0—Narra Abril—0
Al bajar del auto y cerrar la puerta admiro el lugar.
Aspirando el aire escuchó a lo lejos el mar.
Hace un par de semanas la vi solo por fotografías y tan solo así me enamoré de ella. No es tremendamente grande pero la verdad es que para mí es preciosa.
Su color es negra por fuera con una entrada bastante amplia y espaciosa en donde diría que se pueden estacionar alrededor de seis autos. Tres a cada lado de donde está la puerta principal.
Tiene plantas además a sus alrededores, muy bonito a decir verdad, me gusta que la casa tenga plantas, lo que no me gusta mucho son las flores coloridas.
Veo a Tomás salir de la casa y al verme, camina hacia mí casi trotando al bajar el único escalón que tiene la entrada principal.
al llegar a mí, me abraza efusivamente.
—¡Hija pero qué cambiada estás! Cuando Shei me dijo que habías cambiado no creí que fuera tanto — exclama efusivo.
—La edad — le digo riendo — Debe ser eso —
—Que dices pequeña — murmura riendo también — Si fuera así entonces yo estaría viejo y como ves — se señala — Estoy igualito a como cuando tenía mis treinta años – agrega guiñando un ojo.
—Vale, Vale se ve de donde saco el ego y autoestima tan alta Sheila eh — le molesto sin dejar de reir.
—Puede ser. Ahora que lo pienso ella me había dicho que ustedes, llegarían en dos semanas mas, ¿Les paso algo? – pregunta atento y serio a la vez.
—No, tranquilo nada malo. Solo que a los chicos les mentimos y era para darles una sorpresa – le cuento mirando la casa frente a mí.
—Oh ya entiendo. Se volverán locos cuando les vean a los dos — dice asintiendo.
—Lo más seguro — concuerdo ya preocupada por la reacción que tendrán nuestros amigos.
—Bueno a lo que hemos venido — suspira — Te recuerdo que tengo que volver a una reunión más tarde y no hay mucho tiempo – dice Tomás mirando su reloj de mano.
—Sí entiendo. Entonces… — le digo dejando la palabra en el aire al mirar la entrada.
—Oh sí — espabila dando paso hacia adelante. Por lo que le sigo — Bueno esta casa se abre a modo digital, todo es atreves de una pantalla y no te preocupes que de seguridad hay mucha, sin embargo si la quieres llegar a cambiar no sería problema, puedes hablar conmigo para ayudarte —
—Suena bien por el momento, luego veré como lo dejaré. Sigamos — le digo respirando profundo antes de dar el primer paso para entrar a la casa.
Al estar dentro la veo tremenda. No tanto como la de mis padres, eso es claro sin embargo para mí es perfecta.
Las paredes son blancas y el piso es flotante color café oscuro si no me equivoco, parecido a la madera. Ventanales grandes con marcos blancos.
—A tu derecha está la escalera para ir al segundo piso — habla Tomás adentrándose más a la casa y apuntando a mi derecha.
—¿Cuántos cuartos tiene la casa? — le pregunto mirando a mi izquierda en donde me encuentro con dos escalones para bajar hacia un espacio en donde puede entrar perfectamente unos juegos de sofás y varias cosas más.
—Seis — responde mientras caminamos — Arriba hay cinco y de aquí — apunta a un lado de la escalera donde se encuentra un pasillo — Hay un cuarto que tiene puertas corredizas tanto por este lado como en el lado de la cocina. Se diseñó como un pequeño cuarto de películas o de juegos — agrega adentrándose ahora al pasillo — A nuestro lado derecho hay un baño completo y al fondo hay un cuarto sin baño dentro. Pero las habitaciones de arriba si lo tienen. El más grande es el del fondo. Luego te lo muestro — menciona abriendo la puerta corrediza y efectivamente. Al otro lado están las mismas puertas corredizas.
Al pasar por las puertas corredizas del otro lado me encuentro con una amplia cocina.
Tiene un mesón de mármol lo suficientemente grande para que entren mis camaradas.
Y detrás de él se encuentra otro espacio donde podría entrar perfecto un comedor ya que tiene una preciosa vista hacia el patio trasero.
—Aquellos ventanales son corredizos. Y como puedes ver más allá del pasto se encuentra una escalera de cemento. Esta lleva a la piscina y una sala de descanso —
Seguimos el recorrido y a decir verdad, mientras más veía, más enamorada quedaba del lugar.
La casa en sí tiene tres pisos. Una subterránea donde entran varios autos y además un cuarto que quisiera convertir en una sala de ejercitación o tal vez en una sala de películas para ir a dormir.
