Luego de unos treinta minutos de manejo llegamos a la entrada de la compañía hotelera de papá.
Se lo que mi padre dirá. Y sé que es lo mejor. Todo por la familia.
Me repito una y otra vez.
El primero en estacionar es Jack y detrás me estaciono yo, a la espera de que quiten su coche.
Este baja del auto y uno de los muchachos toma su lugar para aparcarlo en el estacionamiento subterráneo.
Me acerco más a la entrada y apago el motor. Tomo mi bolso y abriendo la puerta salgo del auto.
—Lamento molestarla pero no puede dejar su auto estacionado aquí enfrente – habla alguien detrás de mí.
—Buenos días, ¿Tú debes ser el encargado de los coches no? — le pregunto solo por hacerlo ya que es claro con su atuendo igual al del chico que tomó el auto de mi hermano — ¿Podrías ir a dejar mi auto también? voy tarde — le digo (y mucho), pienso mientras reviso mi bolso para ver si metí mi celular dentro.
—Disculpe pero como ve es una entrada privada y no cualquiera puede estacionar aquí y por lo visto usted no trabaja aquí — responde de la forma que menos esperaba, mirando mi ropa (¡Ya entendí!).
—Soy Abril Collins Mc'Daniel, la hija de tu jefe mayor así que te pido que tomes las llaves de mi auto y lo guardes y cuando baje me lo traigas — me presento con una pizca de fastidio. (¿Ya dije que soy de poca paciencia? Pues ahí tienen una pequeña demostración de cuánta paciencia tengo).
—Disculpe Señorita Collins. Enseguida le guardó su auto — Dice esta vez.
—Bien. Toma – le digo levantando la mano con las llaves — Con cuidado que si le pasa algo tendrás que pagarlo con todo tu salario — le advierto.
—Por supuesto señorita — respondió algo nervioso recibiendo las llaves.
Rodeándolo sigo mi camino hacia la entrada de la empresa.
Al estar dentro observo el lugar con detención.
No hay muchas remodelaciones desde la última vez que entré pero se ve igual de sofisticada y pulida que siempre.
Es bastante grande y alta a decir verdad, veinticinco pisos para ser exactos. Este es el edificio donde se encuentra el jefe y donde se hacen todas las reuniones y donde se hacen los tratos con los nuevos socios.
Aquí es donde comenzó a crecer la compañía Collins Mc'Daniel. Se puede entrar al hotel por aquí pero su entrada está al otro lado de la cuadra.
Camino hacia el elevador con la atenta mirada de todos.
Muchos me conocen. Sin embargo las recepcionistas no son las mismas pero los ejecutivos y secretarias, que van pasando si los recuerdo.
Al llegar frente a las puertas metálicas levantó mi mano para presionar el botón. Pero un cuerpo de mujer me lo impide.
—No puedes subir. Primero debes registrarte — habla la chica con su ceño fruncido y sus brazos cruzados.
—Me espera tu jefe — es lo que sale de mí. Lo más educada posible.
—No está permitido subir sin más, así que te voy a pedir que salgas de aquí si no quieres registrarte o tendré que pedir que te saquen — dice ella mirando hacia el lado.
Dirijo mi mirada hacia donde he mirado y me encuentro con Travis. El de seguridad.
Sonrió con suficiencia.
—Mira — digo mirando el nombre de su placa — Tara. Entiendo que no me conozcas pero si no quieres tener problemas o quedar sin empleo te calmas y te quitas ya mismo — digo amenazante.
—¿Disculpa? — pregunta ofendida y sin comprender.
—Disculpada linda, lo que has oído. Abril Collins Mc'Daniel, hija de Ian Collins — me presentó a lo que la chica palideció en tres segundos y sin esperar nada se hace a un lado.
—Yo.. —
—Solo que no vuelva a ocurrir. Es todo, gracias — le advierto, pulsando el botón con seriedad.
El cual hace que casi de inmediato se abran las puertas.
Al llegar al piso veinticinco, salgo saludando a Taer. El chófer de papá.
Camino otro poco hasta toparme con el escritorio de la secretaría y sin ella.
Niego al continuar mi camino a la gran puerta de su oficina.
—Ian está ocupado en estos momentos con su hijo y no puedes interrumpirlo – habla alguien a mi espalda.
