Es nuestra.

674 Words
Creo que no esperaba eso porque soltó un suspiro de tristeza, pero no lo haría, no lo merecía y mucho menos quería hacerlo. -¿Qué?... ¿Pensabas que te daría un beso y te diría cosas lindas? - - ¿Quién, yo?.... Para nada, no necesito esas cursilerías de pareja.... Solo estaba preguntando si tenías alguna duda o comentario que quisieras decirme sobre lo que te dije... - Claro, diría que no me di cuenta de eso, en el fondo deseaba ese sentimiento, esa calidez de palabras de despedida de mi parte como su esposa. En el fondo era un hombre que quería una vida como las parejas amorosas, pero su crianza y vida le enseñaron a ver las cosas de manera diferente, donde el poder y el dinero lo son todo y los sentimientos te hacen débiles, prefería enterrarlos y ocultarlos. - Ok... Entendí mal, entonces vete que voy a disfrutar de este lugar.... Y no te preocupes, no voy a salir durante el tiempo que estés fuera. - Me alejé de él y caminé hacia el sofá para acomodarme en él y relajarme estas deliciosas y tranquilas dos horas sin él. Solo un gruñido bajo escuché desde mi posición hasta que sus pasos se dirigieron hacia mí, metiéndose en medio de mis piernas, tomándome de la cintura y la nuca para besarme nuevamente con agresividad y posesividad. No me cansaba de ser brusco y un imbécil. Tuve que empujarlo y limpiar mi boca mirándolo enojada y con ganas de romperle la boca, en cambio él se saboreaba los labios con una sonrisa traviesa y coqueta. -Tenías que darme u mínimo un beso, si no me lo das entonces yo lo tomaré.... Y besarte es lo que me gusta además de follarte- Pero era un perro sin vergüenza, tenía unos cambios de personalidad que me mareaban y ya estaba más confundida que nunca.Nuevamente se pegó a mí tocando mis piernas con sus manos y deslizándolas hacia arriba y subiéndome el vestido. Sus caderas se movían frotándose en mí, ya se estaba poniendo duro este animal. - Me dan ganas de tomarte en este mismo instante, solo para estar seguro de que eres mía y estás llena de mí- - ¿Y si mejor te vas al baño y te lo haces tú mismo y a mí me dejas en paz un maldito minuto? - Soltó una carcajada cerca de mi oído y sus manos tocaban la piel de mis caderas. Me dio un beso en la oreja, su voz se volvió ronca y llena de lujuria. - Solo serán unos 5 minutos para matar mis ganas... Tú no tienes que hacer nada, princesa - No tenía límites, nunca se cansaba, siempre tenía ganas. Sus manos dejaron de tocar mis caderas y fueron a su pantalón mientras besaba y mordía el lóbulo de mi oreja con respiraciones pesadas, calientes y temblorosas. Ni siquiera esperé a que él actuara y empecé a empujarlo y tratar de salirme del sofá, era una vil roca pesada, no podía moverlo. Soltaba jadeos cerca de mi oreja y nuevamente sus manos me sujetaron para que estuviera quieta, de un tirón me rompió la braga y eso ya no me gustaba. - ¡¡Suéltame, imbécil!! - Un estruendo y un ardor en mi mejilla sentí, quedé un poco aturdida en ese momento y me di cuenta de que me había dado una bofetada. Gruñidos y embestidas dentro de mí con rapidez, apretando mis muslos con fuerza sin detenerse, ya estaba fuera de sí. - Ella tiene la culpa... ¿Por qué no entiende que no es solo de él? , ¿por qué no le dices claramente que es nuestra? ... No, no es solo mía, no tienen derecho a tocarla - No entendía lo que estaba murmurando, era como si tuviera una lucha interna en su cabeza. Me estaba dando miedo y a la vez preocupación por su cabeza, sabía que estaba loco pero no tanto como para hablar como si fueran varias personas a su alrededor.
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