ELLA
Sueño con aquel momento todas las noches en el mismo hospital, la escucho cantar la misma canción y con el mismo cielo estrellado, ella me llama para decirme lo mucho que me ama y lo orgullosa que está de mi, luego llama a mi padre, pero esa parte no la escucho estoy demasiado concentrado en ver el monitor que mide sus pulsaciones, por alguna razón aquel te amo se sintió como una despedida, una despedida que jamás podré olvidar.
Pasaron tres años de aquel suceso, desperté a las siete de la mañana, mi padre estaba abajo preparando el desayuno, aunque simplemente sea café y tostadas, él se siente orgulloso de hacerlo todas las mañanas, porque siempre le digo que es delicioso. Me estoy preparando para ir a la secundaria y mi padre se prepara para ir a su trabajo, bajo las escaleras y lo veo con su uniforme de comisario y leyendo algunos documentos.
-Buenos días- Digo sin mirarlo y sentándome en la otra punta de la mesa
-Buenos días hijo.
Toc, toc… Tocan la puerta y se perfectamente quien es
-¡Pasa Alan!- Grita mi padre al parecer ambos ya lo sabíamos
La puerta se abre, -Buenos días señor Gómez, Erick te ves bien, ¿Listo para el primer día en quinto año?- Dijo Alan sonriente como cada mañana
-¿Irán juntos a la escuela?- Pregunta el señor Gómez
-Si, como siempre señor, no se preocupe yo cuido a su niño.
-Alan vamos- Dije para dejar de escucharlo
-Bien señor, nos veremos más tarde que tenga un buen día en el trabajo.
-Adiós Alan, hijo no lo olvides, si te molestan, golpéalos.
Cerré la puerta y me preparé para escuchar a los verdaderos pensamientos de Alan
-Tu padre no ha cambiado, ¿Qué estaba leyendo?
-Algunos documentos de criminales, ya sabes para conocer mejor la actitud de psicópatas o asesinos.
-Erick no pasa ni mierda en este pueblo, es una porquería, es increíble que tú padre pierda el tiempo con esas estupideces.
-Déjalo soñar, también está aburrido, ser policía es una porquería si todos respetan la ley.
-¿Sabes que es peor?
-¿Qué?
-Ir a la escuela, eso sí es una mierda.
-No lo se.
-¿De que hablas?
-El año pasado te vi mirando a Leila en los recesos y las clases, parecías más estúpido de lo normal.
-Cállate.
Miré el cielo y cubrí el sol con mi mano, -Hoy hace mucho calor.
-Si, otra porquería en mi vida.
Al llegar al colegio, vimos a Leila, Luis y Marcos estaban en la entrada esperando.
-¿Leila que tiempo de día nos espera hoy?- Preguntó Alan
-Las cartas de hoy decían que uno de nosotros tendría una sorpresa- Leila sonrió alegremente, mientras Alan la miraba y sus mejillas se sonrojaban
-Se nota que hace calor- Dije Codeándolo
-Jódete Erick- Alan miró a los demás quienes solo se burlaban, -Jódance todos- Suspiró y miró a la vidriera de los trofeos, -Marcos, ¿Crees que esté año ganaremos el trofeo?, ya deberíamos cambiar esa porquería vieja- Dijo Alan apuntando el viejo trofeo de futbol de la escuela
-Amigo respeta, es el primer trofeo que ganó la escuela- Contestó Marcos, nos acercamos a la vidriera con los pocos trofeos y medallas de deporte en el
-Ese trofeo es viejo- Comentó Luis, comenzó a reír y señalando la esquina, estaba tan jodido que alguien pintó la esquina de dorado para que nadie se diera cuenta que la pintura se cayó y que le falta una pequeña parte
-Ganaré el trofeo este año y lo pondrán en esta vidriera- Marcos tenía una enorme sonrisa en su rostro, no podíamos contradecirlo es el mejor deportista de la escuela
Al mirar los corredores la volví a ver, después de cuatro meses de vacaciones al pasar de año. A pesar de ser un pueblo pequeño, no la vi en esos meses, tal vez es porque yo no salgo mucho o es ella quien no sale, Mía Díaz, ella si que era un misterio para mí y aún lo es. -¿Alguien sabe algo de Mía?- Pregunté esperando que me dieran información que no supiera de ella
-Bueno, no habla mucho en la clase de tejido- Dijo Leila, -Pero es muy dulce, me ayudó a tejer un bonito suéter.
