Capitulo 4

3020 Words
Narra Joshua Las empresas hoteleras siempre están atados a las crisis mundiales, por lo que, mi papel como jefe y dueño es siempre buscar la forma de que por mucho que las cosas fueran mal, el dinero nunca iba a faltar y nadie perdería su puesto de trabajo. Me gustaba demasiado mi trabajo pero la parte que más odiaba era cuando había problemas económicos y tenía que echar a gente, haciendo que ellos no tuvieran oportunidades para llegar a fin de mes, por lo que siempre usaba nuevas formas de sacar dinero, mantener los trabajos, y dar nuevos, siempre evitando los despidos a menos de que no hubiera otra opción. Estaba estudiando unos papeles de un nuevo proyecto de hoteles submarinos, para las personas que amaban el mar con posibilidad de explorar la zona cuando alguien llamo a la puerta de mi despacho, mire a esta demasiado sorprendido porque hoy no tenía citas. —Pase—dije bastante tranquilo, estaba sorprendido porque Casandra no me hubiera avisado, hacía más de una hora que me dijo que iría a por unas cosas y no volvía, no es que me preocupase, se que si no estaba era que algo estaba solucionando confiaba suficiente en ella para dejarle algunas de las responsabilidades, pero estar solo ante la gente que me molestase o entrara sin avisar no era algo que me hiciera sentir muy cómodo. La puerta se abrió dejando que Teo entrara al despacho. —Buenos días—me saludo cerrando la puerta al entrar y sentándose enfrente mía. Le mire bastante sorprendido, no era la hora de comer, ni una hora de poco trabajo, todo lo contario era una hora en la que todas las empresas estaban llenas de reuniones por lo que ver a mi amigo en chándal, tranquilo, como si nada en el mundo le preocupase, era una cosa demasiado sorprendente. —¿Qué haces aquí?—le pregunte dejando los papeles y acomodándome en la silla. Teo me miro tranquilo y agarro la taza de café de mi mesa para beber de ella. —Que malo te gusta el café—se quejo. —Teo—le llame la atención, sabiendo perfectamente que no estaba aquí para pasar el tiempo, éramos mejores amigos y solíamos hablar muy seguido pero jamás hemos irrumpido en la oficina del otro a menos que fuera algo de vida o muerta, por lo que, sabía que por mucho que Teo mostrara tranquilidad, era algo importante. —¿Qué tal con mi hermana?—. Le mire. Ahí estaba, quizás una de las cosas más importantes de la vida de Teo, su hermana. Daniela tenía esa facilidad de hacer que cualquier persona que ella dejara entrar en su vida, la amará tanto que hiciera lo que fuera por ella, su madre era el ejemplo claro de ello, que muchas veces evito gritos que el señor Dunn le iba a dar a Daniela, o Teo que hace lo que sea por verla feliz, y sin contarme a mi que me estoy casando con ella por evitar que su padre la envié lejos de aquí o la case con algún indeseado que la saque de nuestras vidas. —¿Has dejado de trabajar para venir ha hacerme esa pregunta?—le pregunte en respuesta. Teo me miro. Era mi mejor amigo, nos conocimos en una escuela de niños ricos, donde entrar cuesta casi más dinero que una goya con cinco diamantes, los dos estábamos en la clase de los herederos, Brian también estaba en esa clase pero nunca nos hicimos amigos, mientras él era algo más libre y despreocupado, tanto Teo como yo sabíamos cual era nuestro destino y desde muy pequeños aprendimos lo que era la economía, idiomas y tratados internacionales, cosas que una persona normal no hubiera aprendido hasta la universidad pero nosotros dominábamos a los diez, la desesperación y la presión, nos hizo amigos y tener cosas en común hizo que las mantuviéramos. —Yo aún tengo a mi padre como cabeza de empresa, por lo que no tengo responsabilidades como tú—. No dije nada. Cuando cumplí los dieciocho años, mis padres me regalaron un viaje con amigos a esquiar en la nieve, como un viaje de iniciación a los grandes