Suena mejor.
Cuando subimos a la segunda planta quedé aún más enamorada por las vistas y espacio que tenía.
En definitiva esta casa si o si tenía que ser para mí y como dijo Tomás el segundo piso tiene cinco dormitorios, cada uno con su baño y closet separado, tal y como lo describe la página que me compartió Shei hace unos meses atrás.
Todo era digital, hasta las luces se prenden con un tablero que está en la pared.
Al salir afuera me explico en dónde está la caja de la electricidad por si se baja en algún momento y cosas así.
Me enseñó la parte trasera de la casa, que tenía una zona verde como había dicho antes y al caminar y bajar por unas escaleras llevaba a la piscina y también a un lugar para cenar al exterior con un gigantesco techo color n***o al igual que la casa y que solo tiene dos paredes que dan la espalda al otro recinto.
Me mostró otra casa más pequeña la cual es para el matrimonio que quiera dejar para que cuiden tanto por dentro como por fuera de la casa, por lo que más a gusto no podía estar.
—Bueno, ¿Qué piensas? — me pregunta mientras subimos las escaleras de nuevo.
—Me encanta. Está perfecta — le respondo sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas.
—Me alegro que te guste, en ese caso haré que de inmediato hagan papeles y todo lo demás — dice él asintiendo y sacando su celular mientras que caminamos rodeando la casa en donde se pueden apreciar las preciosas plantas color verdes lilas.
—Me parece muy bien, ¿Cuándo puedo venir ya para amueblar y esas cosas? — le pregunto entusiasmada.
—Ya que la compraras tú, cuando quieras. Los papeles van a estar ya dentro de la próxima semana y hablaré con tus abogados para no quitarte tiempo, por lo pronto puedes venir ya mismo — responde por lo que sin habérselo esperado le abrazo.
—Gracias — le digo abrazándolo efusivamente — En ese caso ya te dejo para que vayas hacer tus cosas y yo iré a organizar todo también — le digo feliz cuando llegamos a la parte de enfrente de la casa en donde está mi auto y el de él.
—Está bien, me voy entonces, que estés bien hija — se despide dándome un beso en la mejilla.
—Gracias, igual usted — me despido viéndolo girar y caminar hacia el lado derecho donde se encuentra su auto.
Al verle salir y pasar por los altos portones negros, subo a mi auto y emprendo camino hacia casa.
En tan solo diez minutos más o menos llego a la casa. Pasando por los grandes portones que son abiertos por los guardias, claro.
Cuando ya entro a la casa me voy directo a comer, ya que son más de las tres de la tarde y me pasé por dos horas ya de comer y mi estómago pide a gritos algo de alimento.
Al quedar satisfecha, deje todo en el fregadero y subo a mi cuarto.
Admiro mi cuarto con cierta tristeza.
Apenas llegó y ya me iré.
Analizó mis opciones para hacer ahora
Podría instalarme con un pc y ver algunos diseños para tener algo en mente luego y no ir a comprar tan perdida o podría tomar mi tarde para dibujar.
Estos días no he tenido tiempo al tener que ir al casino a escondidas de mi hermano.
Mi otra opción y la más llamativa es dormir una pequeña siesta en donde de seguro, despertaré con dolor de cabeza.
¿Pero quién podría negarse a dormir?
Nadie cuando la casa está sola.
Por lo que decido dormir e imaginar futuros muebles en mi nueva casa.
Suena extraño.
0—0—0—0—0
Siento que alguien me mueve de un lado a otro.
Por lo que me quejo sin intenciones de ver a la persona que osa despertarme.
—Ei enana — susurran — Despierta — otra vez — ¡Despierta ya! — y es ahí cuando me di cuenta que era Jackson.
—Déjame dormir joder — bramo refunfuñando al taparme la cara con la almohada.
—Claro que no tonta. Venga, despierta que son las ocho de la noche — dice este y es ahí en donde me levanto de un salto, haciendo que del susto caiga al suelo.
Y como buena hermana que soy, solo me pongo a reír como foca retrasada.
—¡Abril! — exclama cabreado — Mocosa ten más cuidado — susurra entre quejidos mientras soba su trasero e intentando no reír igual que yo.
—Ya.. Ya.. — respiro profundo para calmarme — Okey.. Lo siento — le digo aun riéndome por haberlo botado sin intención por lo que le ofrezco mi mano y este la toma.
—Está bien, ya pasó y ahora me dirás, ¿Por qué reaccionaste así? — pregunta impulsándose de un salto para quedar frente a mí.
