Atrapado Contigo

*ESTÁ HISTORIA CONTIENE SPOILERS "NO PUEDES COMPRAR MI AMOR"* La música retumba con fuerza en el club, mientras todos saltamos al ritmo, con la adrenalina que recorre nuestros cuerpos, como así el sudor que hace que se nos pegue la ropa a la piel. Aunque, no puedo quejarme de esto ultimo, ya que tengo una fantástica vista de ese brasier rojo de encaje que se le transparenta bajo la blusa blanca. Ella sabe que la observo y le encanta tanto como a mi, ya que mueve esa melena larga y oscura, mientras me mira con esa sonrisa pícara. A está clase de chicas las suelo llamar "tinkerbells", ya que necesitan de los aplausos y la atención para sobrevivir. Extiende su manos y las pasas con fuerza por mi cuello, bajando a mi pecho, a la parte que tengo al descubierto de los botones desprendidos de mi camisa. Le dedico una mirada. Mejor dicho, le dedico una de mis miradas. Y ella me la devuelve con ese leve movimiento de morderse el labio inferior. Son contadas las personas a las que le sale bien, por suerte es una de ellas. 10 minutos después, estamos encerrados en uno de los receptáculos del baño de mujeres. Está contra una de las paredes, con sus brazos extendidos y sus largas piernas enganchadas a mi cintura. Mientras yo tengo mis manos sosteniendo su trasero firme y con mi m*****o duro metido dentro de ella, haciendo constantes movimientos, que hacen que mi cuerpo se llene de placer. Al menos un placer momentáneo, quiero decir, estamos dentro de un baño de un club. Salimos del baño una vez que terminamos y que nos acomodamos la ropa. - ¿Compras más champagne, Renn? - me dice. - Claro, espérame con los demás en nuestro living privado. Ella va en esa dirección y yo voy en la contaría, hacía la barra. El barman que la atiende, al verme apoyarme se me acerca de inmediato. - ¿Qué puedo servirte Renn? - me pregunta. - Dos botellas de Dom Perignon. - digo. - Y unas... seis copas. - Haré enseguida que te lo lleven a tu privado. - Genial. - digo y me marcho hacia el living. Como ya deben saber, mi nombre es Renn Marshall. Y gozo los privilegios de ser hijo de uno de los hombres más poderosos de Estados Unidos. Mi familia es el clan que domina la ciudad de Nueva York. Tenemos todo un imperio, que va desde hoteles, casinos, clubes nocturnos, hasta un banco. Sin mencionar lo de menos, aviones privados, casas por todas partes del mundo, autos, barcos. Todos conocen nuestro apellido. Todos quisieran ser un Marshall. Y yo, por mi parte, amo ser un Marshall. Es el apellido de alguien con poder, que domina todo. Un apellido al que temer y respetar. La noche va pasando entre copas, la música alta, distintas chicas tirándose encima de mi, para terminar dentro de un baño. Comienzo a creer que sería buena idea si los club ofrecieran habitaciones para necesidades como estás que surgen en el medio de la noche. Al terminarme la ultima copa, me paro y vuelvo a acercarme a la barra, para ir por más champagne. - Otras dos botellas. - le digo al barman. Me mira apenado. - Renn, acaban de llamar para decir que tienes la tarjeta congelada. - ¿Qué? - pregunto con mucha sorpresa. Es la primera vez que oigo esto. - Si, no se puede pasar el pago. Suspiro con fastidio. - Talvez ya venció. Toma, prueba con otra. - digo sacando otras tres tarjetas de mi billetera. Las agarra y se aleja. A los minutos vuelve a acercarse con esa mirada de pena. Nada me encabrona más que esa mirada. ¿¡Cómo podrían tenerme pena!? ¡Ellos! Si soy un Marshall. - También están congeladas. - dice. - Dicen que tu padre las congelo. - Demonios. - digo molesto. - Te pago en efectivo. Carajo. Tendré que volver a Nueva York. A veces me pregunto por que mis padres no son como los otros padres normales y llaman a sus hijos por teléfono para verlos, en lugar de cortar sus tarjetas para obligarlos a volver. **** Es ya por la tarde, cuando llegamos a