Si alguien alguna vez me dijera algo como "París, lo tuyo es ser mesera", me caso, les juro que me caso
El trabajo era más fácil de lo que había pensado, llevar las bandejas con comida me divertía, los clientes eran buenos, o bueno, los que me habían tocado atender hasta ahora por lo menos
Natalia no había tenido que ayudarme en nada, más bien se la pasaba dándome dedos arriba cada vez que la miraba
Salía a la misma hora que ella así que prácticamente nos íbamos y veníamos juntas, lo divertido era que ella me contaba experiencias divertidas
Me acerqué a una mesa donde habían muchos chicos y chicas sentados
—Bienvenidos, ¿que van a pedir? — pregunté como siempre
—¿Vienes tu en la lista de cosas guapa?
Vale, lo malo es que todos eran malos ligando con siempre la misma frase, si supieran que ya aburría...
—Por favor, tengo a muchas personas que atender... — dije forzando una sonrisa
—Sólo unas cerbezas para cada uno, espero que te incluyas...
Anoté siete cerbezas en la libreta y los volví a mirar, el chico me guiño un ojo
—Se las traeran en un momento
Hice un ademas de irme pero el chico me tomo por la muñeca haciendo que vuelva a mirarlo
Era guapo si, pero no era quien yo quería, el chico era rubio y de ojos claros, y además bastante insistente y molesto
—¿Qué más necesita? — pregunté
—¿Porque no las traes tu?
—Mi compañera se encarga de eso
—Quiero que lo hagas tu — exigió
—Aun soy menor de edad, si tiene algún problema con eso pued... — no termine la frase
—Me da igual, vamos... diviértete
¡¿Es que no entendía?!, aún tenía diecisiete por lo que no podía ni siquiera pasar chupitos ni descaradamente, sólo se podía hacer si era en caso de que necesitarán personal y con permiso de un adulto de veintiún años, y yo ni siquiera quería saber de llevar eso a las mesas...
—Lo siento pero no puedo, buenas noches — el chico apretó el agarre
—Entonces quédate
—Estoy en horario de trabajo y usted está...
—No nos hablemos con usted podemos usar otras palabras...
Ya me estaba sacando de quicio, este chico era uno de los tantos que quería esquivar en el trabajo
—Suelteme — le exigi entre dientes
—¿Y si no quiero, que?
—Te estas pasando — murmuró una de las chicas sonriendo
Natalia salvame, Natalia salvame
Natalia...
—Sueltala
M-I-E-R-D-A.
Que bendigan a alguien por esa voz poderosa
Volte a ver quien era
Máx
El chico me solto la muñeca y yo la mire, la tenía roja de tanto que me apretó, mire a Máx entre sorprendida y agradecida
—¿Quien eres tu para darme órdenes? — pregunto de mala manera el chico
—¿Quien eres tu para tomar a una chica así? ¿y más en trabajo? — rebatio Máx
Ahora que lo veía estaba más bueno que antes, se notaba que había ido al gimnasio, su cabello castaño era brillante, sus ojos oscuros daban miedo pero a la vez seguridad, estaba realmente agradecida, pero a la vez confundida ¿que hacia el aquí?
¿y porque tu sólo puedes ver lo bueno que esta?
—Si quieres problemas...