-Es rara, siempre usa esos suéteres de diferentes colores, hasta cuando hace calor los usa- Dijo Luis -No se acerca nadie.
-No todos podemos estar a la moda como tú Luis, deja de juzgar a los demás- Marcos miró a Mía, -Ella es inteligente, pero evita hacer grupos al parecer le gusta trabajar sola, le gusta usar suéteres porque los hace ella, eso no significa que sea rara.
-¿Cómo lo sabes?- Preguntó Alan
-Ellos viven cerca de mi casa, en las vacaciones mantuve mi beca deportiva, gracias a qué Mía me ayudó a subir mis notas- Contestó Marcos
-¿Por qué no me pediste ayuda?- Preguntó Luis riendo, -Solo tenías que rogarme.
-Exactamente por eso no lo hice, idiota- Dijo Marcos frunciendo el ceño
-Así que Mía Díaz es una rata de biblioteca- Alan sonrió
En ese momento llegó Julieta, quien abrazó por detrás a Marcos, -¿De qué hablan?- Preguntó sonriendo
-De lo rara que es Mía- Contestó Luis
-Ella no es rara- Reclamó Marcos, apartando a Julieta
-Bueno, yo escuché un rumor- Dijo Julieta mirando sus uñas
Siempre me causó curiosidad nuestro grupo, tenemos un idiota molesto llamado Alan, nuestra propia bruja Leila, la modelo engreída de Julieta, el atractivo deportista ricachón de Marcos, el intelectual chupa medias de Luis y yo, el neutral que nunca hace nada, -¿Qué rumor?- Pregunté curioso
-Su madre nuca está, quien sabe de que trabaja y su padre tampoco, según dicen el las abandonó porque Julia no parece ser hija de él, aunque siempre ven a su horrible hermano mayor en la entrada del pueblo, dicen que les roba a los turistas- Julieta nos miró con una sonrisa, -Al parecer dejan entrar a cualquiera a esta escuela.
-Su familia es muy pobre, su madre es enfermera y toma turnos dobles, a veces duerme en el hospital, de su padre nadie sabe, pero no creo que eso sea cierto, su hermano tiene su taller cerca de la entrada del pueblo, es la mejor ubicación porque la entrada del pueblo la calle principal de las personas que viajan y el es el primer mecánico de autos en toparse con ellos, las personas del pueblo dicen que casi siempre esta allí y trabaja bien- Dijo Leila, parecía estar enojada con aquel rumor
-No hay que creer todo lo que dicen, rumores como ese solo lo inventan idiotas- Dijo Marcos, miró de una forma desagradable a Julieta, pero me sorprendió, ella solo desvío la mirada avergonzada, es difícil hacerla sentir mal, pero Marcos siempre la hace sentir mal cuando dice cosas como esa
-¿Nos dijo idiotas?- Pregunté mirando a Alan, él solo levantó los hombros sin saber que contestar, así que solo reímos
-Si creen en un rumor tan absurdo como ese, si, son idiotas- Dijo Leila
-La molestan por usar esos suéteres- Dijo Luis, -También por ser la más inteligente y porque siempre está sola.
-Carajo, la molestan por todo, eso explica porque nadie le habla- Dijo Alan la miró por un momento, -Tal vez podemos incluirla.
