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1722 Words
Cómo Hades dijo, nos cambiamos de cabaña a una más grande y espaciosa donde cada uno tiene su habitación y baño, la cama es algo grande para una sola persona pero a él no parece molestarle y en estos dos días cada quien prepara su comida y compartimos el mismo café por las mañanas pero de ahí en fuera el contacto es nulo. He hablado un par de veces con Ema para decirle que no se preocupe si ese mes se vuelve más tiempo del previsto, que estoy bien con el Tempano de hielo que no veo. Me acuesto en la cama mientras veo que la ropa que traje es algo atrevida y que no calentara mi cuerpo en caso de que se vaya la luz y me deje sin calentador artificial. Hago mi cena con calma mientras veo que él ya se arreglo para salir. Viste ese traje caro de invierno que lo mantiene bien abrigado para que no se enfermé o tenga un ataque de frío. —¿Vas a cenar?—se va sin decirme nada. Sigue molesto por arrastrarlo conmigo hasta aquí, y eso me hace sentir triste. Hago de cenar para mí y luego de eso voy a la sala para ponerme una película. Yo antes de ti. Es la primera vez que veo la película sin verla, es de mis favoritas y lo que hago muestra que no estoy bien mentalmente para verla. Termino de cenar y me voy a dormir. Apagó la luz de la lámpara, para quedarme a oscuras. Palmeó mi almohada para quedarme dormida. /// Escucho ruido de cosas caerse, debe ser Hades. Tal vez viene ebrio y este chocando contra varias cosas. No me levanto hasta que un ruido seco de algo grande caerse en el sillón. Maldigo un poco antes de levantarme e ir a ver qué ese ruido que no me deja dormir mucho. Veo la hora y son casi las tres de la mañana. Salgo de mi habitación para caminar a donde ese ruido se escucha. Me topo von Hades en el suelo y que se levanta con dificultad del suelo, intento ayudarlo pero no me deja hacerlo. —Hades… —Quítate Robinson—se queja antes de ponerse de pie—. Suficiente tengo con dormir cerca de ti. Está demasiado ebrio y no me sorprendería que diga lo que siente en este estado, Ema discutió con Jared el día que supo que le ponía el cuerno. Él era el que estaba tomado y… bueno, ahora mi hermana duerme en el departamento. Hades camina un par de pasos antes de tomar el sillón y parpadear un poco antes de continuar el camino a su habitación. Lo sigo a una distancia a la que considero prudente, pero al llegar a su recámara azota la puerta y dice algo que no logró entender. Me voy a mi habitación para seguir durmiendo que me hace falta y quiero. Estoy por entrar a mi habitación cuando escucho otro sonido fuerte en el interior de la recámara de Hades. Maldigo antes de ir y verlo en el suelo. —Deja que te ayude. —¡No!—gruñe molesto—. Intentaste ayudar y ve donde terminamos. La nieve cerró la forma de salir de este lugar, gracias por dejarme atrapado en una estúpida aldea en medio de la nada contigo. —Ya te dije que lo siento. —Eso no arregla nada, Bryce—se quita el saco y lo pone sobre la cama antes de seguir con su ropa—. Bueno fuera dejar que te largarás y así ya no volver a verte la puta cara nunca, pero no harás eso porque tienes que llevarme de regreso a mi empresa y casa. Tomo la dignidad que me queda y voy a encerrarme a mi habitación, me pongo a llorar como una niña por sus palabras. Me quedo dormida en medio del llanto, pero es que duele el saber que eso siente realmente. Tal vez si debí irme a esa casa de asistencia. /// Salgo para ir por mi desayuno, un poco de cereal y quedarme en mi recámara ayudarán a qué me sienta mejor. Al llegar a la cocina Hades está preparando algo para él así que doy la vuelta porque no quiero verle la cara por un buen rato. —Ven a desayunar, Bryce—trago despacio. —No tengo hambre. —Oye, lamento lo que sucedió anoche… —Eso no arregla nada Clarke. Me voy a mi habitación y me encierro a pesar de tener hambre, pero es mejor encerrarme en mi cuarto y esperar a que se encierre o algo, para que deje la cocina libre y poder servirme mi cereal. Enciendo el televisor para poner una película vieja en la que los dinosaurios se ven algo raros, pero todo bien. Sigo viendo la televisión cuando abre mi puerta y entra con el desayuno. —Te dije que no tengo hambre—me quejo y me ignora. Pone el desayuno en la cama frente a mí y puedo oler el rico olor del tocino recién hecho como el de los huevos. Es injusto. —Come. —¿Qué tal la cruda?