Nueva York desde Berlín, que es donde estábamos anoche. Cuando el yate llega al puerto, me bajo. - Oye Renn, habla con tú padre rápido, que te estaremos esperando. - dice Alex, uno de mis amigos. - Pero no te demores, que tenemos que llegar a la Costa Azul por la noche. - dice Rita. - Inauguran un club muy top, no podemos faltar. Todo el mundo estará ahí. - O al menos los que importan. - dice Peter, otro de mis amigos. - Solo me tomara una hora. - digo. - Ya tengo preparado el discurso de que prometo ser un buen hijo. - Bien amigo. En el puerto me subo a uno de los autos privados de mi padre, que llame para que me recogiera. Luego de un corto recorrido por la ciudad, nuestra ciudad, mejor dicho, llego al lujoso edificio, donde están las oficinas principales de mi padre. Cuando el ascensor se detiene en su piso, al salir de este, veo a Rocco apoyado en una pared, mientras fuma. Me mira con una sonrisa. - Pero miren quien ha vuelto... el hijo pródigo. - dice divertido. - Ja ja. - digo con fastidio. - No tengo tiempo para bromas, tengo un yate al cual subirme en una hora. ¿Dónde está mi padre? - ¿Qué tal estás Rocco? Te he extrañado, mi vida no ha sido la misma sin ti, te he traído un posa vaso de recuerdo. - dice en tono burlón. - ¿Nada? - Lo siento, ¿Dónde he dejado mis modales? - digo con sarcasmo. - ¿Qué tal estás? - Pues lo llevo fatal. - dice. - Es mi último cigarrillo del atado... ya que hablamos de problemas estúpidos. - Mis problemas no son estúpidos. - Como sea Rencito, tú padre te espera dentro. - dice. - Superaste sus expectativas. Él dijo que estarías aquí a las 24 horas, y fue mucho menos. - ¿Sabes que diablos sucede? - No. - niega con una sonrisa burlona. - Si claro, como si no lo supieras. Anda, dime. - No se de que hablas, yo no se nada. - dice con esa sonrisa socarrona en su rostro. Me observa divertido. - ¿Qué? - pregunto extrañado. - ¿Por qué me miras tanto? - Solo quiero grabar en mi memoria este instante. Este instante del reencuentro. Aprecia estos minutos, abrázalos. Lo miro confundido. - ¿Es que mi padre se decidió al fin por cumplir sus amenazas y dispararme? Ríe. - Algo peor. Suspiro con fastidio y voy hacía la oficina de mi padre. Rocco es uno de los hombres en los que más confía mi padre. Dentro del clan, después de él, es quien de los que más jerarquía tiene. Mi padre le cuenta todo, le consulta todo, podría decirse que es una de las pocas personas de las que le importa su opinión. Todo eso después de mi madre, claro. Ella está por encima de todo, incluso que él. Papá siempre cuenta de que Rocco era apenas un adolescente cuando decidió unirse a ellos. Para mi es como un hermano mayor. Es molesto, fastidioso, se burla de mi cada vez que tiene la oportunidad, me regaña más que mis padres, no te libras de verlo en todos lados y no importa la hora que sea o el día, siempre va a estar ahí si lo necesito. Al entrar a la oficina de sopetón, mi padre me mira con sorpresa, sentado detrás de su escritorio. Luego cambia a su semblante serio característico. - Tú madre estará desilusionada de saber que tanto inculcarte modales no ha servido para nada. ¿Por qué no tocas? - pregunta eso ultimo con fastidio. - ¿Por qué has cortado mis tarjetas? - digo con fastidio. - ¿Solo vienes por eso? - Si. - digo. - Y llevo prisa, así que si puedas volver a habilitarlas, me harías un favor. Prometo llamar una vez a la semana. - Siéntate, Renn. - Papá no, uno de tus discursos no. - Renn, siéntate. - vuelve a decir en tono firme, observándome con esa mirada casi transparente, como la mía. Otra cosa que herede de él es el cabello bien n***o, aunque el color del suyo va despareciendo entre las canas. Suspiro y me siento. - Tenemos que hablar de un tema muy importante, que te concierne. - Ya he dicho que me haré cargo del clan cuando te mueras. Digo esas cosas solo para dejarlo tranquilo, porque