Capítulo2

1429 Words
— Wow, amiga, qué suerte tienes, ¡Tienes un pretendiente! — dijo Olive cuando ha visto mi regalo y se acercó rápidamente hacia este para leer la tarjeta que traía encima. ¿Yo? ¿Pretendientes? ¿Desde cuándo los tenía? No lo sabía, sí, era una chica guapa, debo admitirlo, tengo el cabello n***o, ojos azules, cuerpo corpulento, más no gordo ni tampoco delgado, mido un metro con sesenta centímetros, y soy agradable con las personas para cuando estas me caen bien. En la universidad tuve muchos pretendientes, pero yo en ese tiempo solo tuve ojos para estar enfocada en mis estudios, además de que estaba de luto por la perdida de mis padres y no me sentía nada lista para tener novio, aunque quise tenerlo. Pero, por Dios, estaba en un club nocturno, y no creo que este sea el lugar más conveniente para encontrar el amor a estas alturas de la vida, por lo que si se me hacía extraño de quién podría haber sido ese regalo, sin embargo, Olive se encargó de darme la respuesta. — Un ramo de rosas rojas para la mujer más bella y encantadora del club nocturno, pasiones desenfrenadas, con amor, tu admiración secreto: J — dijo Olive, ella había tomado la tarjeta que estaba puesta sobre la cima de las rosas y la había leído con atención y en voz alta — ¿J? ¿Es en serio? ¿Ni siquiera fueron capaces de dejar el nombre completo en la tarjeta para buscarlo y agradecerle por tan bonito detalle? Olive parecía encantada porque yo había recibido ese regalo, pero yo debo ser sincera, no me daba gracia que alguien me haya enviado flores y chocolates de manera anónima, no lo sé, no sé por qué, no, no es que no sea una mujer romántica, simplemente, no entendía aún el porqué alguien había hecho esto, ha de ser una broma. — No entiendo nada, ¿Quién es J? ¿Por qué me ha enviado flores y chocolates al trabajo y no al apartamento? — le pregunté a Olive como si ella fuera a ser la persona indicada para darme la respuesta que necesitaba escuchar. — Tampoco lo sé, pero sé quién puede darnos la respuesta, Christian, el Bartender, él conoce muy bien a todos los clientes del club nocturno, incluso ha trabajado con ellos preparando cócteles para sus fiestas como freelance, él puede decirnos quién es J y por qué te ha mandado este ramo de flores y los chocolates — dijo Olive, emocionada por ir a buscar a Christian, pues desde que ambas nos presentamos a trabajar aquí, ella sintió un crush hacía este chico, que era de nuestra misma edad y que le trataba muy bien, por tanto, ese también era uno de sus apuros por llegar temprano al trabajo, pues ella quería hablar con él un rato antes de que iniciara nuestra jornada y luego no pudiera hacerlo. Pongo los ojos en blanco divertida, por qué yo sé muy bien que ella quería era ir a hablar con Christian más que querer ayudarme en saber quién era mi supuesto admirador secreto. — Muy bien, vamos a donde está tu amorcito — le digo a Olive, divertida, con ganas de burlarme de ella, porque cuando yo sé que le jugaba con esto, ella se sonrojaba y se ponía muy nerviosa. — Ya, no empieces con tus juegos, vamos — dijo Olive intentando aguantarse que estaba poniéndose nerviosa por mi comentario. Me río de ella, cojo el ramo de flores y ella se lleva los chocolates y salimos del vestidor para ir hasta la barra de los bartender, en ella, nada más estaba Christian allí, él era muy guapo, de cuerpo fornido, no muy gordo ni muy delgado, se le notaba hacía ejercicio en sus tiempos libres, tenía el cabello del largo que le llegaba antes de los hombros, era un cabello ondulado, pero siempre lo mantenía también arreglado que se le veía mejor el cabello largo a él que a nosotras que éramos mujeres. Christian estaba en la barra, estaba limpiando con un trapo limpio el interior de un par de copas cocteleras que tenía a su disposición, él estaba