-Si hablo con ella, la invitaré para que pase el receso con nosotros- Lo dije sin pensar, solo la miré y me sentí mal por ella
-¿Te gusta la rara?- Preguntó Julia burlándose
-Me da curiosidad, lleva unos tres años en esta escuela y es nuestra compañera, pero jamás la vi hablar con otras personas, ni siquiera yo le he hablado, Marcos es el único que la conoce un poco.
-Si le gusta a Erick, no deberías búrlate Julia- Dijo Leila golpeando su brazo
-Si Julia, no deberías burlarte- Contesté riendo, -Nunca se sabe si a ti te gusta alguien que todos conocemos.
Julia frunció el ceño, pero ignoró los comentarios, -¿Vas a invitarla, solo porque te gusta?- Preguntó irritada Julieta
-Hasta lo que recuerdo, tu te uniste a nuestro grupo el año pasado, aunque no todos sepan el porqué- Alan miró a Marcos, quien estaba sacando los libros en su casillero, Julieta miró a un lado evitando verlo
Aquella mañana no le saqué los ojos de encima a Mía, parecía tranquila y obediente, la única de todos que no hablaba o arrojaba papeles, esa mañana ella se sentó en el fondo de aquel salón como el año pasado y evitó a todos. La profesora Luz de psicología comenzó a tomar asistencia, mientras Alan golpeaba mi brazo, lo ignoré hasta que empeoró, comenzó a golpearme más fuerte
-¿Qué carajos quieres?- Estaba irritado y el solo sonreía
-Escucha, Leila está sola y quiero sentarme con ella.
-¿Me estás dejando por Leila?
-Cariño te lo compensare lo prometo, pero déjame estar con ella, al menos en la primera hora.
Miré irritado a Alan, pero luego recordé que Mía estaba sola, podía ser una oportunidad, -¿Fingimos pelear?- Pregunté
Alan sonrió, -Amo actuar, ¿Quién inicia?
-Hazlo tú.
Alan cerro los ojos, suele hacerlo cuando se imagina una escena y luego viene el show
-¡Mierda como odio escucharte hablar tantas estupideces!
Fruncí el ceño y lo miré, -¡Jódete! Ni siquiera te soporto.
-¡Entonces lárgate!
-¡Ustedes dos!, sepárense ahora- Dijo la profesora Luz enojada
-Claro que me iré imbécil de mierda, no soporto estar sentado al lado de alguien que no se baña, parece que se te pudrió el culo idiota.
La expresión de Alan cambió, parecía estar avergonzado, -Erick eso no idiota- Susurró Alan mirando a Leila a cada segundo
-Lo lamento, me dejé llevar- Susurré con una sonrisa mientras tomaba mis cosas y me dirigía a lo más profundo del salón
-¿Quieres sentarte aquí?- Preguntó Alan nervioso a Leila, -Y solo para que lo sepas lo del olor es mentira, yo si me baño.
Leila comenzó a reír, -Lo se, ambos actúan muy mal y apropósito ¿Porque fingieron pelear?
-Mierda- Pensó Alan, miró a Erick
Erick:
Miré a Mía y le sonreí aunque ella desvío la mirada, caminé hacia el pupitre a su lado, -¿Esta libre?- Pregunté mirándola
-Si no te molesta sentarte atrás de todo- Contestó Mia
-No, claro que no- Arrojé todas mis cosas y me senté a su lado, noté su suéter lila, -Veo que te gustan mucho los suéteres.
-Digamos que si.
-¿Digamos?
Ella tomó rápidamente su carpeta y birome, -No importa.
-Bueno- Tomé mis cosas al igual que ella, solo recuerdo que escuchaba a la profesora y a varios compañeros, pero ella no emitió ni una sola palabra, hasta que la profesora hablo de un tema que llamó bastante mi atención, tal vez porque Mía fue la única que contestó.
-La frase más famosa de Friedrich Nietzsche es “Lo que no te mata te hace más fuerte”. ¿Alguien sabe por qué? - Preguntó la profesora, recuerdo bostezar del aburrimiento, hasta que la escuché