- María. Reald.
A demás, las tres estábamos conversando: mi madre María Reald, recordaba cosas fragmentadas de su vida, pero su mente, afectada por la enfermedad fue neurológica. Por lo tanto, aun podía ser asombrosamente elocuente sobre ciertas realidades (Dela y Dayana) nos mirábamos con asombro. Después de que, justo la conversación fluía, el Señor Nardo irrumpió en la habitación, saludándonos y dándole a mi madre un beso que parecía más propio de unos adolescentes que de amigos. Lo que sucedió a continuación, sin embargo, tenso el ambiente de una forma inesperada.
Bien sea porque, mi hermana y yo intercambiamos una mirada de confusión. Dela ya me había puesto al tanto de una situación en la que Nardo estaba implicado, y yo podía asimilarlo. Le hice sentir mi molestia, pero él apenas le dio importancia, evadiendo mi mirada y siguiendo con su charla. Su indiferencia era tan palpable que me pregunte que secretos se escondían detrás de su fachada despreocupada.
Acerca de, la hora del almuerzo se acercaba, y la habitación estaba llena de gente. Las visitas comenzaban a las 2:30 p.m., así que insinuamos que era la hora de irnos. Dije que me iba a descansar para volver más tarde y quedarme con mi madre María Reald. En cuanto a, el Señor Nardo con una sonrisa peculiar, me hizo una oferta que, dada mi molestia, me puso en un aprieto.
Luego de, rechazar la oferta de Nardo de llevarme, diciéndole que prefería el transporte, el al verme molesta, no insistió, Salimos junto por el pasillo y fue entonces cuando me soltó una confesión inesperada: me andaba buscando en la farmacia, le habían dicho que una señora con un billete de alta denominación había resuelto el problema y ya se había ido. Su mirada, al relatarlo, hizo que una pieza del rompecabezas encajara de forma inquietante.
A demás de, confirmarle que esa era yo. Y con un breve "chao" me marche. Después de, él se fue a buscar su carro, y mientras yo caminaba, oí la corneta. Pero la imagen de su rostro, sabiendo todo lo que había pasado, me dejo con una pregunta: ¿que tanta culpa tenía el realmente en todo el caos que vivimos?
Púes, crucé la calle, y me senté en la parada. Sumida en mis pensamientos sobre Nardo. Por cierto, un colector grito "centro", me monte y me llevo a la parada de gasolinera. Mientras caminaba hacia la segunda parada, Nardo me volvió a pasar en su carro, me hizo una señal de adiós con el brazo, y yo respondí igual, acelerando el paso. Gracias a dios, paso un carrito me llevo a la casa. Al entrar me encontré con algo totalmente inesperado que me hizo dudar si estaba en el lugar correcto.
Acerca de, todo estaba recogido y limpio, la casa impecable. Domini me dijo que ya tenía almuerzo listo y me pregunto por mamá. En otro orden de cosa, le conté que estaba mucho mejor, que incluso la habíamos bañado y maquillamos. Y a propósito, que le mencione que el señor Nardo había estado allí. La reacción de mi hermano fue un torbellino de emociones, y su siguiente frase revelo una oscura sospecha familiar.
Entonces, no me hables de ese señor, dijo Domini, creemos que tiene algo de culpa, luego con voz grave, me reveló la angustiosa verdad de como encontraron a mi madre. Me conto que, aunque agradecían que Nardo hubiera buscado a Dela, Duncan y el tuvieron que pedir permiso en el trabajo y salir corriendo. Su historia, sin embargo, tenía un detalle aún más perturbador.
Aunque, Dela encontrado a mi madre María Reald, desnuda en la cama cubierta por una sabana. Cuando Nardo llego le pregunto a la vecina Lisa por María Reald, y ella le dijo que había venido, dejo unas cosas y se volvió a ir. La imagen de mi madre en ese estado, la versión de la vecina, pintaban un cuadro confuso y lleno de cabos sueltos sobre los momentos previos a su crisis.
Es decir, Nardo espero en la puerta, y cuando mi madre María Reald, regreso sudorosa de la calle, se metieron en la casa. Bueno, el le conto a Domini que María Reald, dijo que iba a bañarse, se quitó la ropa y luego... cayo en la cama, Nardo la llamo, pero ella no respondía solo lo miraba. Fue en ese instante de desesperación que se le ocurrió una idea que cambiaria el destino de mi madre.
A saber, que Nardo decidió buscar a su hija Dela para que lo ayudara. María no hablaba ni se movía, solo miraba con los ojos de un lado a otro. O sea, la llevaron de emergencia al hospital, donde la atendieron con una velocidad inusual. La situación era critica, y la siguiente llamada de Dela desencadenaría una cadena de favores inesperado.
En una palabra, Dela llamo al esposo Abrahán, contándole todo lo sucedido y que ya estaban el hospital por emergencia. En suma, él le dijo que llamara a su hermana que estaba de guardia haber en que podía ayudarla. La cuñada de mi hermana, tras escuchar la historia, hizo una llamada. Y la respuesta que dio al devolver la llamada garantizó una atención medica que parecía imposible.
En definitiva, la cuñada de mi hermana confirmo que había conseguido que ingresara a mí madre en una cama arriba, para que la atendiera mejor, le dijo a Dela que subiera y la vería allí para indicarle donde estaba. En síntesis, "no pudo entrar" dijo la cuñada al llegar a la habitación, "porque esto es un favor por debajo y hay muchos pacientes abajo que no debe molestarse por tener preferencia" la exclusividad de ese "favor". Dicho de otro modo, hizo que Dela se preguntara que otros compromisos implicaba esa ayuda.
Dicho de otra forma, Dela entendió. La cuñada le dijo "si necesita algo más, me busca o me llamas, yo estaré por aquí porque tengo guardia". Con esa promesa Dela llamo a los muchachos Domini, Duncan y el señor Nardo que todavía estaba allí- para informales que estaba arriba, en una cama, gracias a la ayuda de su cuñada. Les pidió que esperaran en la en la sala de espera, justo debajo de la escalera, hasta las 2:30 pm, la hora de visita. En otros términos, Duncan tuvo una idea que revelaría la magnitud del problema.
Para ilustrar, Duncan decidió llamar a su mujer y pedirle que le trajieran mucho almuerzo para todos, porque "esto era para largo". En otras palabras, Nardo por su parte, dijo que sus familiares lo estaban llamando y que se iría, pero prometió pasar por la noche para ver cómo estaba. Su partida, en medio de la incertidumbre, dejo un pensamiento de que la espera sería más extensa de lo que nadie imaginaba.
Específicamente, Karin llego al hospital con las viandas para que almuerzo. A la hora de la visita todos subieron a la habitación, Karin saludo a Dela y le entrego una vianda, pidiéndole que le compartiera con su mamá. Dela con una mezcla de gratitud y cautela, fue a preguntar a las enfermeras si podía darle de comer a mi madre. La repuesta de los doctores y lo que sucedió fue un pequeño milagro.
Así, las enfermeras preguntaron al doctor a cargo, quien dio el visto bueno. Dela regresó, Para mi entonces, mi madre ya hablaba, aunque poco, Dela le dio de comer, y luego comió ella también, compartiendo un momento de normalidad que contrastaba con los días de angustia. Pero la visita termino a las 3:30 p.m. y partida de Karin, Duncan y Domini hacia la sala de espera dejo a Dela con una poca nueva revelación sobre cómo había conseguido el dinero.
Esto es, a las 4:30 p.m., Dela bajó con un poco de la meditación que le habían