Dae se encontraba entrando a la sala de junta con todo el área de cada uno, dejó su maleta en el escritorio para luego sentarse mientras saludaba con inclinaciones
—¿Quién falta que venga? —preguntó mientras miraba su reloj
—falta que venga Kim Luan—respondieron
El pelinegro rodó los ojos para luego sacar un libretita y garabatear cualquier cosa
Pasaron algunos minutos cuando la puerta fue abierta por un castaño sonriendo, todos los saludaron, este les correspondió para luego sentarse al lado del pelinegro
—Kang, ¿qué tal en tu área? —preguntó el castaño amigablemente
—mhn pues estresante para ser sincero pero soportándolo ¿y tu área? La matemática es muy fácil
Luaj negó rápidamente, sacando unos documentos de su maleta
—Todo esto tengo que tener listo para mañana, y peor que tengo trabajo dentro de la ciudad —respondió con cansancio, Dae claramente se dio cuenta de eso
—¿Y si me lo envías a mi correo? Tal vez te pueda ayudar, yo ya terminé mis proyectos —se ofreció mientras sonreía
—Gracias Kang, también tengo que pasar tiempo con mi hijo y novio, son mi verdadera razón para vivir
El semblante de Dae cambió mágicamente, asintiendo a lo que decía el castaño, el solo hecho de pensar en que pudo tener un familia con Sun lo hacia sentir mal e idiota por no darse cuenta a tiempo de las cosas
—Tu novio e hijo deben de amarte mucho ¿no es así? —preguntó mientras apuntaba los cálculos de la computadora mostrada
—si, mi novio es el mejor de todos, aunque hoy tuvimos algunos problemas —fue bajando el tono de voz
—todas las parejas tienen sus bajones, tu tranquilo Luan, apuesto a lo que quieras que tu novio te ama muchísimo, al igual que tu hijo
Luego de mucha charla acerca de la vida personal y del trabajo terminó la junta de áreas. Kang y Kim bajaban juntos en el ascensor mientras hablaban de variedades de cosas
—Ya sabes...tengo que pedirle el divorcio a mi ex esposo —respondió, saliendo del ascensor
—Tu situación es difícil pero tu novia si te ama de verdad lo esperará pacientemente —comentó abriendo su auto, metiendo su maleta
Al pelinegro no le gustaba hablar de su vida privada por lo cual solo le contó la mitad de la historia al castaño, su amigo de trabajo. Se despidieron ambos para subir a sus autos y partir a casa cada uno
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—¡No hagas eso, Jeonmin! —gritó el rubio algo cansado, su hijo estaba hace media hora tocando un silbato que le dieron en el colegio
Tocaron su puerta, este fue abrir rápidamente esperando que fueran las personas las cuales esperaban, y efectivamente eran ellos
—¡Llegó tu esperanza! —habló mientras pasaba junto a su novio
—¡Tío Benja!¡Tío Yoon! —el pequeño se lanzó a los brazos del pelirrojo siendo recibido por besos en todo su rostro
—Ya puedes ir a trabajar Sun, Benja y Yo nos quedaremos a cuidarlo
—Gracias Yooni, trataré de volver un poco más temprano —respondió guardando la laptop en su maletín
—No hay de qué, pequeño Jung, ahora ve al trabajo
El rubio asintió despidiéndose de los presentes para luego salir de casa. Mientras iba caminando escuchó como un auto estaba tras suyo tocando el claxon, volteó para luego sonreír al verlo, se acercó lentamente
—¿Qué haces aquí? —preguntó subiéndose al auto
—Quiero conocer más de tu vida actual Sun ¿a donde vamos?
—A mi trabajo, Empresa Wang
El mayor entendió, conocía esa empresa muy bien, muy conocida dentro de la ciudad, le alegraba que el rubio trabajara ahí, sabiendo que había salido adelante por sí solo
—Hoy Dae preguntó por ti —comentó mientras manejaba, viendo por el espejo retrovisor al rubio
—Por favor Jiyu, ya hablamos de esto, yo firmaré el divorcio pero no lo veré nunca, tampoco sabrá de la existencia de su hijo —respondió mirando su celular por cosas del trabajo
—Las mentiras tienen patas cortas, Jeonmin cuando crezca querrá saber acerca de su padre —siguió insistiendo
—No querrá saber nada de eso porque su padre es Luan, y nadie más que él
Jiyu se estacionó, aparentemente ya habían llegado pero las puertas estaban con seguros
—No te lastimes más, algún día lo tendrás que ver para aclarar varias cosas
—Cuando llegue ese día me lo dices, por el momento abre la puerta que tengo que irme a trabajar
Su mayor hizo caso, sacando lo seguros de la puertas, el rubio bajó despidiéndose para luego entrar al gran edificio frente sus ojos
—Se hacen daño mutuamente sin saberlo...cómo han cambiado las cosas, estrellita —dicho eso cerró su ventana yéndose