No hubo elogios ni saludos previos, lo que provocó una sensación de malestar en mi corazón “está bien, Caesar tal vez no es tan expresivo” intenté darle una de mis sonrisas de negocios pues obviamente una natural no me saldría.
— Si, estoy lista. Por cierto, te ves muy bien.
Caesar solo me miró por unos segundos y sin decir más, dio la vuelta dispuesto a salir de la mansión “tal vez solo esté cansado, hay que entender un poco” solté un suspiro y comencé a seguirlo, no sabía por qué, pero sentí que hoy sería un día muy complicado.
El trayecto que debía durar media hora (porque sí, me encargue de averiguar los tiempos de distancia por internet), se sintió como si estuviera dentro del coche por más de tres horas. Pensé que después de haber llegado al nivel de intimidad al que llegamos, estar junto a él en un espacio cerrado iba a ser normal y la incomodidad no existiría entre nosotros, pensé que él siendo el conductor y yo la copiloto iba a ser una especie de cita, que iba a ser bueno tener nuestro tiempo a solas disfrutando de ambos hasta que se rompiera la burbuja, pero estaba equivocada. Todo el camino a la casa de mi padrastro fue un completo silencio, nada de pláticas ligeras, ni risas cómplices, solo un duro y frío silencio. No pude siquiera preguntar para encender la radio y escuchar algo de música porque Caesar parecía estar en ese modo de “no quiero que nadie me hable” y yo no era tan valiente como para hablar primero, además que seguía pensando en si algo pasaba o algo peor ¿yo habría hecho algo para que tuviera ese humor? Tal vez solo quiso experimentar con alguien que nunca había sido tocada, solo por unas cuantas noches, pero ¿y los “eres mía” que me recitaba todo el tiempo que estábamos solos, fue todo eso un engaño?
Si debía ser sincera, tenía miedo de preguntar, miedo de saber la verdad, miedo de ser rechazada nuevamente después de haber entregado algo que era preciado para mí, algo que había prometido guardar hasta el matrimonio, pero que, frente a este hombre, sentí que era correcto entregarle incluso hasta mi alma y que no dudé, al día siguiente no me arrepentí, ni me sentí mal por entregarla algo que para mi era una señal de confianza y amor.
Y fue como un golpe en la cara tener esa revelación, justo en ese momento, justo en ese lugar y con esa persona. ¿podía alguien amar a otro en menos de un mes? ¿para llegar a amar a alguien no era necesario conocerla al menos un poco? Objetivamente hablando no podía enamorarme de alguien que recién había conocido, no conocía casi nada a excepción que bueno, era un guerrero inmortal y era condenadamente rico, sin contar con el hecho de que había descubierto ese hecho por casualidad.
Esa objetividad era refutada por la parte que gobernaba mis sentimientos, porque estaba segura de lo que sentí cuando lo vi, esa sensación de hormigueo que recorría mi cuerpo cuando me miraba, esa excitación que tenía cuando me tocaba y besaba, esa sensación de protección que tenía cuando estaba en sus brazos, el sentirme amaba e importante, todo eso era innegable, entonces me preguntaba ¿era necesario el tiempo para decir que se podía amar a alguien? Mi respuesta era una, claro que no era necesario, porque fue poco el tiempo, pero estaba segura, lo que sentía por ese guerrero era amor, le entregué mi virginidad, le confié mi cuerpo y mi alma porque lo amaba.
“Yo… lo amo”