—Tranquila querida que no necesito ser anunciada, soy su hija – digo girando hacia su dirección.
Encontrándome con una mirada burlona e incrédula al observarme de arriba a abajo. Sin decir nada coge el teléfono del escritorio marcando un número. No entiendo que hace hasta que la escucho.
—Seguridad necesito que estén aquí en este momento tengo a una chica que no quiere irse de aquí... (Silencio)… Rápido — y cuelga — Tienes solo un par de minutos para bajar por ese ascensor si no quieres irte con seguridad niña — dice ella mirándome desafiante.
—¡Eres una completa estúpida ignorante! — bramó girando sobre mis talones con furia para ir directo a la puerta. Cuando voy a abrir la puerta siento un jalón en mi brazo y me hace dar vuelta.
—¡Ya te lo he dicho!, ¡No puedes entrar estúpida! — exclama furiosa. Me suelto de su agarre rápidamente y entró a la oficina echando humo por mis oídos siendo seguida por la secretarucha.
—Señor esta niña está desobedeciendo las órdenes, pero no se preocupe ya he llamado a seguridad — y ahí es donde me mira sonriendo como si fuera la cosa más inteligente que se hubiese ocurrido.
—Papá te juro que si tus empleados me siguen fastidiando la primera que voy despedir va a ser a esta — digo apuntándole a ella y está solo me queda mirando en shock y descolorida.
Mientras que yo volteo mi mirada y sigo mi camino hacia donde están los sofás. Me siento dándole una mirada a mi hermano que se encuentra con un toque de diversión en los ojos, lo que hace que vuelva a girar los míos y mire de nuevo a mí padre quien ahora mira muy furioso a su secretaria.
—¡Cómo se te ocurre jalar así a mí hija Amelia! — exclama dando un paso adelante. Lo que hace que ella de uno hacia atrás.
—S-Señor y-yo n-no.. — no le dejó terminar.
—¡Si que lo sabías!, otra cosa muy diferente es que te hagas la imbécil — exclamó tirando dagas de mis ojos mientras me paro como un resorte y la apuntó con mi dedo acusatorio.
—¡Disculparte en este momento con mi hija! — vuelve a exclamar con furia mi padre. Recibiendo miradas de odio de parte de ella — Y si no, te puedes retirar, recoger tus cosas y largarte de aquí — le dice apuntando hacia la puerta, (Creo que disfrutaré al menos eso), Pienso.
—Disculpe señorita Collins no volverá a suceder — se disculpa apretando los dientes, se le nota de lejos que no es una disculpa sincera pero tampoco es como que me importara.
—¡Bueno ya basta! — exclamó cabreada de la situación — Solo sal de aquí — le ordenó resoplando por lo que sin pensarlo dos veces sale cerrando la puerta detrás de ella.
—Mi niña disculpa todo esto — me dice caminando hacia mí para luego abrazarme — Bueno princesa siéntate para hablar — me dice mirando el sofá detrás de mí.
-Señorita problemática — suelta Jackson burlón.
—Cierra la boca que tú te has puesto como el hijo del diablo con Marina — le recuerdo mirándolo mal.
—Solo la quería asustar un poco — se excusa mostrando su perfecta dentadura — ¿Qué tiene eso de malo? — pregunta sonriendo y encogiéndose de hombros — Que sepa que en casa, si no hace lo que ordenamos le irá muy mal — agrega con malicia.
—¿Tendrá la mala suerte de enamorarse de ti, al igual como has hecho con las de España? — le pregunto con burla.
—No es mi tipo — responde haciendo una mueca de desagrado.
—Sí claro — le digo con sarcasmo. A lo que él me mira mal.
—No me van a hacer una escena ahora ustedes — nos interrumpe papá mirándonos aún con algo de enfado.
—Claro que no — decimos al mismo tiempo.
—Siéntate hija — me ordena.
Sin decir palabra me vuelvo a sentar y también papá.
—Su madre y yo hemos decidido tomar un descanso, por lo que nos iremos este lunes ocho. Eso era lo que les tenía que decir —
—¿Y qué pasará con la compañía? — pregunta Jackson.
—A eso voy hijo. Por lo tanto Abril se quedará a cargo del casino. Te quiero aquí junto a mi nuevo socio. Que a partir de ahora también será el tuyo —
—Pero papá com.. — Protesta Jack.