—Por tres razones — le respondo pasando mi mano por mi pelo en un intento de ordenarlo — La primera – le digo levantando un dedo — Es que no creí que fuera tan tarde. Segundo — le digo subiendo otro dedo — Es que no le he escrito a los chicos para saber qué harán hoy y tercero — le digo levantando otro dedo — Tengo que hablar con una decoradora de interiores para mi nueva casa — le digo soltando un pequeño grito de emoción y alegría.
—Oh, ¿Enserio te vas a ir entonces? — pregunta pagando su sonrisa.
—Sí Jack — le asiento apagando un poco mi alegría — Te lo dije hace unos días y eso haré, quiero tener mi propio lugar — le respondo al tomar su cara con ambas manos.
—Lo sé, también quería hacerlo — dice mirando al suelo y eso me dice que aún no está convencido de hacerlo.
—¿Por qué no vienes conmigo? — le pregunto con una sonrisa y apretándole los cachetes de su cara.
—¿Es enserio? — pregunta sorprendido.
—Claro que si idiota — asiento — Eres mi mellizo y sería genial que viviéramos juntos… Además la casa tiene muchos dormitorios y por lo que veo no estarás por mucho tiempo aquí —
—Claro que sería genial. Y juro que no me meteré en tu privacidad. La vas a tener y... — no lo deje terminar
—Tranquilo piojoso, no pasa nada, sabes que te tengo mucha confianza y siempre te he tenido junto a mí y sería extraño no verte — le digo abrazándolo por la cintura ya que es más alto que yo.
—Si. Tienes razón, gracias de verdad — me da un sonoro beso en la mejilla.
—Me alegro que hayas aceptado. Y Bueno cambiando de tema, ¿A que habíais venido? — le pregunto volviendo a tirarme a la cama.
—Para decirte que Leo me dijo que hoy iban a hacer una entrega, ya sabes y luego pasarían al club de él. El que está cerca del Nirvana y me parecía un buen momento de aparecernos ya que estarán los tres, ¿Qué dices? — pregunta.
—Me parece perfecto. ¿Salimos en una hora está bien? — le pregunto mirando el cuarto.
—Si claro, me parece bien — dice este dándose la vuelta y saliendo ya de mi cuarto, mientras que yo me entro al baño a ducharme para luego ver que ponerme esta noche...
0—45 minutos después—0
Ya voy bajando a la primera planta en busca de mi hermano, al verlo justo en la entrada mirando su celular, este se percata de mi presencia por el sonido de mis altos zapatos, por lo que levanta su cabeza y yo le hago una seña, por lo que sin decir palabra salimos de casa bajando los escalones y caminar hacia la derecha para llegar a la puerta que da acceso hacia el estacionamiento o garaje como le digan, caminamos hacia donde están todas las llaves y cada uno toma un par junto con los pequeños controles que permiten abrir las grandes puertas del garaje y que también abren las grandes puertas de la entrada a la mansión.
—Estas hermosa enana — me dice mirándome de arriba abajo.
—Gracias, también estas muy mono hoy — le digo escaneándolo también, va con unos pantalones roto en las rodillas, polera blanca Adidas, chaqueta roja y zapatillas Adidas, lo que es yo, voy con un vestido que pareciera que detrás de él diseño de flores azules por todo el vestido no tengo nada sin embargo tiene una tela de seda color piel y también es de mangas transparentes y unos tacones negros de verano más o menos altos que dejan a la vista mis pies.
—Gracias por el cumplido Abril, para la próxima me esforzaré más y ¿Bien?, ¿En cuál vamos? — pregunta refiriéndose a los autos.
—Lamborghini — respondo apuntando a uno n***o que al encenderlo desprende luces azules por todo el contorno del auto y ruedas y que llama demasiado la atención, como nos gusta hacer todo el tiempo.
—Genial, yo conduzco — se adelantó tomando rápidamente las llaves y el control.
Subió de piloto y yo de copiloto.
Al encenderlo lo echa a andar, sacándonos del garaje.
Cuando llegamos a los portones esperamos a que abran las puertas metálicas.
—¿Saben algo los chicos? — le pregunto.
—Nada de nada — responde acelerando a fondo al tener el camino libre.
—¿Si recuerdas cómo llegar no? — le pregunto abrochando el cinturón de seguridad.
—Claro que sí — responde tomando la veinticuatro en dirección a la playa que es en donde está el Club de Leo. El famoso y conocido Dark Nigth de Miami Florida.