—No habrá problemas, si sigue así tendrá que salir del restauran — interrumpi
El chico me fulmino con la mirada
—Sólo quería que te divirtieras
—Esta bien, ya déjalo Greg — dijo uno de sus amigos
—No. Estaba tratando de ser amable
—Ya. — dijo Máx ya irritado por lo que veía en su rostro —París ve, yo me encargó —ñ
Oh no, si me hiba y pasaba algo que llevaba a los golpes pondría en riesgo aquel trabajo que estaba disfrutando hasta ahora
—No es necesario, gracias... Máx
—Bien, vámonos
No espero a que respondiera que tomó mi otra muñeca y me sacó rápido de aquel lugar, lo mire, no podía creer que lo volvería ver, y tampoco que me defendiera, por tantos años me ignoro igual que su hermano, y entonces recordé que el hizo que el amor de mi vida ni me mirara y me enfade
Tire de mi muñeca y me solté, estábamos detrás del local, donde estaban los basureros gigantes, la luz de la Luna alumbró el callejón igual que una lámpara
—Déjeme en paz — le dije
—Pero que... ¿que te pasa? Te acabo de ayudar niña
—Entonces gracias, ahora vete
Un pálpito doloroso en mi muñeca hizo que hiciera una mueca
—¿Estas bien? — pregunto preocupado
—Si, apartate
Lleve mi muñeca a mi pecho en un intento de alejarme pero sólo hizo que me doliera más, y como soy intolerante al dolor hice otra mueca mucho más dolorosa
—No estas bien, déjame ver
—¡No! — le grite
Bien, gracias Máx, me salvaste, ahora vete porque si no mi furia dormirá mi mano adolorida y te tragaras unos buenos golpes por lo que hiciste hace años
—Pero ¡¿Y a ti que te pasa?!
—¡Que te odio! ¡eso me pasa!
El soltó un ¡ja! nada divertido
—Novedad, ahora ¿Porque me odias?
Se cruzó de brazos y yo hice lo mismo, mire al suelo, mis ojos se humedecian
—Tu... Me alejaste... — susurre
—A ver París, no entiendo que te pasa, explicate
Levante la cabeza, no dejaría que me viera vulnerable, no el, lo odiaba, y estaba segura de que si le decía algo más seguramente se burlaria por lo patética que era
—Debo volver a trabajar, vete, ya te dije que gracias
Me acerqué a la puerta pero el me detuvo otra vez
—Yo... lo siento ¿bien?, vine a...
—No me interesa, sigue con tu vida como los has echo siempre Máx, no te vuelvas a acercar
Entre al local sin esperar respuesta, sentí como el abría la puerta y corría acercándose pero fui rápida y entre en el bar dejándolo atrás, busque a Natalia pero no estaba por ninguna parte
—París — dijo el jefe —¿Qué necesitas?
Mire mi libreta con frustración, espero se diviertan imbéciles
—Siete cerbezas, mesa once — dije
—Bien, mandaré a Ronn a entregarlas gracias
—Bien
***
Cuando regresamos a casa me eche en mi cama agotada, este día tenía algo bueno y algo malo, no lo pensaría, me metí en mi baño y me di una ducha de diez minutos como esas que disfrutaba mucho
Cuando termine tome mi celular, tenía una llamada perdida de mi madre y un mensaje
Mamá: llegaremos la semana que viene, el viaje se alarga cariño, te amamos, Natalia ya lo sabe, se quedará unos días más, cuidate
Genial, como siempre, sola y a cuidado de quien en este momento no quería saber mucho, aún estaba enojada por algo de años
Mamá y Papá viajaban, aunque con quien más pasaba tiempo generalmente era con papá, pero aunque se quédase era como si no estuviera, se alejaba, desde niña que lo hacía, y cuando aparecía siempre era con la excusa de que antes estuvo ocupado, prometía pero no cumplía
Mamá se preocupaba por su trabajo de diseñadora, era famosa, y en las galas que solíamos ir me aburría de tanta gente mayor, ni que decir que todos los hijos adolecentes de mi edad eran unos niños mimados y que creían tener el mundo en sus manos, excepto por Sean... muy pocas veces lo vi en esas galas, pero no sólo, claro, una diferente hiba siempre, y ni hablar si quería acercarme, era cómo si tuviera lepra, huía y ni me dirigía la palabra
—París... — dijo Natalia entrando a mi cuarto
—Dime
—Tenemos que hablar — dijo sonriendo, estaba emocionada por lo que se veía
—¿Qué paso?
—Bueno... Máx... volvió a hablarme
Mierda y más mierda
—¿Qué? — dije perpleja
Ahora lo recordaba, Máx me había dicho algo de que había ido por una razón pero yo no lo había dejado terminar, quizás fue a...
—Quiere que lo volvamos a intentar