—Sin peros Jackson — le interrumpe papá con voz grave y de advertencia — Te harás cargo de la compañía hotelera, por lo que dentro de medio mes quiero que ya sepas al cien por ciento del manejo y eso implica que tienes que irte —
—¿Qué? – pregunta sin creérselo — Pero porque, ¿No puedo hacerlo desde aquí? —
—Ya lo dije. Quiero que te centres en la compañía y para eso debes alejarte de toda distracción — le miente. Y lo sé porque esa no es la razón real. Pero es claro que Jackson la terminará aceptando. De todas formas su forma de pensar no alcanza para razonar como lo hemos estado haciendo mi padre y yo.
—¿Tu ya lo sabías no? — pregunta dirigiéndose a mí.
—¿Si recuerdas que acaba de llegar papá y estos cinco días hemos estado juntos no? — le pregunto con suma obviedad. Ya que mucho antes de venirnos de España, papá habló conmigo.
—¿Y qué pasará con lo que está abajo del casino? — pregunta atento, (Sabía que iba a querer indagar más).
—Ya está hablado — responde papá sin mostrar alguna señal de nerviosismo o culpa ante tanta mentira junta, en tan cortas palabras.
—Así es — afirmó para calmar el ambiente.
—Durante estos meses indefinidos ambos estarán a prueba como trabajan dentro de la empresa y recuerden siempre que son hermanos y que esto no es una competencia, ¿Estamos claro en eso no? — nos pregunta dando por terminado lo que tenía que informar.
—Claro que sí papá, lo sabemos — decimos al mismo tiempo, Ah sí, olvidé mencionar que con Jackson desde que somos pequeños nos salía el típico coro y si no uno terminaba la frase del otro, a muchos les daba susto o algo así y nosotros solo nos reímos ya que estamos acostumbrados, al igual que ahora.
—No hagan eso — pide.
—Lo sentimos — decimos a la par.
—¿Alguna duda? — pregunta papá.
—Yo me tengo que ir, quede con Samu — informa Jackson levantándose.
—Dile a ese engendro que aún me debe — le recuerda mi padre de seguro recordando que la última vez que Samuel fue a España. Le hizo botar el helado porque le asusto por detrás y pues se le cayó al piso, estúpido lo sé.
—Se lo diré — le dice este caminando hacia la puerta.
—Papá yo.. —
—Quédate un momento — pide.
—Okey, creo que nos veremos por la tarde — habla Jack.
—Claro, adiós hijo — se despide papá.
—Adiós — murmura abriendo la puerta y saliendo por ella.
—El nuevo socio que tú dices.. ¿Es el mismo que jamás he visto o es Grace su hija? — le pregunto con curiosidad.
—Es su hijo. Él mayor, recuerda que Grace recién está comenzando a estudiar en la universidad —
—Ósea que es el idiota que jamás he visto y que dicen que es peor que su padre y abuelo juntos — refunfuño colocando los ojos en blanco — Estupendo — digo bufando pero recordando que jamás hay que juzgar a un libro por su portada, aunque es difícil hablar de alguien que ni siquiera le conoces la sombra.
—Tranquila que no es como todos dicen, ya lo veras — dice mi padre sonriendo por lo que yo solo asiento no muy segura de lo que dice.
—¿Y qué queríais decirme? — le pregunto.
—Jackson ha quedado fuera — suelta sin más.
—¿Estás seguro? —
—Tu madre me matara cuando se entere — suspira con mucha frustración esta vez.
—Sabéis mejor que nadie lo que pienso — le recuerdo nuestra conversación.
—Jason y Owen te ayudarán cuando tengáis que iros a meter por esos lugares —
—¿Y Dian? —
—Erick ha dicho que le ha dado una misión —
—¿Nueva misión suicida? — le pregunto bufando.
—Te dije que no te hicieras amigo de él — me riñe.
—Cuatro años de entrenar juntos supongo que debía ignorarlo — me ofusco.
—Hubiera sido lo mejor —
—Ya, pues no me va —
—Tranquilízate — me pide levantándose del asiento.
—Lo estaría si supiera que Dalton nos deja en paz de una vez por todas — bramo.