vamos, seamos honestos, eso nunca va a pasar. Primero, porque mi padre tiene más vida que un gato. Segundo, porque estoy más que seguro que lo dejaría a Rocco, o a mi madre, incluso a mi hermanita Arwen, que aunque tiene 14 años es una opción más viable que yo. Si, mi madre se llama Galadriel y mi hermana Arwen. Si mis padres son fan de El Señor de los Anillos que no se note. Supongo que tengo suerte de que no me hayan puesto Frodo. - Por el bien de todos espero que falte mucho para eso. - continúa mi padre, volviendo mis pensamientos a nuestra conversación. - No, me refiero a que estamos preparando una alianza con un clan de España... - ¡Y Olé! - digo. - Me alegro, les doy mi bendición. - Eso no es... - He estado ahí, puedo contarte algunas cosas. - digo. - Bueno, solo he estado en los clubes y de noche, pero... - Estoy intentado terminar una idea y no cierras la bocotá. - dice irritado. - No me hagas ir por la cinta de embalaje, como cuando eras pequeño. - Me sigue sorprendiendo de que sigan teniendo mi custodia. - Créeme, los de servicios sociales te vieron y ellos mismos nos reglaron la cinta. - dice. - Como sea... estamos planeando una alianza. Está unión nos beneficiara mucho, ya que tienen mucha influencia en el territorio español, por no decir que controlan la mayor parte, tanto económicamente como social. Los Martínez tiene una hija, su única hija... - sigue diciendo mi padre. - Pues que bien. - digo. La verdad que me vale un pepino lo que me está diciendo, solo quiero que diga que lo quiere, que habilite mis tarjetas, así me puedo largar de aquí. - Si, sobre todo porque ahí es donde entras tú a cumplir tú función con el clan. Y ahí viene la parte en la que me pide algo que compense el terrible hijo que soy. - ¿Qué? ¿Necesitan un niñero para el fin de semana? - digo. - No tengo paciencia con los niños. - Carolina tiene tú edad. - dice mi padre. - Y no busca un niñero, sino un esposo. - ¿Y qué tie...? - comienzo a decir, pero lo comprendo. - ¡NO! - grito parándome. Río. - Ni lo sueñes, ¡Claro que no! - Pues mira que chistoso, no te estaba preguntando. - ¿¡Quieres que me case con una completa extraña!? - grito molesto. - ¿Acaso no pasa todas las noches con competas extrañas? - Si, pero es distinto, paso una noche, ¡No me caso con ellas! - grito. - No pienso hacerlo. - Claro que lo harás, va, suponiendo que quieras que te vuelva a habilitar tus tarjetas. - No puedes estar hablando en serio. - digo en shock. - Mira mi cara hijo, ¿está es la cara de alguien que está bromeando? Es la cara de un bulldog que tiene ganas de arruinar la vida de su hijo mayor. - ¿¡Qué demonios papá!? - digo molesto. - ¡Ni en las películas de El Padrino hacen estás cosas! - Es la mejor forma de garantizar una alianza. - ¿¡A expensas mía!? - Todos hacemos sacrificios por la familia. - ¿Dónde está mamá? Iré a hablar con ella. - Pero si eres un niñito de mamá... - dice burlón. - ¿Está aquí? ¿O en la casa? - Detrás tuyo corazón. - oigo su dulce voz a mis espaldas. Se acerca y queda a al lado de mi padre, detrás del escritorio. - ¿Estás al tanto de está locura? - digo con fastidio. - Si hijo. - responde ella. -Pero no... - comienzo a decir, pero me callo al verlo en su mirada. Suspiro. - Pero si ha sido tú idea. - No busco llevarme el crédito. - dice. - ¿¡Pero, por que carajos!? - Cuida ese tono, Renn Christopher Marshall. - dice con ese semblante serio que da más miedo que el de mi padre mismo. - Es que mamá, te juro que no me lo creo. - digo. - ¿Por qué me hacen esto? ¿Acaso es una especie de intervención? ¿Una broma para asustarme? Porque vaya que lo han logrado. - No es nada de eso, sino que es hora de que empieces a encaminar tú vida Renn. - dice ella. - Cuando terminaste la escuela, te dimos ese tiempo que nos pediste para ver que era lo que querías hacer. ¡Y ya pasaron seis años! - ¡Es que aún no lo sé! - ¿Pero