allí, luciendo una camiseta manga larga blanca, un pantalón de jean n***o, y unos mocachines negros, su cabello lo traía siempre peinado como yo para el trabajo. Él voltea a mirarnos a Olive y a mí cuando ha sentido nuestra presencia, y ha sonreído de inmediato, más yo sabía que él no me sonreía a mí, él le sonreía a Olive, se notaba de lejos que ambos se gustaban, que no se hayan animado a querer andar todavía es otra cosa. — Buenas noches, señoritas, qué guapas andan hoy — dijo Christian, tan educado como siempre lo estaba, y sin dejar de hacer lo que hacía. — Buenas noches, Christian, ¿Listo para la noche de hoy? — le he preguntado para tomar iniciativa de querer hablar con él, a veces me tocaba hacerlo a mí, por qué aunque Olive y él ya hubieran tenido suficiente tiempo de conocerse por fuera del trabajo entre salidas y chats, Olive aún se ponía muy nerviosa de ella querer hablarle primero. — Sí, lo estoy, es viernes, los viernes es cuando más gente viene al club nocturno, además, es noche de promoción de 2x1, estaré más ocupado que todas las noches — dijo él, y aunque él estaba respondiéndome a mí, yo sabía que su mirada estaba perdida era sobre Olive. No me incomodaba, lo que sí incomodaba era la idea de estar metida en un mal tercio. Le golpeó el codo a Olive con disimulo para ir, ella bajará de las nubes en las que se ha trepado y por fin ella dijera algo. — Cierto, oye Christian, ha Amelia le han enviado un ramo de flores y chocolates, le han dejado una nota diciéndole que es de un admirador secreto, pero no tenemos idea alguna de quién ha sido el que las ha enviado, tú que conoces a todos los clientes, ¿Nos puedes decir quién es el admirador secreto de mi amiga? — dijo Olive. — ¿Me pueden dejar ver la tarjeta? — preguntó él, mientras dejaba de lado la copa que tenía en sus manos para que no se le fuera a caer. — Sí, aquí tienes — le responde Olive, mientras ella le entrega la tarjeta de mi ramo que ella traía en sus manos. Tuve que ser testigo de ese momento más romántico que hubo entre ellos, pues Olive, al haber entregado la tarjeta, sin quererlo, ambos chocaron sus dedos, se acariciaron, y antes de seguir en lo nuestro, ambos se miraron a los ojos con mucho amor y pasión, me sentí muy cursi con ellos dos allí en su momento romántico, no veía la hora en que se acabara pronto. — A ver, ¿Qué tenemos aquí? — dijo Christian cuando tuvo de frente a sus ojos su tarjeta — ¿Ja? Creo que ya sé muy bien de quién se trata. — ¿De verdad? Dinos, ya de quién es — dijo Olive, estaba sorprendida al igual que yo por lo que ha dicho Christian. — Sí, es de Joshua de la Torre, un mexicano que vive aquí en los Estados Unidos, es cliente frecuente del club nocturno, viene todos los viernes, llega siempre a la misma hora; ocho de la noche, le gusta venir a ver a las bailarinas, algunas veces, les paga a una de ellas para que cumplan con un servicio extra, ya saben a qué me refiero, debes tener cuidado Amelia, él es narco, uno de los más pesados de México, es muy peligroso, es capaz de hacer de todo por obtener lo que quiere, y por lo que puedo percibir, él está interesado en ti, es la primera vez que me doy cuenta de que le manda flores y chocolates a una de nuestras empleadas — dijo Christian, hablaba con una seriedad que me puso los pelos de punta. ¿Cómo mierda puede estar un narco siendo mi pretendiente? ¿Ahora qué carajos tengo que hacer para cuidarme de que en un día de estos él no vaya a querer llevarme con él a la fuerza, así ponga resistencia? — ¿Qué? ¿Cómo quieres que yo me cuide de un narco que viene una vez por semana sin falta aquí? — le digo a Christian, estaba perdiendo la paciencia, estaba perdiendo la calma, pues me había espantado demasiado hacerme la idea de lo que él me ha dicho.
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