—Y nos dejará hija —
—¿¡Y cuando papá!? — exclamó fuera de mis casillas — ¡Carajo! ¿¡Cuántos más deben morir para que esto termine papá!? —
—Ninguno si nos quedamos hija — responde con seriedad mientras se sirve en un vaso, Brandi
—Solo júrame, que Jackson estará bien y que el abuelo no intervendrá con él —
—Te lo juré ese día y lo volveré hacer hija. Si fuera por mí, ninguno de ustedes estaría en esto pero no puedo hacerlo, no si quiero manteneros vivos a los tres —
—Ya lo veremos papá — le digo suspirando con cansancio.
—Erick llegará pronto —
—¿Cuándo es pronto? —
—Dijo que debía resolver unos asuntos —
—Entonces yo me voy — le digo levantándome del sofá.
—Cuídate quieres —
—Estaré bien —
—Te amo hija — dice cuando ya me encuentro en la puerta.
—También te amo papá — le digo volviendo a él para abrazarlo.
—Todo estará bien —
—¿Me lo prometes? —
—Te lo prometo princesa — responde junto a una sonrisa que no llega a sus ojos.
Se que no está seguro de lo que pueda pasar.
Sé mejor que nadie todo lo que está pasando en nuestra familia.
—Nos vemos — me despido alejándome.
—Nos vemos hija —
Al salir de su oficina me encuentro a Amelia y más allá está Jackson apoyado en la pared y de brazos cruzados.
—Amelia — llama su atención Jack — Comunícate con Trevor y manda a que suban mi auto y el de Abril – le ordena mirándome fijamente.
—Si señor —
—Ah y estás despedida, recoge tus cosas —
Abro mis ojos con sorpresa pero no digo nada.
Dirijo mi mirada a ella y solo nos fulmina con la mirada.
Camino hacia el ascensor y detrás siento que viene Jack.
—¿De qué hablaron? — pregunta al estar ya dentro del ascensor.
—Solo algunas indicaciones antes de conocer al hijo de Héctor — le miento.
—Oh ya entiendo — dice asintiendo conforme con mi respuesta junto a una sonrisa.
Al ir bajando vamos conversando en todas las responsabilidades que vamos a tener de ahora en adelante y así se abren las puertas de metal, viendo como todos dejan de hacer su trabajo para mirarnos, aunque ya estamos acostumbrados.
En España siempre íbamos a la empresa o al casino por lo que ya es normal para nosotros, por lo que sin detenernos, salimos y ahí estaban nuestros autos recién estacionados.
—Bueno piojoso nos vemos en casa más tarde — le digo mientras caminamos hacia los autos en donde el mío está detrás de su auto.
—Está bien, cuídate — dice este caminando hacia el lado del piloto al igual que yo y así cada uno se sube en su auto. Espero a que salga Jackson para luego arrancar yo.
Voy pasando a una velocidad normal por las calles de Florida y mientras tanto le marcó a Tomás quien está a cargo de la venta de la casa que quiero.
—Hola Abril, ¿Cómo estás hija? — pregunta un Tomás muy contento.
Él es un amigo muy cercano de mis padres. En realidad, más de mi madre, ya que fueron compañeros de curso por muchos años y por lo que me conoce desde que nací, es por eso que me hice amiga de Sheila quien es hija de Tomás.
—Hola Tomás, estoy muy bien y ¿Tú cómo estás?, ¿Cómo está Caro? — le pregunto frenando por el semáforo en rojo.
-Qué bueno Abril, yo estoy bien y Carolina también está bien, gracias por preguntar — responde.
—No hay de qué. Sabes, te llamaba para preguntar si tenías ahora tiempo de mostrarme la casa que te mencioné hace un par de días atrás, ¿Aún sigue disponible? — le pregunto cruzando los dedos para que diga que sí.
—Claro que sí pequeña, cuando me dijiste de quererla la he mandado a ver de un extremo a otro para ver si no tenía desgastes o alguna falla, ya sabes — responde mientras yo acelero.
—Eso suena estupendo, ¿Te parece que nos juntemos ahora y me la enseñes completa? — le pregunto con la emoción a flor de piel.
—Claro que sí, Olvidé unos papeles en casa y voy en camino ahora mismo, nos vemos en un par de minutos — responde haciendo que sonría más.
—Okey, voy enseguida también — le digo presionando el botón. Haciendo que la llamada se corte.
Aproximadamente son unos veinticinco minutos desde aquí, por lo que aceleró a fondo al ser carretera.
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