Responsabilidades.

507 Words
Demian se aclara la garganta; su voz es firme y llena de autoridad. Me acerco más a su costado, con una sonrisa en el rostro.—No, Scarlett está por su voluntad; ella me ama tal y como soy. Es mi esposa y será la madre de mis hijos. Sus palabras y su lealtad son mías. Y, como su esposo, espero que la traten con respeto y se abstengan de cuestionarla a ella o a nuestra relación. Todos guardaron silencio, asimilando la noticia. Algunos parecen sorprendidos, mientras que otros parecen escépticos o incluso indignados, aunque su hermana suelta una mueca de incredulidad.—¿Desde cuándo te preocupas por una mujer? Siempre te ha interesado tener una nueva chica cada semana- Los ojos de Demian se entrecerraron y su mirada se volvió más intensa y amenazante; no le gustaron sus palabras y mucho menos a mí, porque si él aún tenía ese hábito conmigo, no se le acabaría.-¿Y si lo hacía? Nunca me he proclamado santo, pero ahora las cosas son distintas. Tengo responsabilidades y una familia a la que cuidar. Así que dejemos algo en claro: mi negocio es mío y de nadie más. No se tolerará ningún otro comentario sobre mi pasado o mis decisiones... Y cualquiera que le falte el respeto a mi esposa o cuestione nuestra relación se ganará mi ira. ¿Entienden?- Lucas puso los ojos en blanco, con expresión escéptica, y su hermana se reía de él entre dientes. Como si ellos fueran puros de cuerpo y mente, estaban más podridos que una manzana; tenían más maldad que sangre en sus venas. No me iba a quedar callada; me gustaba humillar a las personas que se lo merecen.-Y ustedes son unos santos, me imagino que tú eres Jesús en persona... Si es así, me imagino que a tu lado está la Virgen María presente en esta familia.- Algunos de los presentes farfullan y casi se ahogan con el vino, desconcertados por mi respuesta. Claramente, no esperaban que respondiera con tanta fuerza. Uno de los socios, un hombre que dio el brindis, suelta una risa ronca.—Bueno, bueno, ella tiene espíritu, le concedo eso, Lucas— Ese hombre no dejaba de verme con avaricia e intereses de arriba abajo, a lo que yo hice una mueca de desagrado y rodé los ojos. Lucas no se miraba nada feliz; apretaba los puños, a lo que fulminé con la mirada al tipo.—¡Cállate!... Estás de su lado o del mío— —De ninguno, yo estoy aquí por negocios, no para resolver tus problemas... solo tú sabes que... hacer— Todos murmuran entre ellos, claramente divertidos e interesados por lo sucedido. Demian, por otro lado, permanece serio, aunque una leve sonrisa se dibuja en la comisura de su boca. Es evidente que le gusta verme enfrentar a su familia, a pesar de su incredulidad.—Demian, ¿qué significa esto? Nunca antes has mostrado interés en sentar cabeza. ¿Y ahora estás casado? No tiene ningún sentido-
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