que has hecho por ti últimamente? - dice seria. - ¿Has estudiado algo? ¿Un idioma? ¿Un instrumento? ¿Tomado alguna clase? ¿Leído algún libro? ¿Te has interesado en el negocio familiar? ¿Has practicado los entrenamientos que sugirió tu padre? ¿O siquiera buscado un trabajo en cualquiera de los negocios? Ya que al parecer te gustan tanto las habitaciones de hotel y los clubes nocturnos. Ahí no es donde encontraras que es lo que quieres hacer. - No has hecho que más que destrozar habitaciones de los hoteles donde te hospedes, yendo de acá para haya con el avión familiar, que te apropiaste como tuyo personal. - dice papá. - Nos llegan las cuentas de lo que gastas en los clubes, oye, si realmente consumes todo lo que compras deberíamos preocuparnos y anotarte en un centro de problemas con el alcohol. ¡Viajas a ciudades solo por una noche! - Esa no es una vida responsable. - dice mamá. - ¡Tengo 24 años! - Si, precisamente, empieza a actuar como tal. - dice papá. - O se termina todo Renn. - dice ella. - Tendrás que buscarte un trabajo y tú solventar tus gastos. A ver si así te das cuenta de como es el mundo real. Sigo sin creerme lo que oigo. Me quieren forzar a que me case con una completa extraña, ¡ellos!. Que siempre promovieron ese amor que se tienen. Y ahí la lamparita se me ilumina. - Ósea que me van a privar de encontrar el amor verdadero. - digo. Ellos me observan unos segundos, se miran entre si y comienzan a reír a carcajadas. - Que va hijo, esa no te la crees ni tú. - dice papá riendo. Mierda. Bueno, al menos tenía que intentarlo. - Tienes que aterrizar y pisar tierra con los pies hijo. - dice mamá. - Empieza a involucrarte en el clan. - dice papá. - Rocco ya dijo que te ayudara, comenzaran a entrenar. - No lo necesito. - digo. - Claro que si, si quieres ser la cabeza del clan. - dice papá. - ¿Cuánto falta para eso? ¡Años! - digo. Me miran en silencio. - ¿¡TE VAS A JUBILAR!? - Oye, no uses esa palabra, que no estoy tan viejo. - dice papá. - Y ya me merezco un descanso, tenía tú edad cuando empecé con todo. Siento que me va a dar un infarto. Es demasiada información para un solo día. - ¿Y cuando demonios conoceré a mi futura esposa? Capaz que falta como un año para que está alianza ocurra y yo me apresuro a preocuparme por eso. - Vendrán el fin de semana. - dice papá. Si, la suerte me ha abandonado. - Haremos una cena para que ustedes se conozcan antes. - dice mamá. - Que alivio, creí que la conocería en el altar. - digo con sarcasmo. - Así como en la edad media. - Y a partir de ahí planearemos una fiesta de compromiso. - sigue diciendo mamá. - ¿¡Qué!? - Nuestra familia tiene mucho peso en la sociedad. - dice. - Todos estarán al pendiente de tu compromiso. - ¿Compromiso forzado? - digo. - Evita usar esa palabra. - dice papá. - ¿Extorsionado suena más bonito? - No seas tan dramático. - dice papá. - Aguarden, aguarden. - digo. - ¿Tendré que tener hijos con ella? - No lo sé, si te importa al menos un chiquin tú clan y tú familia, querrás preservar el linaje Marshall. - dice papá. - ¿¿¡¡QUÉ!!?? - grito lo más que me da la voz. Oigo la risa de Rocco afuera. Fuck my life. ****** Hola!! Empieza junio y le damos inicio a esta nueva historia. ¿Que les pareció este primer capítulo? ¿Que les gustaría leer en esta historia? Onda, que les gustaría que pase o que temáticas podría abordar. Sus sugerencias siempre me ayudan a mejorar o darme cuenta de cosas de que por ahí no me percato. Siempre me gusta que mis historias tengan algo diferente, así que vamos a ver que surge de esta. Sin duda va a ser un enemies to lovers. Tengo planeado de que no sea una historia muy larga, por lo que no va a tener 90 capítulos como "No puedes comprar mi amor" Vamos a seguir con la modalidad de un capítulo por día, lo siento no odien. Como siempre muchas gracias por leer!! Y por seguirme en esta nueva historia. Saludos!