Desde ese sueño inconcluso que tuve con Etienne, debí borrar esas escenas de mi mente y concentrarme en ser una buena roommate pero ¿qué hice en cambio? Fantasear con tener sexo con mi inocente compañero de departamento gay. Si Etienne pudiese leer mi mente por las noches y muchos días se espantaría, pediría el dinero de los 5 meses restantes y se largaría. Yo se los daría, porque si los pensamientos fueran acoso, me podría demandar. Yo echaba mis culpas a mis ganas insatisfechas de sexo. Ya hacía un mes que corte con el recortado ese, por lo que era un mes sin sexo, pero no era uno, era más, era por lo menos dos meses sin sexo por su viaje de trabajo. Seguro que a él sí no le falto de eso. Pero pasaba algo más raro todavía, yo tuve la oportunidad ese viernes de acostarme con este hombre

