Preludio
—Creo que el concepto que ha creado la compañía, es increíble. Estuve viendo algo del trasfondo del trabajo y es asombroso; sin duda tu rostro encajaría perfecto con cualquier temática —menciona el señor Henry.
—¡Oh! que halago escuchar ese comentario —respondo porque es la primera vez que hacen un comentario tan fascinante sobre mí.
Le sonrío al hombre con cortesía.
—Me gustaría extenderle una invitación a mi empresa, Healthy estaría complacido de trabajar con usted.
El señor Henry, posa su mano en mi hombro y luego la retira. De inmediato, siento que alguien rodea mi cintura y se aferra a ella.
—Cariño, aquí estás.
Alexander aparece de la nada y sostiene con fuerza mi cintura.
—Sí, estaba charlando con el señor Henry sobre el proyecto, dice que le ha encantado.
—Claro, es muy completo. Creo que eso ya debió notarlo —responde con tono serio.
El hombre sonríe pero hace su agarre tan fuerte que se torna doloroso.
—Le decía a su modelo que tiene facciones increíbles, tiene un rostro muy comercial, son afortunados de tenerla en su compañía.
—Ella es mi novia, la señorita no solo es nuestra modelo sino que también es mi novia —aclara Alexander pegándome a él.
Intento disimular el incómodo dolor con una sonrisa fingida, además del pésimo ambiente que se ha generado.
—Oh, comprendo. De igual recalco lo afortunados que son. Ahora si me permiten, me retiro.
El señor Henry se retira y lo despido aun con mi cara de estúpida, para luego tomar los dedos de Alexander y quitar su mano de mi cuerpo.
—¿Qué fue eso? —pregunto con tono de molestia.
—Ese hombre es nuestra competencia directa, así que antes de querer hacerle ojitos a los invitados, asegúrate de saber quiénes son.
—¿Ojitos? ¿Insinúa que le coqueteaba a ese hombre?
—Era muy evidente, por la forma en la que le sonreía todos notaron que en cualquier momento se la podría follar en el salón.
Sus palabras fueron más fuertes de lo que esperaba, por lo que en uno de mis impulsos levanto mi mano para bofetearlo pero me retiene en el más mínimo intento.
—Qué ni se le ocurra intentarlo —dice mi jefe tomando mi brazo con fuerza.
Alexander me mira a los ojos con firmeza, y al sentir que estábamos por explotar y de poder hacer un espectáculo en frente de todas las personas, me arrastra por la mano hasta salir del salón.
—No me agarre de esa forma, no le permito que sea una bestia conmigo.
Suelto su agarre con brusquedad y noto los rosetones en mi piel.
—Y yo no te permito que me hagas quedar como una m****a en frente de la gente, te recuerdo que eres mi novia y mientras estemos expuestos debes comportarte como tal.
—No hice nada indebido, solo hablaba con ese hombre.
—Ese hombre es mi enemigo comercial, ¿no lo entiendes? Así que si Henry te gusta, deberás aguantar tu calentura hasta que todo esto termine.
—Eres un maldito desgraciado, ¿Cómo puedes hablarme de esa manera?
—Cuida tus palabras —responde de inmediato.
—Mientras me trates como si fuera m****a, no esperes que sea cortés contigo.
El hombre cierra sus puños con fuerza y en un momento de ira retenida, golpea la pared para descargarse.
—Todo esto fue una estúpida idea.
—Lo sé, por lo menos tengo la satisfacción de saber que todo esto no es por mi culpa, yo a pesar de ser casi diez años menor que usted, tengo la suficiente madurez para reaccionar ante mis ex parejas.
—¡Cállate! Solo cierra tu estúpida boca.
—No me voy a callar, porque aunque no me quiera dar respuesta sé que lo hace por celos, está celoso de que su ex novia haya podido superarlo, y ya la comprendo, me compadezco de ella por tener que soportar a una bestia como usted.
—Tú no sabes nada de lo que pasó, así que te prohíbo que la menciones a ella o a mi pasado.
—Se nota lo sensible que es cuando menciono a su…
El hombre en un impulso por hacerme callar, se abalanza sobre mí tomando mi rostro entre sus manos y posando su boca sobre la mía. Abro mis ojos en medio de lo inesperado y luego de unos segundos trato de alejarlo empujando su cuerpo desde su pecho, pero es imposible, es mucho más fuerte que yo. Su beso lleno de enojo y de rabia, hace que quiera detenerlo, mis mejillas y labios sienten dolor por lo brusco de su agarre; pero de la nada, la tensión y la fuerza de su agarre desaparecen. Arrima mi cuerpo hasta la pared haciendo que mi espalda se apoye allí por completo, abre más su boca para absorber mis labios y para introducir su lengua hasta mis entrañas. A medida que fluye nuestro beso, cierro mis ojos lentamente ante la agradable sensación que experimentaba y justo cuando estoy por enredar mis dedos entre su cabello, se detiene y se separa mirando mi boca colorada.
Alexander parecía confundido, su respiración estaba agitada y sus ojos se enfocaban en mi boca y luego en mis ojos, quería saber lo que pensaba pero creo que yo también estoy confundida.
—No vuelva a mencionar mi pasado —susurra cerca de mi boca.
El hombre se da la vuelta y me deja pegada a la pared como salamanqueja, quiero accionar o hacer algo pero si doy un paso juro que me voy a desplomar, las piernas me tiemblan como gelatinas.