Zeus

Capítulo 11 parte 6

Un nudo se formó en mi garganta, era la primera vez que alguien me decía esas cosas, ni en mi familia pude escuchar esa declaración, mi padre era un seguidor fiel de madre y solo me mostraba afecto cuando ella no estaba presente y mi abuela, mi pobre abuela no tenía una posición firme dentro de mi familia y tampoco tenía las fuerzas para luchar por mí a esa edad por mucho que me quisiera. Tuvieron que pasar 28 años para que un completo desconocido que se había unido a mi destino por equivocación y que solo conocía unos días, venga y me diga las palabras que tanto esperaba escuchar. Su pulgar acariciaba tan delicadamente mi mejilla, como si estuviera acariciando un objeto tan frágil que podría romperse en cualquier momento si se ejercía más presión de la necesaria, esos ojos marrones no dejaban mi rostro, buscando alguna señal, su cuerpo se acercó tanto al mío que casi no había espacio que separara nuestros cuerpos. Esa mirada marrón finalmente se quedó quieta en la mía, ¿han sentido alguna vez esa sensación cuando miras a alguien a los ojos y sientes que todo encaja perfectamente, que con solo una mirada te das cuenta que esa persona debe pertenecer a tu vida, como si nuestras almas existieran para estar juntas? Pues esa era la misma sensación que tuve en ese momento, no hubo palabras, no la necesitábamos, lo único que supe es que nuestros cuerpos eliminaron toda distancia y nuestros labios se juntaron con un hambre que jamás había sentido en mi vida, el gemido que se escapó de mí boca fue amortiguado por la boca de Caesar, sus fuertes brazos rodearon mi cintura y por si quedara el mínimo de distancia entre los dos, se apegó mucho más a mi cuerpo, mis brazos rodearon el cuello de mi guerrero, mi pecho se presionó contra el de Caesar e inmediatamente escuché un gemido de él. Pronto su lengua entró en mi boca y comenzó a bailar con la mía, sus labios chupaban y succionaban los míos con avidez, como si yo fuera un oasis y él un hombre perdido que necesitaba urgentemente mi sombra. Era un beso hambriento, un beso con necesidad, un beso que causó muchos estragos en mi cuerpo, ese beso hizo que las descargas recorrieran mi cuerpo y aterrizaran en mi centro, haciéndolo palpitar y humedecer, pero no me importó, porque estaba concentrada en ese beso, porque solo deseaba que su aroma cítrico me siga envolviendo y no me dejara, porque yo también sentí su excitación presionar mi estómago y eso me hizo sentir deseada y aún más necesitada, porque ese hombre que se convirtió en el dueño de mis fantasías desde que lo conocí, me estaba abrazando sin el deseo de querer soltarme, porque esos labios que calentaban mi alma y mi cuerpo no dejaban de darme este placer que tanto estaba buscando.

Las manos de Caesar bajaron hasta mi trasero y presionaron con fuerza, masajeándolos, pronto sus labios bajaron hasta mi cuello, dejando un camino de pequeños besos en el proceso.

— Mierda… mi ninfa con curvas de infarto… mía…

Escuchar decir eso de Caesar solo provocó que mi sonrojo fuera más fuerte, no estaba a la altura de una criatura mitológica que era conocida por su gran belleza, pero saber que ese hombre pensaba así de mí me hacía sentir hermosa.

— Intenté… intenté alejarme por tu seguridad, pero vienes a mí vestida así, mostrando tus curvas deliciosas… intentando seducirme… tú, ninfa provocativa.

Gruñó restregando su entrepierna en mi estómago. Si no fuera por ese momento que estábamos teniendo, seguramente haría más preguntas al respecto, pero claramente Caesar era un distractor muy efectivo. Se alejó lo suficiente como para que nuestras miradas se cruzaran y lo vi, ojos dorados me miraban con tanto deseo que me desarmó por completo, lo que había visto hace un rato no fue una ilusión, sus ojos se volvieron del dorado más precioso que jamás haya visto. Por unos segundos Caesar solo me miró como si estuviera pensando en algo seriamente, mientras rozaba sus labios contra los míos.

— A la mierda todo.

Y tras eso sus labios chocaron conmigo.