clubs de la elite, no se si lo sabían o todo fue un conjunto de malas casualidades, pero un grupo de ladrones entraron en la casa de mis padres con ellos dentro. Mi padre era de esos que creían que al vivir en un bario de clase alta con mucha seguridad en este, no era tan necesario cámaras ni alarmas en la casa, error. Los ladrones solo querían joyas, estoy seguro pero al ver a mis padres en la casa, se volvieron presas del pánico y les mataron. Haciéndome el heredero de todo un imperio y dejándome solo ante un peligro que ni yo mismo sabía como llevar, por suerte tuve a mi tío unos años ayudándome pero hacía dos, un cáncer se lo llevo, estaba solo ante cualquier cosa o problema de la vida. —Dame información, que Daniela no me contesta los mensajes—aviso. Bastante común en ella, si de forma normal no usaba el teléfono cuando estaba enfadada iba ser misión imposible que respondiera un mensaje por muy urgente que fuera. —Estamos peleados—le confesé. Teo miro su reloj. —Un récord, menos de 24 horas en tener una pelea—bromeo. Pase mi mano por mi barba. —Llevamos un mes juntos—le avise. —Solo 24 horas conviviendo—aclaro. Mire a mi amigo, porque por mucho que me quejase tenía demasiada razón, solo llevábamos 24 horas estando más de tiempo de lo común juntos, quizás fueron las mejores horas de mi vida pero estas en las que no me habla, son las peores de mi vida. Esa chica es demasiado importante para mi, casi hasta el punto de poder volverme loco. —Se ha enfadado porque le dije que acepte casarme con Madeline porque la chica que me gustaba estaba con otro—le aclaré. Teo me miro. —No le has mentido—. Por muchas cosas que supiera, no lo sabía todo. —Se ha sentido la reserva de la reserva—aclaré. Teo negó. —Le he enviado unas rosas—comente. Me miro. —Van a estar en la basura—me dijo y le mire demasiado impresionado—A mi hermana esas cosas le molestan, que la molestes y lo soluciones con cosas materiales, por mucho que le gusten, las va tirar—. Concia demasiado bien a Daniela, no era su hermano pero la vi crecer a lado de este. —Solo quiero que me escuche—me queje. —Si lo consigues, me dices la receta porque nadie a conseguido hablar con ella cuando se enfada—. Suspiré. —¿Por que odia a Beth?—. Teo me miro sorprendido por mi pregunta pero se rio. —Creo que en su cabeza, nadie se acerca a las personas con dinero porque si, sino por interés, vera a Beth como una interesada en nosotros—explico. Le mire. Si Daniela supiera lo que Beth hizo por nosotros, seguramente no pensaría lo mismo. Conocimos a Beth en un viaje a Francia, por mucho que nuestras familias tuvieran relación desde antes, nunca tuvimos relación con ella, no hablamos con ella. Pero en una de las locuras de Teo y yo hicimos, fuimos a Francia para ver a Daniela en su internado, pero entrar a ese lugar era casi imposible y terminamos perdidos en un pueblo sin internet y sin forma de volver a casa, con dieciséis años, por suerte ese era el pueblo de la abuela de Beth que al vernos nos acogió ahí y nos ayudo a regresar a casa sin problemas, y encima, evito que nos castigaran diciendo que ella nos llevo ahí para enseñarnos un potencial negocio, ella era una buena chica y era una pena que Daniela no lo viera, pero tampoco le podíamos contar las locuras que hicimos y de la que Beth nos cubrio para no ser castigados, me gusta la imagen de chico bueno que Daniela tiene sobre mí. —¿Qué hablaste con mi padre?—. Mire a Teo demasiado sorprendido por su pregunta. No había hablado con nadie de las cosas que habían pasado en esa reunión, no me avergonzaba para nada lo que paso, no me sentía mal por las cosas que hice pero no puedo negar que no sabía como contar a las personas las cosas que dije para salvar a Daniela de la ira de su padre. —Me eche la culpa de la ruptura de los compromisos—le aclaré y Teo me miro sorprendido—Le dije que dos noches antes de que los compromisos se rompieran, llame a Daniela para decirle que estando con Madeline me había dado cuenta que solo la amaba a ella, que dejara a Brian y se casara conmigo, que yo le iba a dar mejor vida—. —¿Se lo ha creído?