—me burló. —Ya me tome dos analgésicos—dice seco—. Y de verdad lo siento. —Fuiste muy claro—digo calmada—. No quieres verme la cara de nuevo, haré lo que quieres, ya no trabajaré para ti. Regresaré a trabajar en el café o vendiendo hamburguesas, pero ya no seré tu secretaria. —Bryce, lo lamento. Pero…—espero que diga eso más que quiere decir pero no lo hace—termina tu desayuno y luego hablamos. Se va dejándome sola con el ruido del televisor y con un desayuno caliente que devoro en en menos de lo que puedo reaccionar. Sabe hacer buenos huevos. Deliciosos diría yo. Al terminar me levanto para llevar la bandeja a la cocina cuando escucho una conversación que no debe importarme, pero el escuchar mi nombre me detiene. —¿Entonces si es soltera?—ese es Sacha. —Sí. —¿Crees que me diga que sí, si la invitó a salir?—una sonrisa se forma en mis labios. —Supongo. —Hades, esa respuesta me dice que te gusta. —No me gusta idiota—parpadeo por ese tono—. Me atrae que es diferente. Y si he pensado en coger con ella, pero hasta ahí y no lo he hecho porque ella no busca sólo lo que ofrezco así que no intentaré nada. —Bueno. No la invitaré entonces. Y eso me hace suspirar, sigo caminando con la bandeja en la mano y veo a los dos sentados en el sillón viendo un juego de béisbol. Dejo las cosas en su lugar y me regreso a mi recámara. Tomo mi teléfono cuando una llamada de Ema me hace responder. Se escucha que está llorando y eso me preocupa. —¿Estás bien? —Jared… Jared vino… y… me grito por intentar salir con alguien—solloza—. Me dijo zorra, y en el restaurante… fue muy cruel conmigo al recordarme que no puedo tener hijos… Me quedo consolando a mi hermana por varios minutos que se vuelven unas dos horas, la pobre está deshecha, y más porque la cita que tenía era la primera que aceptaba en meses después del divorcio. Se divorcio al mes de que empecé a trabajar con Tempano. Cuelgo la llamada cuando siento que ya se durmió. Es feo tener que colgarle pero ya está dormida y le duele mucho el que su ex se meta en su vida. Y yo que sigo sin salir con nadie. Connor es muy lindo y me ha invitado a salir un par de veces, pero sólo me lleva bares donde se embriaga de más y tengo que llevarlo a su casa, y en eso sólo habla de él, es cansado. Muy cansado. Y Michell, también es lindo y todo, pero vi que le ganan las faldas en la primera cita que le acepté. Me dijo que iba al baño y se tardó un poco, pero estaba en otra mesa con una chica pelirroja de muy buen cuerpo. Y todo se acabó ahí. Intento pedirme disculpas cuando me estaba yendo, pero no sé las acepté y me fui a un bar donde termine en mi departamento con alguien dándome placer. Se llama Dorian y fue la única vez que lo vi, y que tuve sexo con alguien. Hace cuatro meses. Hasta eso que fue amable y uso un condón. Y de ahí nada en mis intentos por salir con alguien. —¿Puedes bajarle?—asiento bajando el volumen de la tele—. ¿Te pasa algo Bryce? —¿Todavía quieres saber por qué Michell dejo de llevar los cafés al edificio?—asiente recargandose en el marco de la puerta—. Porque le dije que ya me buscará si no me quería para algo serio… le acepté la cita que me pidió después de eso… lo único que hizo fue ponerle más atención a los pechos de la mesera que a mí. —Bryce… —Dejó de ir porque fue más fácil decirle a su compañero que subiera que pedirme disculpas. Tallo mis lágrimas de mala manera y sin querer me rasguño, y lo sé porque empieza a arderme el pedazo. Lo ignoro y Hades es quien se va para ir por algo para curarme lo que tengo en la mejilla. Con cuidado me pone el alcohol en la cara. Hago una mueca de dolor y eso no le interesa mucho porque sigue limpiando y tratando la herida. A la que me saque un poco de sangre y eso lo sé porque el algodón tiene esa sangre. —Listo. —Gracias Hades. —No me agradezcas. Se levanta para tirar el algodón y regresarse a dónde estoy para invitarme a ver una película que no sea como la que se terminó. Terror. No. Ni de chiste veré una película de terror. —No seas miedosa, Bryce. —No soy miedosa lo que sucede es qué… Hago un puchero que le importa muy poco y pone la película que quiere y yo trago saliva por esa cosa que veremos. ¿Por qué a mí?
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