Capítulo 18 - Siguiendo - No es Suerte, no es Inspiración, de un Día, No es.

1300 Words
Como resultado, todo se tejió en una red de independencia. Pero la pregunta persistía: ¿Quién estaba realmente controlando los hilos de esta nueva vida familiar? Ora lloraba, pasando los días en esas cosas, por lo menos el segundo mes me lo pagó, que me sirvieron para los medicamentos de mama María, ya que cada vez que tenía consulta se lo aumentaban o se lo disminuía, igual tenía que mantenerlos para el mes, mi abuela Emilia, se la pasa 4 días con nosotros y los demás se la llevaba mi tía Iris, para que descansara. Seguía con las terapias y los días que el transportista podía, eran menos, y la mayoría me la llevaba en autobús. Ella a veces se quejaba porque tenía que hacer un esfuerzo por subir, pero la mayoría de las veces los colectores siempre nos ayudaban, como eran días menos del transportista decidimos que mejor la llevaba en autobús y ya no utilizar el servio de transporte. Así quedamos y pasaron 2 semanas por lo que empezaron a pasarla por los aparatos de hacer ejercicios que ella hacia emocionada empezaron con 3 y después el masaje con las cremas, que la acostaban en una camilla y le daban muchos masajes en las piernas y brazo los residentes a cargo. La eliminación del transportista, la buseta como la única opción y la creciente familiaridad con los "residentes" que daban masajes, me hizo pensar si el cambio de método era realmente por conveniencia o por una razón más oscura, una que nos exponía a un contacto más directo con el personal del CDI. Sea que venga, los días ella caminaba cada vez mejor, con lo que respecta a las muchachas, Dela me decía que deberían bajar menos y mantenerse arriba. La idea era que pudiera descansar de los niños y ellos alguien con quien quedarse, pero los niños se aburrían con ella, y la manipulaban para bajar ya que le gustaba estar mejor abajo, hasta que un día la llamaron de la panadería y decidió dejar el otro trabajo con los niños y volvieron a quedarse con nosotros. A la otra muchacha la descubrieron que estaba embarazada y la despidieron por lo que le toco quedarse en casa, como se aburría se iba para que nosotros a hablar con mi abuela Emilia o mi madre María, pero mi hermano esta vez dijo que no le iva a dar trabajo porque no le alcanzaba, además ellos estaban mejor con nosotros. La manipulación de los niños, la inesperada llamada de la panadería y el despido por embarazo, todo se conjuró en una serie de eventos que parecía casuales, pero que, en mi mente, estaban empezando a formar un patrón inquietante. No estaré contigo, para terminar la conversación y lo dejamos hasta aquí, así que la muchacha conversaba con mi abuela Emilia y se la ganaba, total se la pasaba más tiempo la casa, tanto que empezó hablar mal de la compañera de habitación y otras cosas de sus familiares. Empezamos a creerle sobre todo mi mama María y abuela Emilia. Por eso, a veces esperábamos por el pago del alquiler. Ellas decían que le diéramos tiempo, pero nunca quedaron mal con el pago. Hasta que un día dijeron que iva a regresar porque la muchacha iva a dar a luz y sus familiares ya estaba de acuerdo, diciendo que salían en la madrugada y nos dejaban la llave en el porche. La manipulación de la abuela Emilia, la traición de la compañera de habitación y la creencia de mi madre María en las mentiras, me dejaron una sensación de desconfianza profunda. ¿Era solo chismorreo, o esa muchacha, con su lengua afilada y su habilidad para ganarse la confianza, estaba sembrando semilla de la discordia en mi propia casa para lograr un objetivo oculto? "La verdad cruda y dolorosa se desnuda ante mí, en un susurro apenas audible, revelando que el mayor peligro no vendría de los extraños, si no de aquellos en quienes depositamos nuestra confianza más profunda. Y lo que es peor la persona que creí, conocer mejor era la que guardaba el secreto más oscuro qué todos. Pero en el fondo de sus ojos más allá del miedo y la desesperación, vi un destello de algo más: un patrón, un símbolo qué, hasta ese momento había pasado desapercibido. y de repente todo en cajo. La caja, el hospital, los viernes...La verdad no estaba oculta, si no grabada a la vista, esperando a que alguien tuviera el valor de leerla. A continuación, llego el día. La madrugada empezó lloviendo fuertemente y tormentosamente, que no se podía escuchar nada, así que no nos despertamos. Se hizo de día. Las primeras que se paraban eran mi mama María y la abuela Emilia, fueron a la cocina a preparar el café y el desayuno ya que por lo general les gusta desayunar temprano. Desde entonces, me desperté un ruido. Revise la cama y no estaban. Me levanté y fui a la cocina, y las consiguen ya cepilladas bañada y tomando café. Por lo que me fui a cepillar para venir a tomar café. Mientras conversábamos, me acordé de las muchachas. Como todo había amanecido mojado, me fui al porche. Allí vi la llave en el suelo, me regresé y les mostré la llave, mi mama María dijo: "ve a ver como dejaron eso". La tormenta, el silencio y la llave en el suelo, todo apuntaba a una partida apresurada, pero lo que encontraría después superaría cualquier expectativa. Para concluir, salí a ver coloque la llave al porto y funciono. Entre, luego revisé todo, recogí la basura del patio que habían dejado. Cuando voy a abrir el escaparate de mi madre María, ya que había dejado unas cosas allí, resultó que se habían llevado un saco de ropa que tenía mi madre María, con vestidos, zapatos, ropa de niña, niño y una bolsa de ropa con zapato de bebe que mi sobrina Yhoa había dejado porque ya no le quedaba a Zhoela. yo me impresioné porque mi madre María lo iba a donar para el campo, bueno, menos sus vestidos que era de uso personal. Lo más extraño es que la puerta del escaparate estaba con llave y no se veía forzada, y no sabíamos en qué momento la sacaron, ya que se la pasaban en casa la mayor parte del tiempo. Después, de dirigir la mala situación, estaba buscando la manera de decirle a mi madre María. A partir de, un ruido que oigo que decía" buenas", me asome y era mi hermana Dela. "Gracias a Dios que estas por aquí", le dije. "Estamos en problemas, se le llevaron las cosas a mi madre María y ahora, ¿Como decirle sin que le de algo o le suba la tensión?, pero hay que informarle ante que esto se ponga peor". Después, mi hermana decidió decirle ella, ya que era la responsable de haberlas traído y yo también debía estar porque acepte. Así que, tomamos fuerza cerramos la habitación, nos dirijamos a la casa. Ella saludo a mi abuela Emilia y mi madre María, antes de decirle que le teníamos una mala noticia. Como la vio tranquila se lo contó a su forma, un poco calmada, y para qué fue eso: mi madre María, no le dio nada peligroso de salud, pero agarro una molestia con nosotras que no echó la culpa por la situación. La culpa de madre María, tan directa y sin reservas, me hizo pensar en la verdadera razón detrás de su ira. ¿Era solo por el robo, o la acusación de tener "lo que él le quito" aún resonaba en su mente, convirtiendo este incidente en una confirmación de sus sospechas? Para empezar, pasaron los días, ya era menos el detalle de la situación. Poco a poco
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