—me pregunto mi amigo sorprendido. —Al principio no, y creo que si no hubiera estado tu madre, me hubiera golpeado pero le comencé a contar cosas para que me creyera—explique. —¿Qué cosas?—. Mire a Teo con demasiado miedo por su pregunta, no se si era lo mejor para nuestra amistad que supiera las cosas que pensaba de su hermana pequeña pero conociendo a los dos hermanos, ni uno de los dos me dejaría tranquilo hasta que le contara todo. —Le dije que me enamore de Daniela en un viaje que hicimos las dos familias, donde nos escondimos todos a ver películas y ella se olvido tanto de las normas, que río, su risa me enamoro—le dije. Teo me miro en silencio. —Le conté que tonterías que no se si vale la pena recordar—comente. —Si vale la pena—hablo con seriedad mi amigo. —Primero le conté que al ser tu mejor amigo, me daba miedo perderos a los dos por un enamoramiento que podía ser tonto, pero pasaban los años y la quería más, me gustaba más lo sería que se mostraba ante todos pero las pequeñas sonrisas que me regalaba, y le mentí diciendo que hable contigo, y tuve tu aprobación para estar con ella—conté y mi amigo me miro en silencio—Explique a tu padre que planeaba casarme con Daniela desde antes del viaje a la nieve de mi cumpleaños, pero con lo de mis padre, todo se paro porque no quería darle una persona rota a la persona más importante de mi vida así que trabaje en mi y la empresa para dar lo mejor a su hija, pero justo, la comprometió con Brian y mi tío hizo lo mismo con Madeline para que olvidara a Daniela—. —Menuda historia—comento mi amigo. —Algo tenía que decir—. —¿Y de todo eso que es verdad?—me pregunto haciendo que me sorprendiera—Yo no te he dado mi aprobación, eso se que es mentira, pero lo demás ¿Dónde esta la verdad?—. —No hay verdad—me queje. —Una gran mentira, necesita una base de verdad para que el mismo mentiroso la crea—me aviso. Le mire. —¿Tengo tu aprobación para estar con tu hermana?—. —Ahora no vas a hacer que eso sea verdad—me aviso y le mire—Pero por mi podéis casaros, no voy a dejar de ser tu amigo, eso solo hará que seamos familia y que pueda matarte si le haces daño—. —Estuve enamorado un tiempo de tu hermana—le deje claro—Por eso te dije de hacer el viaje a Francia para verla—. Porque si, el viaje en el que nos hicimos amigos de Beth, fue idea mía por mi tonto enamoramiento juvenil. —¿Y eso dejaste de sentirlo cuando?—me pregunto. Le mire. No estaba bastante seguro de cuando deje de sentir esas cosas por Daniela, no podía dar una fecha ni un momento exacto porque ni yo mismo era consienten de cuando eso, de cuando la volví a ver como la hermana de mi mejor amigo. —Piensa en eso—me dijo levantándose de la silla y yéndose dejándome ahí con mis pensamientos. Tome un poco de mi café para enviar los pensamientos un poco a otra parte y pudiera concentrarme en mi trabajo. La puerta de mi despacho se abrió con demasiada fuerza, levante mi cabeza pensando que sería Teo de nuevo a decirme algo dramático y que me hiciera comerme la cabeza por tres años, cosa que era su juego favorito pero en este caso era Casandra, mi asistente, que estaba llorando. —Esa no es forma de entrar—le deje claro sin levantarme de mi silla. —Su prometida es horrible—me dijo. La mire serio. —Cuida tus palabras—le deje claro. Casandra era la hija de la que fue asistente de mi padre, por lo que desde muy pequeña conocía esta empresa, así que era la mejor opción para que me ayudará en mi proceso como cabeza de esta empresa, nunca me había dado problemas hasta ahora, hasta ponerse a llorar como una loca enfrente mía e insultar a Daniela. —Fui a su