Introducción: El comienzo
Hoy les escribiré mi historia de amor, la verdad no tengo idea de porque tengo ganas de escribir sobre mis amores, posiblemente porqué hoy lo volví a sentir...
Mi primer amor fue un chico que conocí desde la secundaria, lo había visto por el vecindario pero nunca había interactuado con él, mis padres se hablaban muy bien...bueno antes de que mis padres se divorciaran.
¡Ahhh! Es tan difícil escribir, hay muchas cosas que siento que debo explicar para que puedan entender la historia completa, pero bueno empecemos.
Viví en un vecindario cerca de un puerto, es algo grande pero solo en pocas calles puede pasar un carro; está sobre una colina, hay escaleras para bajar a la zona comercial y al puerto, generalmente en diciembre es cuando llegan muchos turistas a la zona.
Mi madre tiene un local de verduras y frutas pero no cerca del puerto, en sí, tengo que subir y bajar toda la colina para llegar a casa; mi padre es un entrenador muy reconocido, cuando era niña ví a su equipo de baseball ganar la nacional y fue la razón de que mis padres se divorciaran. Tenía apenas 7 años pero entendía las razones de ambos; decidí quedarme con mi madre, ella necesitaba que la ayudara con el negocio y la verdad si iba con mi papá iba a estar sola la mayor parte del día y que mejor estar sola en el lugar que conozco y me conocen, para sentirme segura.
A los 12 años entre a la secundaria, desde la bienvenida y el recorrido de la escuela; que por cierto quedaba a una hora en bici de mi casa, me enamore de las instalaciones pero sobre todo del gimnasio y desde el día uno como estudiante; después de clases, me dirigí al gimnasio y ví al equipo de baloncesto, por mi padre me gusta el baseball, pero el sonido del balón sobre el piso de madera me fascinó. Me inscribí en la lista para poder entrenar, me preocupe un poco de que mi madre se entristeciera y todo el camino de regreso fuí pensando en como decirle. Le dije que entre en un club pero no especifiqué cuál, lo acepto bien e incluso me daba una porción más de fruta para poder rendir en mis clases. Al segundo día descubrí que era la única chica, algunos chicos se rieron de mi pero el entrenador los callo.
Después del tercer día, él estaba ahí, era alto, delgado, tenía cabello semi largo, se notaba un tatuaje que se asomaba en su cuello semi tapado con maquillaje, todos murmuraban al verlo, parecía ser muy famoso pero yo no sabía ni su nombre. Entrenamos juntos, había unos ejercicios que teníamos que hacerlos en pareja y él fue la mía, éramos los chicos raros y de los que se burlaban. Ese día al salir de las regaderas él seguía entrenando, me senté para acomodar mi mochila y lo observé detenidamente por un minuto ya que mi alarma sonó y corrí lo más rápido para alcanzar el autobús de las 7.
Ese día cuando llegue a casa, ví a mi madre llorando en el sofá; sentí que el tiempo se detuvo por un tiempo largo, tratando de encontrar las palabras correctas para saber todo sin hacerle llorar más. Mi madre dió la noticia de que mi padre vendría el fin de semana, que solo cenará el viernes con nosotros y posiblemente se vaya enseguida; todas mis suposiciones se redujeron a una y preferí no decir nada. Me sentí culpable por esconderle mi deseo de jugar basquetbol, pensé en que mi padre ya le había hecho tanto daño como para yo hacerle perder la confianza en mi; me dirigí a su cuarto y la abrace, ella sabía todo...me dijo que ya me había retenido en sus brazos por mucho tiempo y que ya era hora de empezar a soñar con mis propios deseos y es así como comenzo todo.
( Cierra la libreta y se voltea para quedar viendo el techo de su habitación)
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Al día siguiente, antes de llegar a la escuela pase a la tienda que está cerca de la parada del autobús, compré una congelada para ponerla en mis ojos que seguramente seguían hinchados por llorar con mi madre. Cuando llegue mi vecina me saludo para después regañarme por dejarla esperando sola el autobús y preguntándome cómo le había hecho para llegar tan rápido. Ella se llama Vanessa, es mi vecina y la única que conozco de todos los que están en el salón; almuerzo con ella y sus amigas, solo las escucho mientras como, hablan de moda, chicos y de otras chicas. Las clases eran buenas, lo suficiente para no pensar en que no tenía amigos para los proyectos, al final termine hablando con los profesores para que pudiera hacerlos sola.
El día jueves mi amiga enfermo y no asistió, así que sus amigas no me hablaron para almorzar con ellas, me quedé en el salón y también me enteré a tiempo que el profesor de física no daría clase. Faltaba menos de media hora para que terminara la hora del almuerzo y decidí salir a caminar por todo el edificio, a lo lejos veía al chico que me molestaba más en baloncesto, así que abrí una puerta para que no me viera, al dar la vuelta me encontré con la biblioteca, estaba tan sola y tranquila, no había nadie en recepción así que camine entre los estantes, hay un carrito dónde ponen los libros que estaban usando para después la encargada los acomodara nuevamente, entre esos libros ví uno que llamo mi atención, lo tome y ví el separador más bonito que había visto en mi vida, brillaba un poco por el plástico que lo cubría; leí una nota y después la página, me interese por leer el libro de poesía y versos, realmente era sobre filósofos científicos y filósofos en letras.
No tome en cuenta el tiempo que me quedé en la biblioteca hasta que escuche un ruido al fondo de los últimos estantes, camine y al voltear él estaba ahí, sentado en el piso, el libro tirado y abierto, su cabeza recargada en la repisa del estante. Levanté el libro y él despertó, solo se puso de pie y me arrebato el libro para ponerlo en su lugar.