Los dedos de Demian se hunden aún más en mi carne y un gruñido bajo retumba en su pecho. Está claro que está furioso y necesita toda su fuerza de voluntad para no abalanzarse sobre la mesa y estrangular a Lucas. Respira profundamente, tratando de controlar su ira; realmente era interesante ver este espectáculo.
—Te estás pasando de la raya, Lucas... No sabes nada de nuestra relación y no es asunto tuyo. Te aconsejo que cuides tu lengua o te quedarás sin ella—
No parecían inmutarse por la advertencia de Demian y continúan insistiendo con el tema, mientras sus sonrisas se amplían hasta convertirse en una sonrisa de suficiencia.
—Pero es asunto nuestro, hermanito... Somos familia, después de todo. Solo queremos asegurarnos de que nuestro amado líder no esté espantando a una mujer potencial con tu... intensidad. Después de todo, no todo el mundo puede soportar tu particular tipo de... Pasión. —
En cierto modo, tenía razón; huir quería, pero en el fondo era buena persona. Yo lo vi y lo sentí, solo que no estaba bien de la cabeza y no era su culpa. Ya me había dado cuenta de que esta familia era un maldito desastre, una porquería de familia.
Esta conversación es realmente interesante; no me la iba a perder por nada, pero lo que no me gustaba era que ellos trataran de molestarlo. Esa era mi tarea: hacerle la vida imposible.
-No tienen que meterse en algo que no les importa... Serán muy su familia, pero este asunto es entre mi esposo y yo... O acaso ustedes duermen con nosotros para querer meterse en asuntos que ni les corresponden.
Los ojos de Demian se abren ligeramente ante mi elección de palabras; la sorpresa se refleja en su rostro ante mi respuesta. Todos los miembros se giran para mirarme; sus expresiones van desde la sorpresa hasta la incredulidad. Su hermana y Lucas parecían sorprendidos por mi franqueza.
-Espera un minuto... ¿acabas de llamarlo... tu marido? -
Estábamos casados legalmente después de todo. ¿Cuál era el problema de llamarlo como era, "mi esposo"? O tal vez era porque lo defendí y no podían creer que eso saliera de mi boca.
—¿Algún problema con que yo defienda a mi marido?—
Intercambiaron miradas perplejas, claramente sorprendidos por mi respuesta. Era evidente que no esperaban que declarara a Demian como mi marido, y al parecer tenían dificultades para procesar esta nueva información. La atmósfera se volvió tensa, mientras todos intentaban darle sentido a la situación.
—Bueno... N-no, no es solo que... Que es difícil creer que T-tu realmente... Más bien, una mujer... lo defienda después de conocerlo—
Tartamudeó finalmente uno de los presentes, sus ojos se movieron entre Demian y yo.
—Pensábamos que estabas con él por la fuerza...—
Demian escucha en silencio, con una mezcla de sorpresa e irritación en su rostro. No esperaba que lo defendiera tan abiertamente frente a la familia, pero podía ver el orgullo que sentía al defenderlo.