casa a por una camisa porque la suya esta manchada y me echo de mala manera, me dijo que yo no tenía derecho a andar por la casa como me diera la gana y que ahora que estaba ella, era quien se encargaba de las normas de la casa, me quito las llaves y me empujo—dijo y la mire—Me insulto, me dijo que era una simple y asquerosa secretaria que solo servía para llevar cafés, realmente no se como hacer las cosas, he intentado con todas mis fuerzas llevarme bien con ella como usted me pidió pero ella solo me insulta—. Analice lo que dijo. Por mucho que Daniela tuviera ganas de golpearla se que no lo haría, era una persona con un autocontrol demasiado fuerte. Era cierto que había pedido a todos mis empleados que fueran muy amables con Daniela, que la hicieran sentir lo que mejor que pudieran, que no le levantaran la voz, y que si en algún momento ella le pasaba algo, serían ellos los que+ iban a tener consecuencias, puede que suene tonto pero Daniela para mi era más importante que esos idiotas.+ —No debe ir a mi casa sin mi permiso, y ahora también es la de mi prometida por lo que si ella no le quiere dejar entrar, tiene toda el poder y libertad de hacerlo—le deje claro. Casandra me miro sorprendida. Antes, cuando había un conflicto entre los empleados de mi casa y Casandra, siempre la defendía a ella, porque era la persona que más me ayudaba y menos podía sustituir de mi vida, ella sabía como funcionaba toda mi vida, todas las cosas de mi espacio, como debían estar, cuando y como, los sabía ella, muchas veces no tenía que pedirlo, ella lo sabía sin decirlo por lo que era una persona que necesitaba en mi vida, mientras que cuidar unas plantas, cocinar o limpiar, era un trabajo demasiado sencillo que cualquiera podía hacer, pero ahora me di cuenta que eran esas personas que estaban en mi casa las que me ayudaban mucho más que Casandra, porque al ellos mantenerme la casa, yo no tenía que hacer nada, solo trabajar. —No puede estar enserio—se quejo ella. —Se que antes te daba demasiadas libertades pero ahora las cosas no solo dependen de mi, sino de mi pareja—le deje claro, aunque estaba demasiado molesto por tener que dar explicaciones a mi asistente cuando en todo caso era ella quien debería dármelas a mi, no a la contra, pero estaba rezando a mi paciencia para que no se acabara pronto. —No le quiere, solo le esta usando—me dijo y la mire—Ha tirado sus flores como si fueran algo sin valor y encima no duerme con usted—. La mire. —Es una niña caprichosa que no piensa más que en ella—. —¿Tú serías mejor mujer?—le pregunte. La chica me miro en silencio y con la cabeza alta. —Si—. Reí por su arrogancia. —No le llegas ni a la suela de los zapatos—le deje claro—Para darte valor, le debes quitar valor a otra mujer pero ella no necesita quitar valor a nadie para ser la mujer poderosa y valiosa que es, así que ten mucho cuidado con lo que dices de mi prometida—le deje claro. Ella me miro molesta. —Vete a casa y descansa, reflexiona sobre lo que has dicho—le ordené. Quería que pensara muy bien lo que estaba haciendo y no se arrepintiera de algo que le podía quitar el trabajo, tenía muchas ganas de despedirla por haber venido aquí e insultado a Daniela pero no estaba seguro de si eso sería muy legal y algo que le pudiera traer problemas a Daniela, no quería que mi poco pensar hiciera que alguien la acosara y la molestara. —¿Me esta despidiendo?—pregunto molesta—Pues debe saber que es un inútil, que no tiene ni idea de esta empresa y de que si no fuera por mi esto se hubiera arruinado hace años porque es usted un incompetente, engreído e idiota que solo sirve como cara bonita de este lugar—. Me acomode en mi silla. —No te estaba despidiendo—. La casa de la chica fue un poema. —Pero ahora, si lo hago—le deje claro—Sal y recoge tus cosas—le deje
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