las órdenes de Rossi y Saul porque son tus superiores por lo que también debes obedecer, ¿Quedo claro?. Las otras normas las irás aprendiendo sola y si no las sigues las puertas son muy anchas y bastante — brama Jackson dándose la vuelta y caminando hacia la salida, pero antes de dar otro paso ella tenía que abrir su bocota. —Imbécil — suelta lo suficientemente fuerte para que ambos la escuchemos. Mientras camino hacia el lavabo veo como se le asoma una vena en el cuello a Jack. Con maldad y burla levanto mi mano y le doy dos palmadas en su hombro haciéndolo resaltar. —Recuerda lo que te pido papá, hermanito — le recuerdo dirigiendo mi mirada a Marina. La cual abre exageradamente sus ojos ante lo que digo. —Mi nombre es Jackson Collins y la que ves ahí no es mi novia, es mi hermana melliza, los hijos de Ian Collins y Margaret Mc’ Daniel, tus jefes — le dice con su voz más gruesa y pausadamente lo que hace que se parezca un poco a la de papá — Ahora si, ¿He dejado las cosas claras? — le pregunta levantando una de sus cejas y con sus puños apretados. —Sí — dice en un susurro mirándolo apenada. —¿Cómo has dicho? — vuelve a preguntar con más seriedad y frialdad. —Sí señor. Lamento mi vocabulario, no volverá a ocurrir — responde esta vez mirándome a mí, haciendo que yo mire hacia adelante aclarándome la garganta con incomodidad mientras enciendo la llave para lavar la manzana e imaginar que mi hermano no es un completo idiota al tratar así a alguien por una simple estupidez. Se que también a veces se me pasa la mano o las palabras pero mi hermano es otro nivel. —Bien. El desayuno lo queremos en el jardín y te apresuras — le ordena mi hermano dándonos la espalda y desapareciendo de nuestra vista. Muerdo mi manzana sintiendo la mirada de Marina. —Habla ya — le ánimo al ingerir la manzana. —Y-Yo no quería dar una mala impresión. Lo siento, así no soy — murmura ella. La observó con detención al ver su cara de aflicción. Resoplo dejando caer mi mano hacia abajo. —Mi hermano suele ser así. Exagera las cosas al igual que todos en esta casa. Solo respeta las reglas y normas y seguirás trabajando en esta casa — le aconsejo con simpleza — Por favor apresúrate con el desayuno que papá nos quiere ver en la empresa y no tenemos toda la mañana. Gracias — le pido y antes de que diga algo más, salgo de la cocina y me encamino a la puerta que da detrás de la tremenda casa. Donde se encuentra el jardín. Cuando ya estamos mi hermano y yo sentado hablando de cosas tribales, llega Marina con Rossi y nuestro desayuno. Les agradezco y con eso se van. Tardamos una media hora en comer, ósea muy rápido para mi gusto, ya que nos hemos retrasado bastante. Cada uno va a su cuarto a alistarse y como solo voy de visita en la empresa no me cambio ya que a él no le molesta que vaya informal a verlo. Lavo mis dientes, me maquillo un poco (No exagerado), tomó mi cartera, los lentes de sol ya que está fuerte y porque los necesito, a menos que quiera otra multa. Salgo cerrando tras de mí y caminando de prisa llegó a la puerta principal. Al estar fuera de la casa veo a lo lejos a mi hermano abriendo el garaje por lo que también me dirijo hacia allá. —¿Te vas conmigo? — pregunta al sentir mi presencia detrás. —No — respondo colocándome junto a él. A lo que pasa su brazo por mis hombros de nuevo. (Típico de él). —¿Y eso?, ¿A dónde vas a ir luego? — pregunta caminando a la par. —Quiero ir a dar una vuelta antes de volver — respondo recordando que hoy quiero ir a ver la que será mi casa en muy pocos días. —Oka, con cuidado ¿Vale?. Nos vemos en la empresa peque — dice este acercándose más y dejando un beso en mi frente. —Deja de decir que soy peque, solo nos llevamos por seis minutos idiota — le recuerdo mirándole divertida ya que siempre dice lo mismo. —Aun así, siempre lo serás para mí — Río sin más. Quita su brazo y camina hacia uno de sus autos. Presiona el pequeño botón haciendo que tres pitidos se escuchen desde un auto deportivo, más específico un BMW color azul eléctrico del año. —Nos vemos allá — le digo caminando hacia el mío. —A que te gano — me reta subiendo al auto con rapidez y encendiéndolo de inmediato. —Sigue intentándolo hermanito — me burlo ante su reto. Viéndolo hacer una morisqueta mientras sale del garaje. Niego riendo. Nunca se cansa de retarme. Sabe que cada vez que lo hace le dejo ganar. Es mi hermano, después de todo, quien me hace favores solo por dejarle ganar alguna carrera cuando está con alguna chica, es él. Camino a mi auto descapotables blanco. Al subirme, sacó los lentes de mi bolso y me los pongo. Al encender el auto salgo del garaje no rápido ya que Jack está adelante esperando a que nos abran la reja. En donde se encuentran dos guardias que suelen estar tanto de día como de noche es claro que se turnan con otras personas (no siempre son los mismos), así mismo era allá en España. Con la diferencia que al vivir en casa de Dalton habían muchos hombres alrededor de la casa y con armas a plena vista, aquí también las tienen pero escondidas, allá no. Cuando ya se abren las grandes rejas, salimos a gran velocidad. Este es un condominio muy tranquilo y privado. A decir verdad no se ve ni un alma en el día, por lo menos en las calles a esta hora. O están en sus empresas, de viaje o simplemente en sus grandes casonas disfrutando de la hermosa mañana que hay hoy. Por lo que escuche el otro día a mi padre, ha llegado alguien más aquí que si mal no lo recuerdo es Dimitry Noszka Pavlousky junto a su familia, lo conozco porque es un amigo de mi padre de hace muchos años atrás, sin embargo, pocas veces ha sido su destino Miami. Solo lo conozco a él pero por lo que sé, tienen un solo hijo que solo lo he visto en fotografías y no en persona.